Vengo mujer.

¿Se recuerdan del valor de las mujeres Ixiles que dieron testimonio en el juicio por genocidio? ¿De las emociones cuando se dictó sentencia? ¿De cómo lloramos de felicidad? Pues el camino aún no termina. Un poema de ellas, para ellas, para nosotras, de nosotras. Todas.
Vengo mujer.
Vengo desde aquel remoto silencio agudo
Desde la entraña fría de la fosa que pudrió mis huesos quebrados
Vengo con el eco de mis antepasados
Con la fuerza inquebrantable de mis ancestras
Con las calles y florestas de la tierra que se arrasó
Vengo digna, descalza y poblada
De la sangre regada que tu traición derramó
Vengo con el llanto anudado de sobrevivientes del pasado que tu lujuria marcó
Yo vengo con paso firme, con el cansancio a cuestas
Con la memoria en carne viva
Con mi vientre destrozado
con mi reboso desteñido,
Con el corazón henchido
con mis ojos que asareados hoy ya no tienen sumisión
Vengo con mi voz de mujer enardecida, a denunciar a la jauría que a la justicia enlutó
Vengo y no me voy porque mi voz hoy es el canto que a miles tu bala silencio.
Vengo mujer a rescatar a la niña que ultrajaste,
con la malicia de tu lastre
cuando te creías un dios
Vengo al ajuste de cuentas, a cobrarte la afrentas
con la justicia en mi mano y en mis hombros los nombres de mis hermanos que tu desdicha masacró
Vengo andando de frente y no tengo cuartada, sí la verdad contada en testimonio de tribunal
Vengo a recoger la tapisca de aquel fruto sembrado que ni todos tus soldados pudieron arrancar.
Vengo desde el ahínco de mi identidad con la austeridad correspondida a la decencia de la vida que se niega a traicionar.
Vengo mujer, adolescente y niña desde la campiña a observar las aves de rapiña que entre ellas comiéndose están, entre los desperdicios de la Corte de Constitucionalidad.
Ilka Oliva Corado.
Octubre 24 de 2013
http://www.youtube.com/watch?v=gfhrD-ZM_08&feature=youtu.be

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