Fragilidad del ayer.

Ahora te evoco con el peso de todos los ayeres en mis manos
Que antes no te pudieron escribir ningún poema enjuto
Secas de pronunciar tu nombre, de esperar tus palabras sabias
De sentir tu pasos armoniosos andar en la distancia intacta donde te guardé
No he olvidado tu voz íntegra de amor, seduciendo mis poros
Resuena en eco de las huellas de tus caricias en mi piel desnuda solo para vos
En tantas tardes muriendo en las tiernas noches entre tus brazos
Entre tu boca, recostada en tu pecho honrado, fecundo
Corriendo juntos entre los lindes de nuestros conjuros
De dos locos atreviéndose a soñar con un mar de agua dulce
Que nos azucara el destino comprometido, sorprendido
Y ahora te evoco con este amor que bien sabés que es tuyo
Con la gracia de adolescente rebelde que te embrujó
Con mi piel añeja de mujer, con mi cabello cano de experiencia que no te compartí
Te busco entonces entre las partículas de viento y ahí te encuentro
Como en las noches frías de noviembre cuando me abrigaba tu piel
Tu cuerpo tibio entre mis muslos lozanos de inexperta
Te encuentro en el fondo de la copa de vino
De nuestras noches de brindis festejando al amor
En la luz de la vela sobre la mesa de cedro de los fines de semana
Mis labios se humedecen con otros vinos, con otros besos en una distante ciudad
De pronto los tuyos me atrapan, me apasionan incendiando mi piel
Trato de guardar la cordura y de no devolverte la provocación para no delatarme
Bebo de la copa en mis manos
El elixir de tu ser alojado en mi lengua sedienta que busca tu espalda,
Más allá del ayer
Ahora te escribo evocando los ríos donde nos bañamos silvestres
Desnudas nuestras las almas, desnudos nuestros cuerpos
Atentos, dispuestos a la efervescencia que ahora es ayer
Las horas sin tu mirada son historias superficiales que cualquiera puede contar
Lejos estoy de tu hechizo pero embelesada vivo de tus huellas que florecen
En mis pasos de mujer que se quedaron en la piel de adolescente que descubriste
Aquella tarde, frente a aquel lago en mis silencios que nunca te pudieron hablar
Ahora te evoco como el compañero de andares, el amante paciente
Como el ser apaciguador de mi temperamento disociado
Cuando mi carácter se dejaba acariciar, solamente por tu mirada transparente
Ahora te veo a tantos kilómetros de distancia
Siempre risueño, sereno, fiel a mi insurrección que también era tuya
Te encuentro en los caminos de tierra, en la orilla de los riachuelos
En mis piernas cuando me ducho, en mis pezones erizos cuando te piensan
En nuestras peleas constantes, en nuestras largas noches de conversaciones
Satisfechas, indagantes, indigentes, sosegadas después del placer
Bebo de tus labios la fragilidad de mi memoria exiliada en el presente
Hoy beso otros labios, otras manos me pueblan, en otros muslos descanso
Pero vos seguís siendo la belleza singular de mi ayer
Que disfruto cuando me sorprende pensándote.
Ilka Oliva Corado.
Enero 12 de 2014.
Estados Unidos.