No hay nadie afuera.

Este es uno de esos poemas quiméricos, como la nieve cuando se piensa en junio. Y a todo esto, ¿qué siente y piensa y expresa el corazón? El cansado, defraudado, aislado, el que siempre luchó. Este poema es para esos corazones de allá afuera que llevando palo día y noche nunca renuncian, porque la lucha es «para toda la vida». Muy a mi estilo, como siempre.
No hay nadie afuera.
Suena el timbre y asoma la mirada que se aísla
No hay nadie afuera
Tocan la puerta y se agita el corazón
Observa entre los rendijas de la ventana
No hay nadie afuera
¿Quién será que toca a deshoras?
Apenas es medio día
¿Será acaso la agonía que lo llega a visitar?
Va e interpone su renuncia
¡no más desafueros, no más tristezas!
¡no más viles bajezas que lo han de tortutar!
Con las traiciones en bochorno
Con la omisión cautiva, lasciva, corrompida
No con tantas heridas que le han de expropiar
Los torrentes sanguíneos
El corazón ya no es un niño que quiere jugar
Es un anciano cansado, con sus arterias enjutas
Remendadas, ajadas en tantas disputas
¡No! Va e interpone su renuncia
ninguna reja, ninguna puerta trancará su libertad
¡sale entonces a la calle y va a manifestar!
¡Quiere justica y la va a encontrar!
Ilka OIiva Corado.
Octubre 24 de 2013.
Estados Unidos.

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