Noche silenciosa.

Qué silenciosa está  la noche que madruga a oscurecer las horas de la tarde, que perezosa se retira atrasando el alba. Vendrán urgentes las tonalidades de chiltotos, sus ocres, sus colores tierra colorada, de arena roja, de ladrillo, de mostaza, a las carreras los desnudará el invierno para emponcharlos con sus copos algodonados, la época del frío ya llegó con su silencio, con sus   nieblas, con sus celajes que de tan hermosos duelen en el alma, en la nostalgia, en los recuerdos de infancia.
En las imágenes difusas de los noviembres y sus barriletes, en los ayotes en dulce, en las mazorcas de máiz amarillo, blanco, colorado  y negro, en el atol shuco, en la tapizca, en el abrigo… En la piel reventada por el frío, en los labios rajados, en el paño de las mejillas. En  la venta de helados. En el frio entrando por debajo de la cama hasta llegar a los tobillos, a la sábana raída, al poncho agujerado, al candado congelado en la esquina de la tranca, en la lámina sudando gotas frías del sereno, en la puerta de cartón, en el hambre conspirando, en los abrazos trenzados de cuatro crías sobre una cama de metal. En el agua fría del estanque, en la congelada del tonel, en el talpetate de aquella mi casa de infancia que por más que trato no logro abandonar, será porque allí aun habita la vida que me forjó el camino, las letras nunca escritas, las siempre sentidas, las ocultas, las comprimidas en la tarde de un tapial, en las conversaciones que con nadie tuve.   En la nostalgia del tiempo que una vez ido no ha de regresar.
Qué silenciosa está la noche apenas escucho  los susurros de las paredes conversando entre ellas ,  del murmullo del escritorio con la gaveta en donde guardo la cajita de chocolates, de la plática  del ruedo de la sábana con mi cama.
Quiero que la almohada se confiese conmigo, que me cuente sus fantasías más extravagantes, sus silencios comprimidos, sus lujurias nunca vividas, sus frustraciones contenidas y bien guarnecidas en la sobrefunda. Para acompañar el silencio en su tribulación.  Quiero preguntarle si su sigilo es adrede, si su esencia es disimulo, serenidad, calma. Si es silencio porque quiere.
Qué silenciosa está la noche que lo único que se escucha es el teclado siendo  golpeado por las yemas de mis dedos. Me he repetido muchas veces que tengo que  aprender a acariciarlo, con sosiego, sin urgencia, sin impaciencia, sin adrenalina de expresión que quiere salir a borbotones de mis sesos, de mis nostalgias, de mi imaginación.  Quiero que mi alma aprenda a danzar con la melodía del silencio, que lo disfrute, que  se compacten, que lo escuche ahí donde lo necesita.
Qué silenciosa está la noche, tan reservada y oscura que aparenta ser el inicio lóbrego para quienes detestan el otoño y sus nostalgias. El inicio de una continuación gélida de invernar dentro de sus propios pensamientos, dentro de sus huesos adoloridos, entre la médula de la edad, de los tiempos idos, de los que inevitablemente vendrán.
Qué noche tan silenciosa  y sombría,  perfecta para  despedirse sin un adiós. Despedirse así sin musitar palabra, sin lágrimas que avisten, sin abrazos que desaten o que aten, sin besos mustios o enardecidos, sin los recuerdos contenidos en los latidos de un corazón cansado, magullado por la herida de una traición, por el fantasma de una ilusión…
Qué noche tan silenciosa  hermosamente oscura, sin luz de luna recostada en mi balcón, con su bruma otoñal que siempre invito a pasar a mi habitación  para deleitar desde el canto de mi cama la poesía que declama sin la premura del adiós.
Qué noche tan silenciosa que me arrulla entre sus brazos, que se acuesta en mi regazo esperando una caricia de estas manos que no saben de terneza, de ninguna delicadeza, desconocen la sutileza de abrigar, de refugiar el sosiego de una noche reposada, le ofrezco entonces mi almohada  y el espacio en mi costado, mis brazos que la desean amparar,  por si quiere conversar con la intimidad de mis sueños que en la mañana no puedo recordar.
Ilka Oliva Corado.
Sep. 23 de 2011.
En las primeras horas del otoño.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.