El último asoleado.

Está timbrando mi teléfono celular y veo el número es el de la casa de mi tía Aidé, contesto: ¿aló? ¿Aló Chiligua? Sí, tía soy yo, ¿cómo está? Bien, ¿ y vos? Aquí te llamo para decirte ya es difunto el último asoleado que te tenía apartado para casarte.
Mi tía Aidé a la que todos los sobrinos llamamos tía “Fita” es hermana de mi mamá, es la más divertida y amorosa de las tías, el destino quiso que la tía Marina hiciera su vida en el exilio vive en Tijuana, México hace más de 20 años.
La tía Reyna es la lunática, la que tiene el estado de ánimo camaleónico, es la cume de las hermanas, por lunática y trastornada la quiero tanto, como a mis otras dos tías, las hijas de nía Juana y tío Lilo nos criaron a todos los sobrinos como hermanos sin distinción alguna. Pero, la gallina poshoroca que siempre parece estar quedada es la tía Aidé que al primer amague saca las garras en defensa de cualquiera de sus crías que somos toda la manada.
Es la única que tiene el valor para poner en su lugar a la torona de mi mamá que es la mayor de todas y quien las crió como hijas.
La tía “Fita” es la analfabeta de las hermanas, la que ha demostrado con hechos que para tener calidad humana no hace falta ir a la escuela. En su regazo es donde todos los sobrinos buscamos refugio, siempre tiene las palabras exactas, el temple, la serenidad y la confianza. La ternura y la cinchaceada si hace falta.
La Aidé es la que media Ciudad Peronia piensa que es mi mamá, porque somos muy parecidas físicamente, el color de piel, el cuerpo, los pómulos pronunciados, una de sus hijas es idéntica a mí solo que ella es delgada y no tiene panza de pupo mareño.
Cada vez que escribo algo referente a mi tía Aidé las lecturas en mi blog aumentan increíblemente, la jodida tiene seguidores, gente que me pide que escriba de la tía Aidé y que la salude, que la quieren conocer, que quieren tener una tía así, en fin…, la mujer es más popular que la propia escritora.
-Tía le cuento que usted es famosa en mi blog.
-¿Qué es ese volado mija?
-Es un volado en donde escribo tía y por medio de internet se puede leer en todo el mundo.
-¿Esa mierda de internet no donde pasan metidas las patojas en esa babosada de computadora?
-Sí, tía esa mierda es. Pues le cuento que hay varias personas que le mandan saludos y muchos abrazos y dicen que quisieran tener una tía como usted.
-Ay, mija deciles que gracias. ¿No habrá un patojo así madurón para mí entre esas personas?
-¿Así madurón para usted?
-¿Y para quién más pué? Las patojas que ahí miren cómo consiguen.
-¿Y el tío ya no le hace el paro pué?
-Ni mierda mija, ya no sirve.
Escucho que el tío Carlos –su esposo- le dice: dejá de andar de bocona Aidé que la patoja se lo va a creer. –Ve vos en lo que estás si no es cierto pues, yo no hablo bocanadas.
-Tía pásame a Carlos.
-Te lo comunico porque pasártelo no puedo.
Saludo al tío y le digo que le voy a mandar un arsenal con todo y baterías para que se entretengan con mi tía en lugar de estar contando ovejas y cuidando nietos, escucho sus carcajadas y me dice antes de despedirse que yo no cambio ni volviendo a nacer y que siga así de jodona porque soy quien le da alegría a la familia.
La urgencia de la llamada de mi tía es para decirme que el último pretendiente que me estuvo esperando como aguacero de mayo durante diez años, desistió de morir enraizado y decidió casarse.
Te lo dije ingrata, veníte Chilipuca, veníte Chilipuca qué hacés allá entre tanto gringal, pero vos no me hacés caso, ahí está que todos los pretendientes que tenía apartados se cansaron y con razón si los pobres no son de palo. ¿Por lo menos estás desquitando la soltería? Tía si le contara de mi harén se infarta y no quiero que muera tan joven.
-Contáme ingrata no me dejés con la duda.
-No tía porque le van a dar ganas y el tío no le resiste un cambio de ritmo a última hora.
-Viste que por eso te pregunto si hay algún patojo pero vos no me hacés caso.
