Red de Bibliotecas Comunitarias.

 Para finales de año del 2012, Violeta se comunicó conmigo para darme la noticia  que el  primero de enero de este año, viajarían a mi natal Comapa a abrir una nueva biblioteca comunitaria, yo la llevaba taloneando todo el año pero estaban muy trajineados con el trabajo y sus proyectos, eso últimos días del año 2012 fueron de estar en capilla ardiente esperando el viaje, emocionada como si yo iba a viajar con ellos, le encargué que por vida suya tomara fotografías y que me las mandara, quería ver a mi pueblo, mi pedacito de suelo, el tierrero  y el adoquín.
Se llegó el primero de enero y aquellos agarraron viaje, por la noche hablamos por teléfono me contaron que conocieron la casa donde nací, así de pasadita por la calle iban camino abajo rumbo a la aldea El Pino donde habita la etnia Xinca en Comapa. Al siguiente día llegarían las fotografías, las lloré una a una y recordé los caminos, los atajos y vi el río Paz desde el mirador de la primera cuestona, ahí tomó la foto aquella.
También vi al cipotal descalzo cargar los libros y llevarlos a la única escuela del sector, que consta de dos cuartos en uno imparten de primero a tercero primario y en el otro de cuarto a sexto. Ahí sobre las bancas acomodaron los libros los niños de canillas cenizas y de mocos tostados. Hasta aquellas peñas fueron a sembrar la semilla de la lectura, lo cual les agradezco en el alma.
Para septiembre del año 2010 yo escribí un artículo referente a la violencia en Ciudad Peronia, ha sido uno de los artículos que escribí con el hígado literalmente, enfurecida por el programa televisivo de un canchito come mierda que creyéndose gringo denigró a más no poder el arrabal donde crecí, bah…, afilé el corvo y juímonos a chapear. Roberto comentó el artículo y se presentó como director de la Red de Bibliotecas Comunitarias,  luego comentaría Violeta Cetino, su pareja y también colaboradora del proyecto. Ahí nació una amistad de periferia, de alcantarilla. Tan así que ya a ambos los llamo por apodos. Con Violeta resultamos teniendo  tantas cosas en común que hacemos de cuenta que crecimos en la misma cuadra. Fieles, honestos y sobre todo solidarios con la raíz, con la decencia de la herencia obrera, campesina y proletaria.
Admiro su trabajo, el proyecto de llevar bibliotecas comunitarias a las zonas más apartadas del país, y lo que me trastorna es su humildad, ningún ego asoma y al contrario calladita la boca, hacen. Al igual que ellos y quienes colaboran en el proyecto deseo que crezca y que se propague como hiedra en ladera. 
Les presento a Violeta Cetino y a Roberto Orellana fundadores y directores de Red de Bibliotecas Comunitarias.
Red de Bibliotecas comunitarias, ¿por qué el nombre? ¿Cómo y en qué  momento nació la idea de este proyecto? ¿Cuánto tiempo se llevó de gestación? ¿ Cuándo vio la luz del día la primera  biblioteca y en dónde fue?
Roberto: Para contribuir a reconstruir el tejido social de Guatemala. Después de haber visito como quedó la biblioteca de San Lucas Tolimán, destruída por la tormenta tropical Stand. En Obrajuelo, Villa Canales, en la casa de habitación de Vicenta López.
Violeta: No viví su inicio, pero sé que la primera biblioteca se estableció el 25 de diciembre de 2005 en El Obrajuelo, Villa Canales, al sur del departamento de Guatemala. Esta lleva el nombre de Rodrigo Asturias y está a cargo de la Asociación de Mujeres de El Obrajuelo, quienes también se dedican a elaborar productos artesanales derivados de la rosa de Jamaica.
¿Cuántas bibliotecas llevan instaladas hasta el momento? ¿En qué departamentos? ¿Cómo funciona la Red?
Roberto: Siete. Guatemala, Sacatepequez, Chimaltenango, Jalapa, Huhuetenango y Jutiapa. A través de donaciones.
Violeta: Hasta ahora son 7. Rodrigo Asturias, en El Obrajuelo, Villa Canales; César Augusto Quiroa, en aldea Lo De Mejía, San Juan Sacatepéquez; Otto René Castillo, en la comunidad 29 de Diciembre, Chimaltenango; y Comunidad Indígena y Campesina, en San Pedro Pinula, Jalapa.
