Post frontera. (l)

A manera de introducción.
Los seres humanos canalizamos de distinta forma los acontecimientos que cambian el rumbo de nuestras vidas, el caso de la depresión pos frontera que la mayoría de indocumentados vivimos no es la excepción.
Generalmente preferimos no hablar de lo que vivimos cuando cruzamos el borde fronterizo y si lo hacemos es con pinceladas que sabemos que no van a herir a nuestros seres queridos, lo amargo nos lo tragamos en soledad y es ahí cuando se nos convierte en hiel y nos envenena cada poro del cuerpo.
¿Llegar diciendo qué? ¿Contando historias de qué? Si suficiente con que estamos vivos y que logramos llegar al otro lado. Éste otro lado que para nada es lo que nos contaron porque en eso también nos mintieron sea por hablar de inexistencias o por omitir realidades, incuestionablemente por amor, por añoranza, por culpa, por soledad cuando se trata de familiares, amor de pareja, amistades entrañables. Eso hace que la depresión sea más profunda porque nos sentimos burlados y engañados estando aquí nos llega la conciencia de que lo arriesgamos todo por nada; pero por orgullo, amor, -¿Qué es el amor en tales circunstancias?- necesidad y desconsuelo nos vamos quedando y el retorno en la mayoría de casos es tan solo una ilusión que un día existió y se esfumó con el paso del tiempo. Nos convertimos en hojas secas que el viento de otoño arrastra hacia ningún lugar. ¿Comodidad? ¿Progreso económico? No, eso no existe para un indocumentado que vive entre las sombras de los rascacielos y la xenofobia, en esa penumbra perenne de la clandestinidad.
No es lo mismo llegar sentadito en un avión y que se venza la visa o el permiso de estadía y que por esas razones un individuo quede en calidad de indocumentado, ésta persona no tiene traumas de frontera porque no arriesgó su vida intentando llegar a esa meca que durante décadas ha sido la más ansiada por millones de personas.
La frontera marca la vida de quien la sobrevive, desgraciadamente se trata de sobrevivirla porque el migrante indocumentado pierde sus derechos humanos y queda indefenso para ser presa fácil de policías, grupos delictivos, autoridades migratorias, estatales, gubernamentales que hacen con el clandestino lo que mejor les convenga: trata de personas con fines de explotación laboral, sexual y el tráfico de órganos. Ha llegado a ser tan rentable el secuestro que una vez utilizados los migrantes nunca aparecen y tampoco sus cuerpos, grandes hornos hay en Estados fronterizos donde los incineran para no dejar rastro alguno o van a dar a las fosas clandestinas habidas y por haber.
Esto beneficia a crimen organizado y a autoridades por igual. Somos le botín. Hablando propiamente de México pero cada país tiene su propia averno para las personas que se atrevan a transitarlo sin documentación. Y no hablo solamente del continente americano porque la migración indocumentada está obligando a miles a tomar la decisión de morir en el intento. Si pudiera hablar la Valla de Melilla, el desierto del Sáhara, el mar de Sicilia, el río Masacre –Dajabón-.
Parte de que no se sepa qué sucede en la frontera es que quienes la cruzamos no deseamos hablar de lo que vivimos en el camino, las razones son muchas y vienen arrastrando el lastre del qué dirán: si es mujer y se le violó tiene miedo de que la rechacen y si es hombre abusado el silencio es sepulcral, ¿qué varón va a contar que lo abusaron sexualmente? Es perder su hombría ante la sociedad y son más rechazados que las mujeres. Esto los obliga a quedarse en silencio, de por vida la mayoría. Están los llenos de odio desean que otros también vivan lo que les tocó a ellos y se inventan entonces esas historias de caminos alfombrados por donde pasa el migrante sin documentos. Hablar la realidad cruda de lo que es viajar sin documentos hacia Estados Unidos es cosa de muy pocas personas.
