Evadir con finta.

En balompié  existe una  forma clásica de evadir a un contrincante  y es por medio de la finta que también  es conocida con regate, dribbling  y gambeta.  La finta es la habilidad individual que tiene un jugador o jugadora para mantener el control del balón y  realizar en el mismo instante amagues   y movimientos que engañen al jugador  del equipo opositor. Se pueden realizar con: cabeza, muslos, pies, brazos y manos. Tiene sus variantes: bicicleta, auto pase, el arco, la vuelta al mundo, taco, el látigo, túnel,  el clásico,  el cambio de ritmo, el freno  entre otros. Ésta se  puede realizar en conducción y amortiguación de balón.  La finta posee en sí misma la magia y la fantasía que jamás tendrá un gol: ni de chilena, guanaca y olímpico, tampoco de los de medio campo que toma  desprevenido al guardameta del equipo contrincante.
El gol es punto cúspide de un juego de fútbol como el climax  con el coito. Pero antes del climax hay caricias, roses, que incitan, que despiertan, los famosos juegos previos,  los estímulos, pues lo mismo es el fútbol mientras llega el anhelado gol se goza de las fintas, de los pases, de las amortiguaciones, de los tiros libres estudiados, de los improvisados  que despiertan ciertas emociones en el jugador y en el espectador. Éxtasis que tiene cadencia, compas, armonía: como en el orgasmo mixto. ¡Vénganos en tu reino!
La finta es un ejemplo muy claro de lo que significa evadir aunque también podríamos decir: eludir, rehuir, esquivar, rehusar. Y para eso nos pintamos solas y solos las y los guatemaltecos.  Como sucede en discusiones de pareja,  ¿estás evadiendo mi pregunta? Le dice uno al otro porque se salió por la tangente  y cortó de sopetón el tema. Nos evadieron cuando fuimos a buscarlos, salió su mamá y dijo que no estaban en su casa, pero ahí estaban nosotros los vimos entrar minutos antes. Rehusó a entrar a jugar de cambio porque dijo que era muy buena como para estar en la banca y no ser titular. Logramos esquivar un bache en la carretera de lo contrario se nos hubiera quedado  el carro ahí atorado.
Pues para evadir la realidad del país es bien cómodo irse con la finta, las  humaredas, los distractores, quienes manejan  los hilos de la marioneta guatemalteca saben muy bien qué ritmo nos gusta bailar y no es para nada una investigación que requiera gran ciencia para darse cuenta que somos mediocres en toda la extensión de la palabra. Mediocres, conformistas y acomplejados.  Así es que al mediocre basta con darle pan y circo. Pero el pan como ya no mucho por falta de “ingresos gubernamentales que se han  pepenado por millones los representantes de la ley” entonces nos dan al por mayor el circo y ahí vamos pues con la avalancha, con la marea,  en la manada, felices y campantes dejándonos dirigir porque somos incapaces de pensar y analizar mucho menos de hacer uso de nuestro  libre albedrío, no digamos emitir opinión. Y cuando lo hacemos es para fastidiar la vida personal de alguien ahí sí  le damos con todo hasta despellejar viva a la   persona, fieles dueños de nuestros prejuicios, racismo, clasismos, doble moral y mojigatería.  Pero en cuestiones en las que urge opinión y movimiento nos metemos la cabeza entre las patas y  nos la pegamos con saliva, goma, grapas, o lo que se tenga a la mano.
Para evadir la realidad respirable recurrimos a la fantasía de la finta. Como la fantasía es magia hacemos desaparecer de nuestra vista a: niños lustradores de zapatos, niñas  ultrajadas por familiares y desconocidos, motoristas obligados a utilizar chalecos que favorecen al partido oficial, pero como nosotros vamos en camioneta o usamos carro nos vale pura estaca, que los claven a ellos, y no nos imaginamos que la sembrada gigantesca viene creciendo como avalancha y nos socavará a todos, ¿por qué no nos damos cuenta?  Porque estamos evadiendo en lugar de afrontar la realidad y afrontar significa : preguntar, investigar, denunciar, manifestar, exponer, opinar, actuar.  Evadimos y preferimos no pensar en que la impunidad sigue reinando en Guatemala, en que nos están drenando los ríos y erosionando la tierra,  que las entrañas se las están llevando a otros  países porque el gobierno lo está permitiendo concienzudamente. Evadimos, que manifiesten los que no tienen nada que hacer yo sí tengo trabajo.
Nos vamos entonces con la gambeta  y una muy clara es la que este mismo instante en que  media Guatemala está inmersa, enajenada, enculecada, atontada con el juego del clásico del fútbol español en la Corte de Constitucionalidad los truhanes de siempre ríen al ver lo felices que somos con el circo.  Los jueces corruptos  niegan sentencian, desestiman testimonios, patrocinan a feminicidas, solapan a ultrajadores. En este mismo instante en que usted cree que los mejores jugadores están en dos equipos españoles  se está perdiendo la belleza de la chamusca callejera donde se ama el deporte con el corazón y donde los goles se anotan con el alma pura, donde hasta la señora que vende las aguas grita, ¡gol!
En este momento en que preferimos irnos con el dribbling  nos están vendiendo lo poco que queda nuestro, están realizando desfalcos millonarios, ladrones de saco fino están saliendo del país con las marmajas, se  están realizando contratos de compra venta con dinero del pueblo.
En este momento en que ya llevan más de quinientas multas impuestas a motoristas que no utilizan el chaleco –y razón tienen- otros capos, asaltantes de carro blindado los andan sin placas y usted feliz de la vida gritando gol a miles de kilómetros de distancia de donde está la mafia  central de FIFA.
Mientras miramos para  Estados Unidos y Europa anhelando estar un día fuera de la chusma del país,  el mismo general ha ganado la presidencia del Comité Olímpico Guatemalteco, para seguir desviando los fondos  e imponiéndose como  buen esbirro, ahora mientras gritamos gol se realizan las elecciones en la FEDEFUT y dos saqueadores están peleándose el hueso porque vaya si es marmaja la que reciben de FIFA para mantener el deporte nacional bajo las normas internacionales de la  mafia especializada.
Y ahora mientras usted grita gol y canta en inglés, mientras siente el corazón salir de su pecho por el orgullo de su equipo  favorito  – que no es ningún chamusquero por supuesto- están violando niñas, saqueando el  país, enlutando la justicia.
Para cuando usted venga a darse cuenta que la finta  se la han hecho revertida y en bicicleta,  es decir que el engañado y engañada  haya sido usted como pueblo, el equipo contrincante  ya  habrá ganado el partido por cinco goles a cero y contando un auto gol y  aquí si  no es aquello de  al gol la camisa, último gol gana, porque no es chamusca callejera, recuerde que usted prefirió la televisada con todo y comercial  de mensaje subliminal que le  pregunta, ¿y usted qué está tomando mientras lo estamos embrocando?
Siempre me preguntan por qué si yo enloquezco por el  fútbol no le voy a la selección nacional y no veo partidos televisados. Mi respuesta siempre es  ¿quién se apunta para una chamusca callejera? Qué conste que no se trata de tirar la piedra y  esconder la mano, un día yo también enloquecí por el fútbol televisado fue tradición de mi padre la de sentarnos juntos a ver los juegos, él y yo, él y su hijo varón que era yo. Hasta que un día me abrió la maceta un tetuntazo que no venía de la televisión, me  hizo despertar del letargo. Me falta  despertar de otros ahí voy… ahí voy…
¿Y usted para cuándo despierta?
Ilka Oliva Corado.
Octubre 26 de 2013.
En mi chamusca.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.