Sin embargo están las recién nacidas, que aun no tienen nombre y que quedan ubicadas en la aldea El Pinito, Comapa, Jutiapa; otra en la aldea El Granadillo, en San Ildelfonso Ixtahuacán, Huehuetenango y la última en establecerse en El Obrajuelito, Villa Canales.
La Red se basa en el trabajo comunitario. En la mayoría de ocasiones somos nosotros quienes hacemos la solicitud a la comunidad para instalar una biblioteca, se hace el contacto a través de una lideresa o líder comunitario y se consensa con el resto de la comunidad el nombre con el cual será bautizada la biblioteca y otros factores, como la ubicación y los encargados.
Nosotros hacemos las gestiones para obtener donaciones de libros, materiales y aportes profesionales, como el logotipo de nuestra red, que fue una donación del diseñador gráfico Alan López y el video documental realizado por el biólogo y fotógrafo Eduardo Sacayón.
Nos encargamos de llevar los insumos a las bibliotecas, de gestionar algunos talleres de bibliotecología popular. Le llamo bibliotecología popular porque se enseñan metodologías para administrar la biblioteca de manera accesible al grado de escolaridad de la población y apegadas a sus necesidades. Por ejemplo, las nomenclaturas para ordenar los libros, que son tan complejas, en nuestras biblios y a partir de los talleres, se implementan otras formas de ordenarlos, como la clasificación por ciencia identificados con colores, cada color corresponde a una rama de la ciencia.
Nosotros no le decimos a la comunidad qué hacer ni cómo hacerlo, sino promovemos espacios en los que esta pueda trabajar de manera independiente y soberana, en coherencia con sus propias dinámicas comunitarias. Estos espacios son los talleres, las reuniones periódicas con los miembros de la comunidad, etc.
¿Nació al mismo tiempo que su amor? ¿Es la Red una quimera realizada entre ambos? Me es imposible imaginar a la Red sin uno de ustedes.
Roberto: Un poco antes la red. Violeta la ha fortalecido, es parte importante del proyecto.
Violeta: No nace al mismo tiempo que nuestra relación. Yo conocí la primera biblioteca cuando teníamos 15 días de novios y además de enamorarme del canchito, también me enamoré del proyecto. Desde entonces me he incorporado en las actividades, redacté el proyecto y participo en algunas gestiones. Siempre he pensado que aunque no lo haya ideado, soy parte del proyecto y el proyecto parte de mí, como lo es para las comunidades y las personas que participan en él.
La red es el espacio que me permite concretizar los conocimientos que he adquirido en la vida, es unir la teoría con la praxis y la praxis con la teoría. Amo el proyecto, todo lo que conlleva, sus objetivos, su perspectiva, la relación con las personas de las comunidades. He aprendido mucho de su labor, de su convicción por ofrecerles un futuro mejor a sus hijos e hijas.
Sé que ambos son egresados de la Universidad de Mis Amores,  en el caso de Violeta una patoja de periferia como yo me imagino que aquella hazaña costó mucho, contáme Viole de la utopía que convertiste en realidad.
Roberto: Aún no me he recibo de la Universidad, es una meta pendiente, será de Ingeniero Agrónomo en Recursos Naturales Renovables.
Violeta: ¡Ufa! Te la voy a pintar así: mi madre culminó la educación primaria y mi padre alcanzó solo el tercer grado de esta. Pero me encantaba cuando al llenar los formularios de solicitud de empleo, escribía en las ocupaciones de ellos dos “cocinera y mecánico automotriz”, porque sabía del esfuerzo que hacían por nosotras.  Soy la tercera hija de cuatro mujeres. Somos la segunda generación de la colonia Carolingia y la habitamos desde sus inicios, cuando no había asfalto, cuando se inició la introducción del agua potable y todo el tendido eléctrico.
Estudié toda mi vida en instituciones públicas. La primaria la hice en la escuela Muchachas Guías de Noruega, la secundaria en el Instituto Nacional de Educación Básica de Carolingia. Magisterio lo cursé en Fe y Alegría No. 2 y No. 40 y esta última tuvo mucho qué ver en mi conciencia social. En ella hice de mí buena parte de lo que soy. Siempre he sentido un inmenso orgullo de mis orígenes sociales, culturales y educativos.
