Mientras se mueve el bote.

Cuando salió aquella canción de Oro Sólido de nombre, Una Nalgadita, recuerdo que no importaba el tierrero la polvareda agarraba fuego, se encendía el baile. Todo mundo quería que le dieran y dar la nalgadita porque así lo pedía la canción. Las patojas con caderas prominentes se creían las diosas recién apeadas del Olimpo. La sensualidad era mover las caderas y recibir la nalgadita.
Ni qué decir cuando los tiempos de La Tanguita Roja. A la grán qué bailadas y se coreaba y se cantaba la canción, el ritmo despertaba hasta al más moribundo que vegetaba sin bailar, es curioso cuando el ritmo engancha y en el bacanal la gente repite y corea la letra. Pero como no se trata de tirar la piedra y esconder la mano, yo también la re bailé y canté y ni en cuenta de lo que repetía como zombi. No culpo a los patojos de hoy en día, despertar cuesta. La letra dice: “me gusta a mí verte en tanga, yo quiero tenerte en tanga, que linda te ves en tanga, póntelo otra vez”. Después el coro: “esa tanga me pone hot, esa tanga me pone caliente, esa tanga me pone hot, esa tanga me pone caliente..” Uta y nosotras haciéndonos un queso en la bailadera y va cantar y va cantar y los patojos ya mero que nos recitaban la canción al oído aquello era todo un poema de amor.
Es que con esas de El General parecíamos culebras recién macheteadas, se nos desarmaban los huesos en la chiniqueadera. Rica y Apretadita: “digo mi mamita porque eres rica, haces ejercicio estás apretadita, no como las otras que pierden su figura, comen y comen parecen una bola, mientras que tú te vistes a la moda, tu pantalón es corto y tu minifalda, a todos los hombres mami le encanta, pero soy el único que a ti te levanta…” No hombre y no jodan que cuando decía ese pedazo de “soy el único que a ti te levanta” los patojos que eran tráidos, agarres, soques, presentes, amigos con derecho, cashpeaneanes, caseros y pareja se sentían los pavos reales, es decir algo así como yo soy quien riega la milpa, qué tu agua de lluvia ni qué nada.
Sin embargo en aquel tiempo la crítica fue dura contra La Lambada, de Kaoma. Recuerdo que en varios países la prohibieron porque era provocativa, dijeron. Yo con todo gusto la bailaba con un mi mulato de esos caribeños hermosos y me le guindaba del cuello como racimo de guineo maduro. Entender la brasa que hay en los ritmos caribeños a muchos les cuesta, confunden la sensualidad con vulgaridad. Con La Lambada llegó la moda de las minifaldas esas de mangas sueltas, ahí andaban las patojas con sus colores arcoíris ya hacían de los toques un carnaval. Le letra de esa canción no tiene nada de patriarcal, por eso la juzgaron tanto.
Siguiendo con El General y sus canciones transgresoras. Te ves bien buena. El Caramelo. El patojal se hacía un queso bailando las del panameño.
La industria no prohibió las canciones de El General, gran negocio. Pero entonces llegó The Sacados y se echaron la de Pican Pican los Mosquitos. A ellos sí les volaron palo los pulcros que se daban tres golpes de pecho y aunque es una canción aparentemente tonta tiene un mensaje claro para todas aquellas personas de doble moral y para quienes se van con la corriente.
¿Quién no bailó La Macarena? Nada que decir de la canción de Los Del Río, solo hacerlos recordar las bailadas.
¿,Quién no bailó la de VICO C, Me Acuerdo? Cuando ponían esa canción y había parejas peleadas a la grán, lloradera de los patojos, peor aquellos que acababan de tener sus primeros encuentros sexuales. Buena canción para desglosarla, dice que la pareja terminó y a él le dio por mujerear y ella se mató porque no soportó la separación.
Después vendría el reggaetón. Soy partidaria de que cada quien tiene el derecho de ejercer su libre albedrío y expresarse como pueda y quiera. Pero la letra del reggaetón es transgresora y no me refiero a que de alguna manera cuestiona al sistema –como lo hace Calle 13- sino que hace de la mujer un objeto sexual y la denigra y la arrastra y la vuelve carne fresca y calentura en motel de paso, objeto de violación.
El otro día escuchaba una de Tego Calderón, Pa que se lo gocen. Don Omar con Pobre Diabla. Con la de Pobre Diabla he visto a tantas parejas pelear en la discoteca, él en reclamo total que empieza desde pobre diabla hasta el abecedario completo.
El Tito en Bambino con su Olor Me Mata. Aquel va directo al hueso, ya no deja nada a la imaginación, es un desate en las discotecas comienza el perreo grueso, los patojos pegados a la pared y las patojas culeándolos a más no poder, los pilas meten mano y lo que puedan, las luces ayudan que constantemente cambian de color y en segundos dejan todo en la oscurana total. Del mismo cantante llega, El No te lo hace como Yo. Prende las llamas y quien no lleva preservativo ya se rayó. La Gasolina, de Daddy Yankee, es otra que tergiversa lo de las mujeres independientes. Primero que las mujeres no somos gatas, ni zorras, ni perras, ni lobas, somos mujeres, punto.
De pronto algo pasó con Shakira y entró de lleno a la compra y venta de la industria. La Tortura fue una pincelada de lo que vendría con los años.