A lo largo de los años yo he perdido muchas amistades entrañables que me han buscado para que los reciba en el país porque desean viajar sin documentos y tajantemente les he dicho que no y prefiero que jamás me vuelvan a dirigir la palabra a saber que murieron en la frontera no me lo perdonaría nunca; eso me ha creado fama de arrogante, de que se me subió el dinero estadounidense, de que como ya estoy aquí no quiero que otros también progresen, por el contrario es por amor que me niego a abrirles las puertas a su intento de suicidio fronterizo. Pero el amor a la humanidad es incomprendido, tan rechazado que nos ha llevado a estos niveles donde la vida no vale nada.
¿Qué sucede con la depresión post frontera? ¿Qué pasa en la mente de quien acaba de llegar al país de residencia y se encuentra con que fue estafado? ¿Qué hacer, cómo manejar la desilusión? Nos amurallamos por dentro y nuestra zona la circulamos con el silencio, cerramos las puertas a toda forma de expresión y es ahí cuando saltamos al abismo sin fondo del que muy pocos logramos salir no sin las heridas de la caída y de la ascenso.
Vienen los vicios, las extravagancias, esos trastornos migratorios que nadie más entiende solo quien ha vivido la frontera en carne propia. Por si fuera poco nos encontramos con que el idioma es distinto y que en cualquier momento nos pueden deportar porque nuestro aspecto latinoamericano nos delata. No es lo mismo ser un indocumentado asiático, europeo, africano y latinoamericano; nosotros somos lo más bajo de la raza humana en ojos de quien respira xenofobia: no tenemos el nivel educativo, el porte, los modales y nos convertimos en una plaga que quieren exterminar con las deportaciones masivas. Somos nosotros latinoamericanos los de la mano de obra más barata. Nosotros que llevamos las espaldas mojadas, las cicatrices de los alambres de púas en nuestra piel y el alma hecha añicos.
Cómo manejar la depresión para que no nos consuma, si llegando a este país nos recibe la explotación laboral, la ansiedad y la angustia, el delirio de persecución de saber que sin documentos que nos acrediten la estadía legal en el país la deportación es segura. Y es que en el andar migrante dos cosas hay seguras: la deportación y la muerte, nada más. En el país de origen decimos: no hay problema yo sé cómo lidiar con eso, allá veo cómo le hago pero, ya estando fuera de la zona de confort la vulnerabilidad emocional es traicionera, la mayoría perdemos el control de nuestras vidas.
Llegamos con los traumas de frontera y nos recibe la incertidumbre de tener que vivir escapando cada vez que aparece en el panorama un policía, aprender a controlar la desesperación y el pánico toma años. No nos da tiempo de poder procesar lo que vivimos en el país de traslado porque en el país de llegada y posteriormente de residencia nos encontramos con que estamos en absoluta vulnerabilidad. ¿Cómo se esconde de la policía española un africano de piel oscura? ¿En república Dominicana un haitiano que no habla español? ¿En Italia una africana sahariana?
¿Qué hay en el país de llegada? ¿Cómo es la ansiada meca? ¿Es una cumbre o un abismo? ¿Qué es el Síndrome de Ulises? No en teoría de libro de universidad, qué es en la piel de un migrante clandestino.
En mí piel, en Ilka Ibonette Oliva Corado, ¿cómo fue el país de llegada? ¿Cómo es el país de residencia?
Continúa.
Ilka Oliva Corado.
Mayo 02 de 2014.
Estados Unidos.