Mi maestra de 6to. Primaria nos preguntaba si estábamos dispuestos a romper con nuestro destino: “solo uno de ustedes va a graduarse de la universidad”. En la clase habíamos más de 50 alumnos. Yo sabía que lo iba a lograr. Siempre logro lo que me propongo.
Yo sabía que para estudiar en la U debía trabajar. Me inscribí en la USAC en el 2003, año en el que no estudié, tomé un año sabátco. Fue hasta el 2004 que empecé de lleno a estudiar periodismo. Cerré pensum en el 2006 y realicé el examen privado en 2007, año en el que me gradué.
Yo dividiría mi vida universitaria en dos: la carrera técnica de periodismo y la licenciatura. En la primera, fui mucho más estricta conmigo, me exigía más, aprendí más, me esforcé más. Trabajaba como maestra y con eso me pagaba la U y no podía darme el “lujo” de perder el tiempo, porque al perder el tiempo, perdía el poco dinero que ganaba. Recuerdo que llevaba exclusivamente lo del pasaje, no alcanzaba para más.
En la licenciatura, ya ejercía el periodismo y aunque no ganaba millonadas, al menos ganaba el triple de lo que ganaba como maestra. Esto de alguna manera te genera menos estrés y te da la posibilidad de no “parir” para los materiales. Nunca dejé de ser estricta conmigo, pero ya no para sacrificarme, sino para seguir siendo una buena estudiante.
El Ejercicio Profesional Supervisado –EPS- se lo debo a mi mamá. En teoría son seis meses, pero inicié en enero y terminé en septiembre. Además, la preparación del examen público y la redacción del informe final son algo cargaditos, por lo que ese año (2011) no trabajé. Algunas veces sacaba algunos talleres con jóvenes para generar algunos ingresos, pero mi mamá me mantuvo durante ese año. De nuevo debía cuidar cada centavo, pero me gradué.
En la U hay de todo, gente que te echa la mano, gente que te invita a perder el tiempo, gente que te ofrece drogas, gente que comparte con vos las mismas motivaciones y gente que lo único que busca es graduarse y ganar mucho pisto. De todo hay. Así que debés tener claro qué es lo que buscás y hacia dónde vas. Siempre he pensado que todo lo que sabés y vas aprendiendo, debés darlo a los demás, compartirlo con quienes necesitan de tus conocimientos.
Yo sabía que lo lograría. Fui una buena estudiante y me gusta que haya vencido cualquier pronóstico basado en estadísticas sociales.
En el caso de Roberto que aquel Agrónomo y también bombero, ¿de dónde vino la idea de ser bombero si muy bien pudiste quedarte con tu título de licenciado? ¿Cuánto tiempo llevás en eso?
Roberto: De ser bombero 12 años.
¿Cuál es  la meta con la Red?
Roberto: Ser tan grande como sea posible.
Violeta: Que la red se expanda, que podamos establecer una biblioteca en cada municipio de Guatemala, en cada aldea y en cada comunidad que necesite del conocimiento.
Y un sueño, que algún día tengamos otro premio Nobel de literatura y que en su discurso mencione que de niño le gustaba leer, que a su comunidad un par de locos llegaban a dejar libros y que él se benefició de eso para desarrollar su talento como escritor. Es decir, soñamos con que este proyecto apoye a la niñez a lograr sus sueños y desarrollar sus talentos asociados a la lectura y escritura, al acceso al conocimiento.
Me imagino que el camino no ha sido fácil, ¿cuántas puertas se han cerrado cuando los han imaginado enajenados abrazando sueños inalcanzables?
Francamente ha habido más puertas abiertas que cerradas. Nosotros somos muy coherentes con nuestros principios y eso a veces nos ha significado decidir sobre si aceptar o no algunos apoyos. Te voy a contar una anécdota. Hace un año estábamos planificando la celebración de la Navidad con la niñez de El Obrajuelo y solicitamos apoyo de manera abierta. Una compañera que trabaja en el sector oficial me dijo que podía apoyarme con la refacción para los niños, pues a ellos les había quedado insumos en una actividad que realizaron, pero que para apoyarnos debíamos colocar las mantas del gobierno donde se visualizara el logotipo y Etc. Sé que si de ella hubiera dependido, nos hubiera dado el apoyo. Pero al negarnos a la condición, el director de ese programa negó también el apoyo.
