Añejado verso inquieto.

Que  los años  no nos joroben más que la espalda
Y no la ilusión de vivir
Que se amelle en nuestros huesos el instante detenido
Que forme pulcro su nido en nuestra piel ajada
Más que nunca renuncie a la bienaventurada
Alegría del festejo, de ver nuestro rostro en el espejo
Y la edad del tiempo en el reflejo sutil.
Que se cansen los cabellos encanados
De siempre andar  atareados peleando con la cordura
Que nunca nos deje la hermosura
En  trinchera sin salida que sea  nuestra guarida
El zaguán apolillado de puertas sin trancar
Para que pueda salir y entrar la locura por el quicio
Y se nos vuelva vicio el deseo de soñar
Que no duerman perenne las inquietudes que bostezan
Y se nos vuelvan proeza en noche de oscurana
Para saltar por la ventana y tocar de cerca la luna
Para arrullarla en la cuna de una hamaca de artesana
Y gritar desde la sala de una casa sin pared
Aquí viene a comer el sustento de la edad
Sin complejidad  por los años que acicalan
Que se recule el tiempo ante la astucia de la quimera
Aquí no vuela serena ninguna pena acomplejada
Es ya tormenta añejada de temporal en lipidia
No, tampoco nos muerde la envidia
Por gozar del bien ajeno aquí se duerme el sereno
Mientras el tiempo pasa, lo saludamos con la cachaza
De los recuerdos bien habidos
De los momentos idos
Que  los años han traído en suspiros de pasada
Aquí no hay ninguna parada donde se apeen las culpas
Ellas ya están en sus tumbas, tranquilas y resguardadas
Que no nos coma la avaricia por las cosas que se compran
Vamos juntos a la noria y bebamos en tolitos
Los instantes quietecitos que nos vienen a visitar
Y no intentemos fraguar ningún plan de caras duras
Mejor disfrutemos la frescura y  la lindeza  de la edad
Que nos viene a emancipar de dolores inventados
Aquí no hay viejos quedados ni jóvenes en bochinche
Aquí habemos seres  libres que cantamos mientras el alma resiste.
Ilka Oliva Corado.
Octubre 05 de 2013.