Las Patronas, Las Mujeronas.

Las Patronas, Las Mujeronas.
Una lección colectiva. Mientras que  millones de personas andan por la vida rascándose el estómago y aun con el cerebro sin estrenar,  con el ego  como pasaporte, con la doble moral como carta de presentación, con la apatía como corazón, Las Patronas dan una enorme lección de dignidad, de solidaridad.
Y ahí andan millones evadiendo la realidad   y sentenciando que para qué buscarse clavos, para qué meterse a problemas, para qué intentar salvar el mundo, para qué  poner el mundo en sus hombros si la realidad no se puede cambiar.
El problema es la desidia. Si tan solo dejáramos de pensar en nosotros y nosotras individualmente y levantáramos la cara, nos diéramos cuenta que podemos hacer mucho para cambiar este mundo, si tuviéramos dos dedos de frente y las ganas.
Hay tanta necesidad. Una que nos toca de cerca es la del movimiento migrante, están saliendo miles de nuestros países de origen para embarcarse en hazañas de travesía de la cual muy pocos la libran. Pensá en el crimen organizado, en que las  autoridades policiales y gubernamentales también trafican, abusan y asesinan a migrantes indocumentados. Las más vulnerables son las niñas y las mujeres, es con ellas con las que se hacen millonarios negocios en trata para la explotación sexual.
Ahora imagináte vos en un viaje de cinco mil kilómetros, -por poner una cifra- que tuviste que emigrar, no es porque quisiste es que tuviste, la necesidad te obligó y solo viajás con una mudada de ropa puesta, lo del pasaje y unos cuantos lenes para comer que se te acabarán el segundo día. Pero ahí vas porque no hay otra salida. Vas en busca de sustento a otro país lejano que no conocés, que desconocés el  idioma, por si fuera poco tu hazaña consiste en atravesar varios países de forma indocumentada, varias fronteras y la última que consta de muros, desiertos y ríos.
El cansancio te castiga, el hambre te debilita, el miedo te intimida, la esperanza se esconde y se aleja con forme te adentrás a la vorágine de la migración.
Por si tu forma de viaje es vía Tren de  la Muerte imagináte vos sobre un vagón días y días sin poderte bajar, sin tener qué comer y que de pronto salido de la nada ahí junto la línea férrea se plante un grupo de mujeres y te lancen bolsas de comida y botellas de agua pura, sin esperar nada a cambio solo  que vos tengás algo de comida en el estómago que te ayude a resistir el viaje.
Pues no, ese grupo no es alucinación fantasmagórica, mucho menos invención del realismo mágico, no,  tampoco son delirios extremos debido a tu cansancio, deshidratación  y hambre.  Recordá que vos vas en ese tren. Ellas son reales y se llaman Las Patronas. Y las mirás lanzándote comida en bolsas, y alentándote a que no desmayés, las mirás de pasada porque el tren va rápido ni tiempo de decirles  gracias te da y si lo hacés las palabras se las ha llevado el viento debido a la velocidad del volado en el que viajás de polizón. De indocumentada.
Allá atrás se quedan las figuras que conforme avanza el volado van desapareciendo entre el paisaje y tus cansancio. Tenés en tus manos una botella de agua pura y una bolsa con comida. Un taco, un pan con algo. Comida, sustento, esperanza… Llorás de alegría y de agradecimiento. Nunca las volverás a ver porque vas a cruzar la frontera, te van a deportar o vas a morir en el intento. Atrás quedaron Las Patronas de  La Patrona, Veracruz, México.
Te hablo de ellas porque recién se acaba de anunciar que el gobierno mexicano les otorgó el  Premio Nacional de Derechos Humanos  y Premio Acción Voluntaria 2013.
Más que merecido. Aunque este tipo de incentivos no deberían de existir porque tampoco debería de existir: la injusticia, la opresión, la trata de personas, el racismo, la homofobia, la xenofobia.  Pero existen y ahí están personas que dejan la vida en las luchas en la defensa de los derechos humanos de otras.  Ahí están quienes dejan de comer para que coman otras: Las Patronas.
No, y no te sorprendás cuando te diga que no andan en carro de último modelo, que no son doctoras, docentes de universidad, licenciadas o esposas de millonarios. Es más carecen de recursos económicos pero les sobra el deseo por ayudar, por aportar a que este mundo sea más justo. ¿Se necesita cartón universitario para eso, o poseer cuentas bancarias en dólares? No, se necesita de corazón, de honestidad, de solidaridad.
Es trabajo voluntario, no reciben un solo centavo a cambio. Es más ponen de sus propias bolsas para ajustar para la comida que salen a lanzar en bolsas cuando para La Bestia cargado de migrantes sin documentos que van rumbo al norte del continente.