No debemos ensuciar el proyecto de la Red de Bibliotecas Comunitarias con condiciones de gobiernos con una historia sucia de asesinatos, miedo y silencio.
Me llama la atención su forma de trabajar, en ningún momento mencionan títulos universitarios y la percha de cartones que otros sí utilizan como tapanco. Me llama la atención su humildad, el grado de conciencia y de  honradez. ¿Cómo mantener los pies en el suelo?
Violeta: Creo que son cosas que aprendés en la casa. Actualmente estudio un diplomado en psicopedagogía en la Landívar y alguna gente cree que ahora soy distinta a la de antes, lo dicen en broma, pero es la percepción que se tiene. El ser humano cambia, definitivamente, pero la esencia, lo que siempre sos solo se confirma con los años. Como dice un proverbio chino, “si quieres que tus hijos tengan los pies en la tierra, pon un peso sobre sus hombros”. Y si te enseñaron que tenés una responsabilidad social ante la misma sociedad, eso te mantendrá con los pies en la tierra, apegada a los principios que te inculcaron en casa.
Ustedes hicieron realizad mi sueño de adolescente  llevaron la ilusión de una biblioteca comunitaria a Comapa y más que al municipio a la aldea El Pino,  llegaron a la árida tierra que me parió y donde  mi ombligo se hizo abono.  Pienso en la maravillosa herramienta que ofrecen: la de la oportunidad.  ¿Cuàntas  personas se han beneficiado con la Red?
Roberto: No las tenemos cuantificadas pero son siete bibliotecas multiplicadas por 100 personas cada una sería 700.
Violeta: No sé (risas). Realmente no lo sé, no llevamos un control sobre la cantidad. Pero seguramente son muchas. Si bien las biblios se establecen en las comunidades, las comunidades aledañas también asisten a estas.
¿Pensaron ustedes crear un proyecto así juntos y que se entrelazara con el amor de pareja? Creo que ustedes representan lo que es  tener la sangre roja y la conciencia despierta,  representan a las patojas y patojos de  arrabal que se atrevieron a ver de frente y a alzar el rostro, a demostrar que la periferia también los sueños se  hacen realidad.
Roberto: Estamos comprometidos con la Revolución Guatemalteca, todos nuestras acciones, nuestros esfuerzos van encaminados hacia ella, ese es el proyecto que nos unió, y que nos sigue uniendo.
Violeta: Creo que tus mismos sueños e ideales te encaminan hacia la persona con quien también podás compartirlos. Me siento atraída por los hombres que tienen conciencia social, que son luchones, necios, perseverantes, con gran personalidad, con muchas ganas de transformar la realidad actual del país. Y eso tiene que ver con los referentes que hay en mi familia: mi abuelo con historial de organización social y mi tío, el desaparecido durante la guerra.
Amo a Roberto, él lo sabe. En él veo a un igual, a un promotor de sueños, a un compañero, a un cómplice; como diría Mario Benedetti, “en la calle codo a codo somos mucho más que dos”.
No tengo bibliotecas favoritas, pero amo mucho a la biblioteca Rodrigo Asturias, fue la primera que conocí.
Dejo este espacio por si gustan agregar algo más. Y mi agradecimiento eterno por llenar mi alma de esperanza y de ilusión.
Roberto: Agradecerle la oportunidad y su intención de divulgar mas este proyecto.
Gracias, Luis Roberto Orellana López
Violeta: Gracias a vos, Ilka. La misma historia nos ha unido, a pesar de las distancias.
Ilka.
Agosto 30 de 2013.
Aquí.

4 comentarios

  1. Me encanta el proyecto. Me gustarìa donar algunos libros para las bibliotecas. Tuve el privilegio de tener padres maestros, que con sus precarios ingresos, llenaron nuestra casa de libros, de mùsica y de fe. Sigo con los libros, con la mùsica y con la fe. Ha sido un gran legado. ¿Còmo los localizo? Ademàs, Ilka, me encantan los artìculos. Soy educadora musical, asì que el artìculo de tu profesor de mùsica ha sido mi preferido.

Responder a Ilka Oliva CoradoCancelar respuesta

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