Trata de mujeres.

No soy especialista, ninguna letrada en  salones de universidad, ninguna conclusión Freudiana, aquí no voy a fumarme la hierba de Pavlov, Piaget,  ningún Skinner, ninguna Gestal,  ningún Humanismo de Maslow, ninguna psicología que alarme mi estado y  me haga experta en la materia de las terapias post transgresión. Esos infiernos donde ninguna terapia habita solo queman en carne y alma a quien los vive.
Pero sí soy  mujer, soy humana, respiro, vivo, sueño. Mi opinión a continuación no es más que la de una  habitante de esta tierra porque ni papeles tengo que me agencien a un país, salvo el recuerdo de una ladera, un bulevar y una aldea que son mi norte y mi sur, soy un ser  –sin genero si   te parece así-  que esta cansado de la corrupción, de la injusticia, de la apatía, de la enajenación. De este mundo que gira al revés, de estos caminos que hacer florecer sangre y de estos cielos que ya no lloran lluvia sino estiércol.
La trata de mujeres.
Es algo así como el feminicidio que no es asesinato común, sino saña, misoginia, machismo, poder  y opresión perpetrados contra una mujer, así es la trata de mujeres que son secuestradas para transgredirlas física, emocional y espiritualmente. Sexualmente, la mayoría son secuestradas para esto, para ser utilizadas  como  desagüe de frustraciones y lujurias de cualquier macho que sólo por tener pito se cree el dueño y señor de un cuerpo que no es suyo.
Como un desagüe, como una oquedad de reposadera, donde no cae sino la inmundicia del desecho humano. Donde ningún orgasmo propio habita, donde ningún espasmo avista, donde ningún placer emerge, ni sumerge en oceanos de emulsión el contacto concedido y disfrutado entre dos.
Y lo digo así crudo, desamorada, porque la realidad no se puede maquillar, porque el inframundo apesta, ahí donde solo hiede a mierda.
Un inframundo que no se escogió, es un inframundo a donde te han llevado, ellos, esos,  la sociedad, la solapacion, la iglesia, la corrupción, el silencio, donde se lava dinero, conciencia y almas, a cambio de un puesto, de una finca, de poder. A cambio de un buen culo para coger, de un  buen pito  en cama de agua. De un buen polvo blanco que espese los mocos secos, que rojée más  los ojos y enturbie la vista.  Que te asegure placer. Alcurnia, abolengo. Sí, en el inframundo de la trata de mujeres, son llevadas las carnes tiernas, que agencien un buen pincho que solo quien puede pagará como plato central.
La trata de una mujer , degrada su autoestima a tal punto de hacerla sentir más  que un objeto, un rastrojo humano. Un harapo podrido.
Un deshecho de vertedero, de muladar.
La trata tanto como el trabajo infantil, la hambruna, el racismo, la miseria, la explotación laboral, la migración indocumentada forma parte de ese mundo, de ese subsuelo, de esa otra realidad que nos negamos a percibir, a ver, a sentir: ni siquiera a mencionar.
No nos atrevemos a expresar, a tocarla como un tema entre tragos de fiesta social, no es  verso de poesia fina, ni copa de vino exportado. No, con la trata de mujeres que lideen otras, otros, las locas, los por siempre drogados en la nube de utopia que nunca sufrirá la metamorfosis de convertirse en realidad.
La trata de mujeres, es tema pasado de moda, es anilina que no tiene color, un barrilete sin hilo y sin viento. La trata de mujeres, es tortilla tiesa remojada en agua que solo comen quienes no tienen dientes, porque los mueludos y mueludas con buen filo se meten sus buenos filetes de enajenación.
La trata de mujeres, es una  algarabía, una fiesta de noche y de día, para el licenciado, para el doctor, para el letrado, para el buen fornicador, para  el traficante, el gobernante, el niño fino, el padre solapador.
La trata de mujeres, es para el capo, para el ladrón de cuello blanco y zapatos de charol. Para el del carro del año, el que se presenta como el señor.
La trata de mujeres, sean niñas, púberas o desarrolladas, no importa a nadie, o tal vez  sólo  a las almas emancipadas.
Ni a vos, ni al vecino, ni  a la señora de la tienda, ni a la licenciada, ni a la panadera, ni a la doctora, ni a la maestra, salvo, salvo cuando la trata camine a pasos agigantados y toque  a tu carne, tu alma y tu ser, entonces y sólo entonces tendrás la noción de lo que es la trata de mujeres.
Para mientas jugá a rezar los diez padres nuestros, hace totitos con tu teléfono inteligente, empacháte  de botellas de vino de exportación, cantáte una canción que le hable al amor, dormí la mona, juga solitario en tu computadora, fingí orgasmos, salí se vacaciones, compráte un carro, un chucho, un tu puro de mota, un tu helado de chocolate, un tu pastel de tres leches. Fingí como siempre ser quien no sos.
Para mientras, caminá sobre la avenida, juntáte con tus amigas y conquisten un buen fornicador, de carro, pisto y zapatos de charol.
Para mientras conquistáte a la vecina la de buen culo y zapatos de tacón.
Para mientras la trata de mujeres toca tu carne, tu alma y tu ser, ignorá el dolor de otras, hasta que el agobio, paranoia, ansiedad y muerte toquen a tu puerta, entonces abrí y dale la bienvenida como buena, como buen anfitrión.
No te ahuevés la trata de mujeres lleva prisa, saludála con una sonrisa y decile adiós que cuando regrese te toca a vos.
No esperes entonces que nadie proclame, que nadie  despierte en rebeldía, que nadie exija, que nadie denuncie, que nadie exprese: repudio, ira, justicia porque hoy no lo hiciste vos.
La trata de mujeres, es una noche cerrada, sin luna y sin estrellas, donde los silencios se hacen hielo, donde sólo se escuchan las cadenas de la transgresión.
 