Escucho a Carlos que está en la cocina diciendo: ¿quién dijo que no aguanto? Aprovecho para atizar a mi tía: vaya tía le llegó el reto ahora desquítese. Púchica vos Chiligua sos carretera va, ahí más tarde le doy para sus dulces ahorita que me deje hablar con vos que ni muriéndose de hambre estuviera, bien alimentado lo tengo.
Cada año de los que he estado fuera mi tía me ha llamado para darme la noticia que uno de los asoleados ha renunciado a tanta espera, me acaparó al hijo del panadero con lo que me decía: “patoja bruta, parada vas a ir a caer ahí comiendo pan los tres tiempos y hacen unos zepelines deliciosos y un pastel de tres leches que te chupás los dedos”.
El hijo de don mengano te estuvo esperando, aquí venía todos los domingos a comprar pupusas y ahí se estaba sentado en la banqueta hablándome de vos, el pasmado decía que no le importaba que le volaras penca pero que unos hijos tan rollizos que iban a tener, recordáte que el patojo es torón y su familia es de Chiquimula, café con leche hubieran salido los cipotes.
Ahí está que hasta la mamá del patojo aquel al que le quebraste la nariz vino a pedirme tu número de teléfono porque quería pedirte que regresaras porque no quería otra mujer para su hijo, pero como vos de gran zopenca allá en los estados y nunca que regresaste la mujer se desesperó y casó al hijo con la hija del hombre que hace fletes, cinco hijos le zampó y felices andan con su marimbita.
Yo de verdad no sé qué te pasa, sabía que por marimacho iba a ser difícil que te dejaras enlazar, vos querés un hombre con carácter no ananados pero mija una se vuelve vieja y después ni las moscas se te paran encima. Mirá un tu hijo aunque sea para que te lleve un tu vaso de agua a la cama cuando te estés muriendo.
Tía y mi amor ya se casó me contaron.
Mirá vos cipota de mierda mejor ni me digás nada oís porque ahí estaba el hombre yo lo vi terminar con las novias porque esperándote a vos estaba pero ahí está que vino otra más viva y se lo agarró, por todas las leyes se casaron y se fueron de la colonia, dicen que la mujer tiene billete y que lo tiene en donde no le dé el sol. Pero viéndolo bien mija un mantenido y aguacate tampoco, lo madurás a leña vos y así
pa’qué putas.
Mirá mija, ¿y el canilludo ya no te llamó? Con ese hubieran hecho una pareja hermosa, vos negra y él blanco, café con leche los güiros. El canilludo fue mi amor platónico que me hizo sentir amebas en la panza cada vez que lo miraba, me sudaban las manos, tartamudeaba más de lo del gasto, pero nunca se atrevió a decirme nada hasta pasados los años que él ya estaba casado y con tres hijos, me llamó por teléfono para decirme que toda la vida había estado enamorado de mí pero que le tenía miedo a mis puños y como había salido invicta de todas las peleas callejeras no me quiso poner a prueba, pensó que cuando se me declarara lo iba a agarrar a puñetazos. Por el contrario me lo hubiera comido a besos.
Mirá pero ya tenés 34 y después de los 30 cuesta encontrar marido mirá que el cuerpo ya no es igual y todo se aguada, ponéte las pilas, aviváte, espabilá porque te van a dejar sin nada.
Mirá mija te tengo que colgar ahí tabaleamos otro día, que no se te olvide que todavía está el hijo de don fulano, dice que pone el carro a tu nombre y que te compra terreno en la aldea y que si querés hasta coches y cabras, y que van a ser felices con los cinco hijos que van a tener, pero que te apurés porque lo quieren casar con una patoja de allá de La Surtidora. Tía, dígale que le mando saludos y que le vaya bien su matrimonio.
Y así fue como el último de los asoleados también se casó.
Ilka Oliva Corado.
Abril 22 de 2014.
Estados Unidos.

4 comentarios

  1. Me divertí mucho con su relato, después de leer todos los capítulos de la travesía en el desierto, esto me hizo salir de lo pasmada que quedé al conocer todo lo que vivió, si que es fuerte usted.

  2. Vicente Antonio Vásquez Bonilla

    Chiligua linda: Un relato delcioso. Te felicito por esas bellas letras. Besos, Chentof

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.