6 comentarios

  1. «…No es lo mismo llegar sentadito en un avión y que se venza la visa o el permiso de estadía y que por esas razones un individuo quede en calidad de indocumentado, ésta persona no tiene traumas de frontera porque no arriesgó su vida intentando llegar a esa meca que durante décadas ha sido la más ansiada por millones de personas…»
    Dejame decirte que este comentario en particular resulta molesto por lo injusto de tu generalizacion y por el dejo descalificatorio del drama no menos acuciante de quienes vinimos literalmente huyendo de situaciones no menos desesperantes y traumaticas y hasta aun mas graves que quienes entraron y entran a pie a traves de la frontera, y que no vienen «sentaditos» en un avion como tu afirmas casi despectivamente -y por contraste- al infierno de quienes lo hacen a pie y sin documentos de ninguna naturaleza a traves de la frontera, y que te lleva a concluir con ligereza que los primeros «no tienen traumas de frontera» . Muy lejos de la verdad a mi juicio . Voy al punto. Para quienes viven a decenas de miles de kilometros, es casi una obviedad que el unico medio para alcanzar cualquier punto de entrada a los Estados Unidos es abrumadoramente- por via aerea.en todo el trayecto. Cualquier latinoamericano de acento rioplatense (Argentina, Uruguay y Chile, por citar los ejemplos mas emblematicos) que lo intentara por alguna «via alternativa» seria inmediatamente detectado por las «autoridades» y o por otras bandas de delincuentes que solan al pais que funge de «pre-filtro» del Homeland Security Estadounidense (Mexico, para mas datos) y con toda probabilidad ni siquiera llegaria a aproximarse a los puntos de cruce acostumbrados sin sufrir igual o peor destino que el resto de los latinoamericanos candidatos a indocumentados. Por otra parte, tener visa o permiso temporal de entrada a los EUA no significa en forma alguna que tu estatus migratorio sea «mejor» que el del resto de los indocumentados. Aparte de tus habilidades para sobreponerte a la caida en el abismo que representan los primeros tiempos de tu llegada, las posibilidades de ser detectado y detenido por cualquier causa por los agentes de inmigracion o por la policia dependera casi exclusivamente de tu perfil racial, sin descontar, por supuesto, las imprevisibles cuestiones del azar. Por otra parte, los «traumas de frontera» no se reducen al conjunto de vejamenes y calamidades que se padecen puntualmente en los cruces respectivos sino tambien y principalmente por la extrema vulnerabilidad de caer y quedar atrapados, al tiempo que semidesnudos y desarmados, en medio de la jungla. En mi caso personal, tras una escala en Miami, vole a Los Angeles luego de una travesia que insumio 22 horas de viaje en total. El caso es que no habia NADIE esperandome en ninguna parte de los benditos EEUU, en el primer viaje de mi vida a ese pais. Con el poco dinero que tenia y traje de mi pais de origen tuve que hubicarme como pude, durmiendo a escondidas en autobuses y estacionamientos y buscando trabajo, literalmente, desde el primer dia en que llegue alli. Anduve con «mucha suerte» y a los pocos dias logre conseguir trabajo en un taller de reparaciones de electrodomesticos (actividad de la que yo vivia en mi pais hasta que «llego» el tsunami neoliberal que se intensifico hasta lo insoportable hacia finales de los noventa y principios del 2000) El dueño del taller de reparaciones era un Salvadoreño que llevaba viviendo decenios en «el pais de las oportunidades». Y por lo visto SI le llovian las «oportunidades» , en especial la de tener trabajadores calificados por la paga de una fraccion de la que recibia un principante «legal»: Hasta doce horas de trabajo diario a 200 dolares semanales (= 40 dolares al dia) mas el «alojamiento» -con cama incluido- (una de las mesas del taller) y excusado (restroom) sin agua caliente ni ducha… Corria el mes de Diciembre del 2001, pleno invierno y que se sumaba al «clima» apocaliptico reinante tras el «evento» del 9/11… Sin hablar el idioma y con un trabajo «estable» al que estaba -de alguna manera- familiarizado era como ser el unico sobreviviente de la caida de un avion en el oceano, mas o menos. Asi, durmiendo sobre una mesa y comiendo una hamburguesa al dia pase los siguientes nueve meses. Los Sabados y Domingos iba a trabajar de ayudante en una empresa de mudanzas, a veces, hasta diez y doce horas diarias entre tiempos de cargas, esperas, traslados y descargas de mercancias y mobiliario..
    Luego «mejoro» mi situaicon de alojamiento al irme a vivir de «arrimado» compartiendo el apartamento con una señora diez años mayor que yo. Por cierto, tambien tuve que hacer de «marido» . Si me hubiera rentado una pieza adonde poder vivir yo solo, mis hijas y mi ex-mujer enferma de su columna casi hasta la paralisis y que ademas vivian en medio de la nada en otra galaxia, como ya explique antes, hubieran terminado en la calle o medio muertas de hambre y casi con seguridad tan o mas prostituidas que yo. La «alternativa» que yo vislumbraba y me martirizaba no me dejaba eleccion.