Ilka.
Julio 18 de 2013.

6 comentarios

  1. Ilka, apenas antier fui víctama de nuevo de un robo que se dirá leve pero caro. Al volver al tema de trata, solo el tema es escalofriante, al considerar los intercambios. Y ser de mujeres, nos toca la médula. No puedo más que compartir que no existe forma de estar quieta. Cada vez que veo los desbalances de cualquier sociedad para manejar las violencias entre géneros¡¡¡ es obvio que nosotras no somos nada… la mujer está ya sometida a toda justificación: si es para el quehacer de casa, si es para limpiar los retretes de las oficinas, si es para el lavar en una cocina de hotel, si es para hacer lo más desagradable de cualquier tarea. Y ahora nos enteramos que la trata no solo es para el sexo de un emergente pudiente. No. Es además para un psicópata que juega. Lo triste Ilkda es que cada una de ellas, sí ha que dejarles un rezo porque no nos alcanza el acto de liberación. Y aparte de desahogar nuestra ira, nuestra furia e impotencia, es confiar que habrá un cambio. Esas mujeres, algunas tal vez no tenían noción de su destino, otras aún sabiendo algo, se fueron por algo de dinero. Pero el valor de la dignidad, de la propia vida no es pago para el ultraje. Ahora, nuestra tarea. Denunciar. Actual y vociferar alguna vez por ellas y ojalá no sea, por alguna familiar o por nosotras mismas. Ana M. Guatemala.

  2. Qué difícil es pretender cerrar los ojos ante esta realidad, pienso en las niñas (12 y 18) años que veo cada día en los prostíbulos que se encuentran en mi ruta de regreso a casa; dentro de mi siempre pienso que no es que ellas quieran estar ahí, ellas están porque no tuvieron quien las amara y protegiera desde que nacieron. Que triste y dificil realidad de nuestra sociedad. !Gracias por el artículo…

    • Lo jodido es querida Emilia, que generalmente preferimos ignorar, y rezar para lavarnos las manos, pensando que con una oración más nuestra culpa y nuestro silencio serán perdonados, así estaremos limpios de conciencia… Y a ellas que se las siga llevando cualquier mal nacido que goce de tener el dinero para comprarlas.

  3. sin comentarios!!! es una realidad que excede cualquier idea preconcebida que se tenga..los humanos/as ¿? involucrados/as en estas atrocidades ya saltaron cualquier límite de decencia, de humanidad, de ética..¿son humanos/os?

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