En el refugio de las moscas.

Donde ninguna tranquilidad habita
Viajan los sueños rotos
Agazapados en las miradas vacías
De quienes en éxodo clandestino
Se aferran al óxido de un vagón
De un tren que no va hacia ningún lugar
En el refugio de las moscas
Lloran los silencios que emigran
Las soledades que emprenden travesías
En masivas cofradías de un mismo dolor
Que no entiende de idiomas ni de color
¿Quién los ve? ¿Quién las escucha?
¿Quién los entiende? ¿Quién las ayuda?
¿Quién los percibe? ¿Quién las respira?
Caminan sobre las llagas de los desiertos
Imaginado oasis de oportunidades
Se ahogan en el agua salada de la profundidad de un mar Comprado por aviesos
Y con los ojos abiertos enfrentan la adversidad
No desisten hasta que los vence el último aliento
Entonces son los muertos que nadie reconocerá
En el refugio de las moscas
Ningún quebranto es deportado
Ahí se bebe la sangre de las manos abiertas
De los pies cortados en la muralla de alambres y púas
De un país que se niega a contemplar
La miseria a cuestas que herida va hacia su suelo
En el refugio de las moscas
Mueren aniquilados los anhelos
Se cercenan las vulvas blandas
De niñas que en tierra de nadie, nadie son
Se quiebran voluntades de adolescentes fuertes
Silvestres, que ha forzado la migración
Se acompleja el sobresalto, se acobarda el valor
Se toman a la fuerza las mujeres que ahora son explotación
En el refugio de las moscas
Sólo las moscas son amparadas
Las otras almas en parvadas
Desaparecen mientras languidecen:
En la agonía de un ocaso
En el agua de los ríos
En las manos de un traidor
En las camas de un violador
En las fosas clandestinas
En el polvo de los páramos
En el refugio de las moscas
Mueren las denuncias
Las noches no son justas ni con el amanecer
Ahí enardecen los infiernos desechados
Donde viaja el emigrado que nadie quiere ver.
Ilka Oliva Corado.
Enero 11 de 2014.
Estados Unidos.

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