De dependencias.

Aquí también hay fresco de agua de calcetín y lo venden por cantidades cuando llega septiembre. Te lo venden como que  fuera atol blanco, con su pepita, chile, brijoles y limón. Así como si fuera un tayuyo, como tostada de guacamol, como chuchito, como agua en bolsa. Así para que te pegue más fuerte la nostalgia de indocumentado, indocumentada. Pero recordá que es agua de calcetín.
Te la venden en forma de barrilete, con cáñamo de trompo y bolsita de cincos, con aire de pelota de tripa de coche para jugar la chamusca, en forma de liga para saltarla y de yeso para dibujar el avioncito. Pero recordá bien que es agua de calcetín.
Agua de calcetín para deshonrar la identidad. ¿Qué es para vos la identidad? ¿Qué es para vos la cultura?¿Qué es para vos la tierra, el pecadito de suelo en donde naciste? ¿Qué es para vos la raíz? ¿Tu lenguaje materno?
Con agua de calcetín celebran el yugo de la dependencia, porque independencia no tenemos y nunca la hemos tenido, los la robaron hace ya más  de quinientos años, ¿qué celebrás entonces?
Hoy es día de desfiles “patrios” a lo largo y ancho de la nación estadounidense, me refiero a desfiles centroamericanos en honor a la mal celebrada independencia de los  países hermanos.
Es la oportunidad perfecta para lanzar el arpo, el dardo, el sablazo, el gancho al hígado y el disparo directo al corazón de quien padece de vivir en las sombras de la vida indocumentada y que en esta diáspora añora el terruño propio.
Los organizadores que por lo general saben muy bien cómo atacar por la espalda, se discuten unas carrozas que lleven banderas, trajes típicos y ronroneando el himno nacional, entonces mirás por a los presentes en la banqueta derramar las lágrimas de nostalgia cuando miran pasar su bandera y recuerdan las lluvias y el humo de su país natal.
Gritan los organizadores ¡viva tal país, viva cual país! ¡Viva la independencia! Por supuesto van forrados de panfletos que invitan a visitar los negocios de comerciantes afincados en este país, lo primero es lo primero y urge el negocio.
Las señoritas nunca faltan con su corona y su distinción de belleza.
Ahí van con sus once ovejas los de las bandas de guerra, soplando pitos, tocando liras, somatando redoblantes y marchando, las batonistas enseñando piernas y chiches, que es lo mejor del desfile.
Se presentan las carrozas con el nombre de cada organización, de cada negocio. Los motorizados, los de a caballo, los de caites, las de corte, las de botas, las de carros, ahí van todas y todos marchando en el desfile por el orgullo de la independencia.
Ahí van las crías  con su playera que lleva la mitad de la bandera guatemalteca y la mitad de la bandera gringa. Eso sí porque hay que dejar claro que las crías orgullosamente son nacidas en territorio gringo, de guatemalteco tienen nada más la sangre, el color barro, los ojos negros aunque los quieran tener azules. El pie plano y lo chaparro, pero de que son gringas, son gringas.
Eso sí van en el desfile pero no hablan español, ¡dónde se ha visto! Si nacieron en Estados Unidos mis hijos deben de hablar inglés, para eso son gringos!
¿Existirá otra forma de honrar la identidad, la herencia latinoamericana?
Bueno  yo me imagino que sí. Por ejemplo dejar de vender agua de calcetín haciéndola parecer de atol de tres cocimientos, hablar de frente, no hacer negocio con la nostalgia de los y las paisanas, trabajar como cualquier hijo de vecina si quieren comer no a costillas de otros.
Por ejemplo rentar un espacio que sirva de salón comunal en el que todas las organizaciones puedan tener sus eventos, ahí mismo crear una biblioteca donde se encuentren libros de escritores y escritoras de los países  a los que celebran en septiembre –digo por aquello de la falsa identidad- para que las crías nacidas en Estados Unidos puedan leer algo que venga de los países de origen de sus Tatas y Nanas.
Por ahí crear  algunos paneles en los que se hable del genocidio, de las causas de la guerra interna, de los asaltos a los recursos naturales, del basurero de la zona 3, de los campesinos  y campesinas que están luchando con sus vidas por defender la tierra que otros quieren explotar, por ahí realizar círculos de lectura. Para que realmente las crías conozcan de la identidad, de la cultura, de lo que se vive en la tierra de sus padres. Tener un contacto más cercano con la realidad, algo que no tenga que ver con el trillado estropajo en el que han convertido la marimba, los caites y los güipiles.  Ya no los explotemos, no participemos en esa otra forma de asalto.
Guatemala no somos mujeres disfrazadas de trajes típicos ni adolescentes somatando redoblantes, Guatemala es mucho más, Guatemala es un país dependiente, explotado, ensangrentado, pero también es cultura, es identidad, es raíz.
Si tan solo dejáramos la idea –y la adicción- de robar cámara, de buscar jalar agua para nuestro molino, de aparentar lo que no somos, de robar lo ajeno, si tan solo estando aquí tan lejos del terruño pensáramos en la palabra magnitud de la palabra identidad sabríamos que nada tiene que con el fracaso de independencia que celebramos en pro de nuestro propio galillo.
Pero qué va andar siendo, si ya es costumbre, si ya es vicio, si es tan cómodo lucrar con lo ajeno y lanzar dardos envenenados.  Es suelo ya conocido el de transgredir la raíz.
Desfilan para la foto, para el renombre de una organización, para mencionar los cargos que tienen en directivas, para lucir el saco fino, para lucir la placa nueva, para lucir el tinte de cabello recién coloreado, pero nunca, nunca, nunca se han sentido  guatemaltecos ni guatemaltecas ni en su tercer día de goma. Porque ser guatemalteco es sinónimo de honrar la herencia, la identidad, la raíz, honestamente, cosa de lo que carecen muchos y muchas.  Una vida tan distinta es la que lleva alguien sin documentos a quien puede acceder a un trabajo, a un seguro médico, a la educación, a quien puede viajar y comprar una casa, rentar un apartamento, tener una licencia y conducir un automóvil. Tan distinta es la vida, que no es desleal venderles agua de calcetín en lugar de tener una mano amiga.
Pero qué pisados, hoy es día de desfile y el chupe viene después de la clausura. ¡Viva la independencia de un país dependiente y ultrajado! Salú este es mi saludo a todas las organizaciones que a lo ancho y largo de esta país hoy  están haciendo su agosto en septiembre.
Ilka.
Sep. 08 de 2013.
Tabucolandia.

2 comentarios

  1. ¡ Clara, meridiana, mordaz… !, como SIEMPRE, ¡ Gracias por permitirme el lujo de ser su amigo…!
    el peroles.

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