Cuando sacó La Loba en las discotecas pusieron jaulas y las chicas se metían dentro y se lamían y maullaban y se guindaban de los barrotes, aquello era un espectáculo exótico para los hombres que las fotografiaban, les tomaban videos mientras ellas se tocaban y se quedaban en ropa interior. Esa canción les despertó a las patojas una confundida autoestima, un desate.
Estoy segura que no solo sucede en Estados Unidos, eso que en las discotecas entran las y los menores de edad pagando un cuota a los de la entrada, en ese momento se creen mujeres hechas y derechas, los niños se imaginan siendo capos con su harem particular de mujeres.
Canción que convirtieron en himno jovencitas y las ya no tanto. Las cuarentonas que andaban con jovencitos de veinte se desataron y querían demostrar que sus pezones eran lecheros y que ninguna especie de óxido amenazaba sus caderas, que de lobas era lo suyo. Las patojas no se querían comer el barrio aquellas querían darle al mundo entero. Bocanada tras bocanada hasta dejarlo en migajas para las que comían desperdicios.
Una adrenalina increíble. Que la canción la interpretara una mujer les dio una complicidad y fuerza desmedida. Se sentían representadas. O sea que aquella vaina de los pies descalzos eran puras fumadas, al final el dinero es el que manda.
Ni qué decir de Loca, la mara andaba loca por su tigre y los raquíticos gatos se creían tigres siberianos, nadie los bajaba de ser los que les daban para sus aguas a las patojas y de mantenerlas a raya.
Cuando llegó Rabiosa las patojas se convirtieron en caninas, perras callejeras, demostrar el encanto femenino por medio de una confundida seducción, ser ellas las que provocaban, las que tomaban las riendas de todo juego dentro y fuera de la pista de baile. Todas querían tubo para bailar y en las discotecas ni lerdos ni perezosos concedieron sus deseos, tubos por todos lados, en las mesas, en la barra, en el centro de la pista. Enseñar la tanga era de ley, afuera la ropa y el pudor, el desate era total. Las patojas ya preparadas con estrellitas de papel pegadas en los pezones se volaban el sostén y se quedaban mostrando los picos de los volcanes nevados. Es que labraban, espuma les salía de la boca.
Adiccted to You, fue la explicación total al apego insano entre parejas, canción dedicada de ley en las reconciliaciones. Y los patojos se sentían que de verdad las aquellas se iban a tomar el agua con la que ellos se bañaban.
Y con su reciente canción a dúo con Rihanna en la que fracasadamente intentaron una similitud de ritmos caribeños muy cercanos a los de Bob Marley, Can´t Remember to Forget You. Complacer en su totalidad a la industria del entretenimiento que hace de la mujer un objeto sexual, la fantasía de todo hombre: ver a dos mujeres lamiéndose y tocándose.
Haciendo gala de sus dotes de bailarinas exóticas.
En las discotecas no perdieron el tiempo y hasta paredes movedizas tienen para que cuando la pista se encienda con esa canción las patojas compitan en bailes exóticos y ganen una bebida bailando como las cantantes. El colchón es de ley y se lanzan y se acarician despertando la excitación de los presentes. Pero le aseguro que si estas dos cantantes salieran con que se enamoraron y tienen una relación y quieren casarse, el mundo entero las lapidaría por ser un mal ejemplo para la juventud, por ser aberraciones de la naturaleza. De seguro y la misma industria las censuraba.
Y la última del gran filósofo Romeo Santos que anda diciendo: “escucha las palabras de Romeo”. Propuesta Indecente. Esa canción que repiten las patojas ya de memoria la tienen, programado su cerebro, ellas a ser violentadas y ellos a culpar al alcohol que, en la vida real cuando esto termina en violencia doméstica y feminicidio las autoridades llaman como: crimen pasional. El factor alcohol los convierte en menos culpables de actos misóginos y crímenes perversos. Cuando las violentan sexualmente ninguna culpabilidad al transgresor que estaba bajo los efectos del alcohol. Pero claro, a eso le llaman seducción. Las patojas se sienten provocativas y sueñan con una noche de placer como las que salen en las películas románticas. Cuando en realidad la letra incita a otra cosa que más allá de la dulzura de una caricia que termina en violencia y en feminicidio.
Mi motivo al escribir este artículo no es realizar un análisis profundo porque carezco de mucho conocimiento formal, no tengo las palabras ni los conceptos adecuados pero, es bueno hacer notar que canciones que parecen muy inocentes, que se escuchan todos los días, en todos lados, que repetimos y mientras movemos el bote están metiendo en nuestro cerebro mensajes encriptados que a la larga modifican nuestra conducta. Y seguimos pues bajo el manto negro del patriarcado, del machismo, sumisión, agresión.
Confundiendo la magnesia con la gimnasia. El amor con el apego y sumisión. La violencia y la inculpabilidad. Y lo peor es que no nos damos cuenta porque son parte de nuestro entorno, de nuestro día a día, tan “normal”. Como todo. Como no debería ser.
Por si las moscas yo me quedo con Celia Cruz y la Negra Tiene Tumbao. ¡Azúcar!
Ilka Oliva Corado.
Febrero 12 de 2014.
Estados Unidos.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.