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Añejado verso inquieto.
Que los años no nos joroben más que la espalda Y no la ilusión de vivir Que se amelle en nuestros huesos el instante detenido Que forme pulcro su nido en nuestra piel ajada Más que nunca renuncie a la bienaventurada Alegría del festejo, de ver nuestro rostro en el espejo Y la edad del tiempo en el