    Volviendo al principio, los ultimos 1800 dolares que me quedaron tras el naufragio y que traje para parecer «turista» por los QUINCE DIAS de supuesta estadia que rigurosamente estaban establecidos en mi billete de regreso en Amercian Airlines, para mas «verificacion» y en apoyo de mi «solemne» declaracion ante las autoridades de inmigracion, los envie de regreso al dia siguiente a mi familia y por todo sustento hasta que yo pudiera enviarles mi primera remesa. Mi mujer e hijas habian quedado pendiendo de una hebra de telaraña sobre el infierno y dadas las circunstancias, en otra galaxia y a la espera de lo que yo pudiera enviarles en algun futuro si sobrevivia el intento. En mi pais de origen ni yo ni mi (ya) ex-mujer ni mis tres hijos tienen familiares de contingencia a los que recurrir en caso alguno. Los oli-garcas gobernantes de mi pais en ese momento estaban felices y euforicos de «exportar» desocupados a granel y cobrar por los «tramites» en cada una de las etapas para la obtencion del pasaporte y, de paso, por la eliminacion simultanea y expedita de un potencial disidente politico.
    Llevo catorce años (mal) viviendo en los EEUU, Siento, con cada dia que pasa, que he muerto miles veces y que he vuelvo a despertar otras tantas en una interminable pesadilla pero con mas de cincuenta y pico de años a cuesta, sintiendome mas viejo y cansado que cuando llegue , pues en «mi» pais de origen se es «viejo» y ya no te consideran para ningun empleo si tienes mas de treinta y pico. Estar sobre-calificado en conocimiento y experiencia es, tambien, otra contraproducente condicion ante los avariciosos ojos de los explotadores que buscan mano de obra docil y barata. La unica salida es ser un ilustre precario «independiente», que ellos denominan «Pequeño Empresario» para que no quedemos excentos de impuestos . Entonces, de «volver atras», de regreso a un pais sin entorno familiar y subyugado por una casta elitista y un pueblo abatido y resignado a vivir en la pobreza bajo el dominio del despotismo ilustrado y embadurnado de «modernidad» , ni pensarlo. Los paises vecinos estaban en similar o peor situacion. La unicas salidas viables, aunque casi imposibles de acceder, pasaban por los aeropuertos.
    Mis Hijas de cuatro y trece años al momento de mi partida, hoy tienen 17 y 27 años respectivamente. Solamente las he visto UNA vez, durante una fugaz «visita» de tres semanas en el año 2008. Huelga comentar el costo en especie y lo que tuve que hacer para lograrlo, pero los terminos «prostitucion forzosa» y «verguenza propia y ajena» es lo que se me viene a la cabeza cada vez pienso en ello.
    Si alguien se pregunta por que como inmigrantes -documentados o no- muchos soportamos hasta lo indecible en esta tierra de extranjeros matratadores y malratados y de gobernantes enfermos de avaricia, es porque aqui (a los EUA) es a donde vienen a parar las riquezas malhabidas de la explotacion salvaje al resto de los paises del mal llamado «Tercer Mundo» que deja un tendal de miseria y «viviendo» como verdaderos parias y extranjeros a los que somos nativos de esos pueblos. Venimos, pues, como las abejas que «vuelan» detras de la miel que unos despiadados y mezquinos «apicultores» les roban.
    No, no venimos «sentaditos» en el mullido asiento de un avion porque es mas comodo, sino porque es la unica salida practica que parece «racional» utilizar cuando todos los caminos se cierran ante tus narices tras decenios de ninguneo, de desesperanza y desesperacion. Y si no crees que los que hemos recorrido ese camino no hemos sufrido «trauma de frontera» es porque no has visto ni sentido la impotencia, el miedo y la rabia de ver a un hijo temblar de frio y llorar de hambre.
    ..
    ………

    • Francisco: tomó por mal camino el escrito. Lamento que no tuviera la capacidad de percibirlo como es, pero con todo y lo que expone, no tener documentos es mucho más difícil. Aunque eso no quita que cada historia de vida es importante.

  2. Debe ser muy difícil llevar todo eso día a día en todo lo que te rodea, que bien por ti que encontraste la manera de liberarlo, nosotros acá desde nuestra zona de confort ni idea de lo que en realidad se vive, uno en su país ve como se las espanta (cuando se es trabajador y con agallas), cada vez te admiro mas, y espero que el día que regreses sea por cuenta propia, y que me avises porque seria un placer volver a verte y darte un abrazo bandida tkm

    • Me sacaste la risa con lo de chita, es cierto se usa en oriente y solo es para los de la parvada…
      Es otro mundo el de la migración indocumentada y lo triste es que nos convertimos en remesas que pocos valoran….
      Abrazos vos.

  3. Chama minha atenção sua valentia e perseverança! Li seus relatos sobre a travessia Mexico x USA. Me chocou, enraiveceu, mas, também senti orgulho de você. És uma Guerreira!!!
    Fernando – Belo Horizonte, Brasil

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