Febrero Rojo.

De qué otro color podría ser el mes del jocote de Jalpatagua si rojea la flor de pito en los barrancos y en el caminón. Es febrero de las luchas que proclaman revolución.
Un atisbo de memoria en el pétalo de una flor, cuando los vientos la acarician y le hablan de su amor.
Un amor de periferia, de aldea y de cantón, un amor que es cosa seria porque es sangre y dolor. Un amor que no traiciona porque es cuna en el peñón donde arrulla la nostalgia el nombre del que desapareció.
Tantos años han pasado y otra vez febrero rojo con sus vientos desatados y la memoria intacta.
La traición que enfurecida arremete sin piedad contra todo aquel que pida no esconder la identidad. Puñaladas por la espalda con verduguillo de obsesión portan los camisas blancas y dicen ser amor. Amor por la avaricia, por el dinero y el poder, ansiedad de mercaderes que se venden en dos tantos: el primero debajo de agua y el segundo a plena luz, carecen de vergüenza solo saben obedecer.
Otra vez febrero rojo, con su sangre de un color tiene más glóbulos rojos que los blancos de un traidor. Con su chacté en la arboleda y morado de guayacán, el oriente del potrero también recita y no es afán, letra pura como el agua del nacimiento en el filón, desde allá el jocote rojo saluda con mucho amor.
Amor por la decencia de la palabra en polvareda que aunque trague polvo no se vende no es trancera.
Amor por la lealtad que desconoce de compra venta, es arrecha no es jauría, ella crece en lozanía de raíces que sembraron las ancestras.
Otra vez febrero rojo, con su tono de un color aquí nadie destiñe esto se llama redención.
Otra vez las comunistas, los socialistas, las anarquistas, otra vez la flor florece a pesar de la sequía, aunque roben los caudales de los ríos despertados, quedan en el zarzal los grillos y las esperanzas que junto a las chicharras cuando las luciérnagas avanzan en la llanura de las cordilleras, son un solo canto que hacen temblar la tierra.
Así es el pueblo raso, el que trabaja de sol a sol el que hace de febrero un poema de amor.
Allá van las campesinas, los obreros y proletarios, caminando hombro a hombro no aceptan ni un agravio, son de pies descalzos y espaldas trabajadas, en sus rostros las nostalgias y la ajaduras de una vida dignificada.
Otra vez febrero rojo con su cielo flor de fuego, el chacté en los senderos y las flor de pito en el peñón, el jocote que saluda y proclama redención, en los versos de un poema que ha nacido en el filón, en la quebrada y en la aldea que a parido un cantón. En la urbe y la periferia donde respira el arrabal, donde duerme la quimera que acaricia libertad.
Otra vez febrero rojo con su pulso de raíz, cáscara de encino rojo, florecita de las diez, aquí nadie se doblega en “ideología independiente” los traidores rompan filas y naden con la corriente, que aquí estamos los rojos y nuestra lealtad mira de frente.
Aquí nadie es sobornado porque el pueblo no se vende. En pueblo de pies descalzos y de fecundo corazón, un poema de versos rojos que despierta puro amor, es la identidad y la memoria de la dignidad que no murió. Es la voz de las ancestras y de los abuelos, los conjuros de las brujas que hechizaron a febrero.
Ilka Oliva Corado.
Febrero 27 de 2014.
Estados Unidos.

4 comentarios

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  2. Feliicitaciones Ilka, soy un seguidor de tus escritos, me encanta leerte. Tienes cuenta en Facebook, para agregarte. Noé Alejandro Erazo

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