Las Mujeronas que han sido testigos de atrocidades causadas en las caídas de los migrantes que van guindados de los vagones y plataformas, de quienes han intentado subirse yendo ya este sobre la vías, ahí los  han visto perder extremidades y morir.
Las honestas, las trabajadoras, las acorazadas, las solidarias, las emancipadas, las que inspiran, las que te hacen creer  y confiar en que este mundo tiene solución y que se logra colectivamente, dejando por un lado intereses personales y el amor al: dinero, poder y aplausos.
Ya llevan 17 años en esta labor,  ajustan para comprar la comida que a veces es solo una tortilla con frijoles  y una botella de agua, en otras solo agua y cuando hay entonces fríen patas de pollo.
Las patronas, Las Tatascanas, Las Mujeronas,  son ya un mito, son leyendas vivientes, consecuentes, emprendedoras, y sus nombres y su lucha han traspasado fronteras, es un movimiento colectivo  que empezó una mujer con sus hijas –Leonilda Vázquez Alvízar y sus hijas, Bernarda, Toña, Lupita y Norma-  cuenta la historia que recorre las calles de Estados y países que, doña Leonilda mandó a sus hijas a comprar pan y cuando ellas regresaban ya a su casa pasó el tren cargado de migrantes que les pedían el pan –recordá que en el tren vas vos, vos les pediste el pan- ellas se los dieron al escuchar tanta súplica, llegaron a la casa sin nada, doña Leonilda no se enojó cuando escuchó las razones, al siguiente día ella preguntó a sus hijas que querían ayudar a hacer almuerzo para darles cuando pasara el tren y así fue como entregaron los primeros que fueron: bolsas con  de arroz y frijol, tortillas y patas de pollo.
También cuentan que tienen un tino para lanzar las bolsas, agarran aviada y con  un  giro de brazo –como de pitcher en softbol-  las envían a las docenas de brazos que claman desde los vagones del tren y están dispuestos a atraparlas en el aire.
17 años haciendo lo mismo todos los días sin parar uno solo.  A doña Leonilda y sus hijas se han unido más de treinta mujeres de la comunidad que también solidariamente y sin esperar nada a cambio colaboran en el proyecto.  Se reparten los turnos de compra y de cocinar, los de esperar el tren y lanzar la comida que lleva sustento para el alma y para el corazón.
Recién les entregaron las llaves del Comedor Esperanza o Comedor La Patrona, es una estancia de color  rosado hecha de bambú, donaba por la Fundación  Alstom de Francia. Está ahí en Amatlán, Veracruz.  En diciembre recibirán la Caravana de Las Madres de Migrantes Desaparecidos.
Cuentan quienes han recibido comida de Las Manos que Abrazan, De Los Corazones que Hablan, De Las Mujeronas, de Las Patronas,  que: las ven agitadas correr a recoger una bolsa cuando cae porque no quieren que se quede nadie sin comer, los conductores del tren bajan la marcha cuando asoman a La Patrona porque saben que ahí estarán las de siempre, las  que  son Poesía Solidaria, con sus carretas y sus bolsas de comida y sus botellas de agua listas en  los pocos segundos que tienen de tiempo para brindarles el sustento a las y los desconocidos que van sobre el lomo de La Bestia y guindados de sus vagones.
El reconocimiento Derechos Humanos será entregado por el presidente de la república mexicana en los primeros días de diciembre de este año.
El mismo que se le otorgó al respetado Tatascán Alejandro Solalinde. Sabemos que es un incentivo para la moral y el espíritu. Pero lo que realmente se necesita es que los países de origen no lancen a la migración obligatoria y clandestina a sus hijos e hijas.  Gracias a personas como Las Patronas la travesía no es tan agria, ellas ayudan a que dentro de tanta amargura y calamidad también exista un grano de azúcar, un abrazo solidario, un corazón que escucha, un alma que ama y un género que no es débil y mucho menos invisible.
Sea pues a las Patronas, a  Las Leyendas Vivientes la gloria de la  inmortalidad, Loor a las que inspiran desde sus rincones, desde sus penurias, desde sus acomedidas carencias.
Gracias por  construir, por crear, por alivianar la sed y el hambre de miles. Gracias por ser fuente de inspiración para quienes neciamente creemos que este mundo patas arriba aun tiene solución.
Nota: dejo aquí el documental La Patrona que dura 15 minutos por si lo querés ver.
http://www.youtube.com/watch?v=PY6kkg0gmuQ
Ilka Oliva Corado.
Noviembre 20 de 2013.
En mi tabuco.

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