Los enchacharon.

A Juanito lo enchacharon por ir a comprar el pan, en la panadería hubo redada hoy deportándolo están.
A Macaria la enchacharon por ir a trabajar, del autobús la bajaron junto a otros cinco más.
A  Roberto lo enchacharon cuando grama iba  a cortar lo denunció un taxista que era ex militar.
A María la enchacharon por ir a cortar  manzanas que en el extranjero son las de calidad.
En el campo de cultivo haciendo redadas están, son perseguidos los campesinos que van a recolectar.
A Florencio lo enchacharon por ir a rezar, a la virgen de su pueblo que ahora tiene sucursal.  A la iglesia llegaron y sin importar las candelas apagaron es un deportado más.
Es las calles se les ha visto con sus perreras y el escuadrón que deporta a cuanta gente camine en el callejón.  En el callejón de los indocumentados, los sobrantes de la migración.
En La Bestia se han trepado, apiñados en la panza de un vagón ahí van los indocumentados abrazando  una ilusión.   Las mujeres que  caminan en los rieles de estación, asaltantes que las violan, federales que las vulnerarán en las cárceles del Estado por donde se desplazarán.
Transitando en otras tierras peregrinos de la migración, el éxodo masivo  que los obliga a la tribulación.
En desiertos infernales ya no pueden respirar la saliva se les ha vuelto hiel y  sal.
En los ríos que se ahogan la llanta se desinfló nunca pudieron nadar,  sus cuerpos cansados se niegan a continuar.
Electrocutadas en las vallas  su manos quedarán, las calcinadas que iban a trabajar.
Un alambre de púas las hizo  sangrar, saltando el cerco en busca de oportunidad.
A Manolo lo enchacharon cuando nieve iba  a limpiar, lo detuvo un policía   y lo hizo deportar, ha dejado cuatro hijos  y uno que está por nacer en el  país del norte donde ningún sueño es realidad.
A María la enchacharon cuando una casa iba a limpiar, las luces le encendió un sheriff estatal.
La discoteca hallaron en busca de latinos para deportar, en costales los metieron y hoy en su país están.
Un grillete le pusieron por atreverse a comprar una tarjeta telefónica para llamar a su mamá.
Como ratas van cruzando en túneles donde no pueden respirar, los pulmones  agonizan, el corazón la sangre no puede bombear, y como ratas van quedando infestando el lugar donde cruzan otros muertos que  no saben que lo están.
En los cerros se han quedado quienes llorando están, alzando las manos despidiendo a quienes se van, a perforar fronteras ya sin identidad, y se van extraviando cuando sin raíz están.
En la periferia prometen remesas enviar para construir la casa y que el agua del invierno en la covacha ya no forme el lodazal.
A Jacinta la enchacharon por atreverse a preguntar cuánto costaban los tenis para enviar a su chaval,  de la tienda llamaron a la migra  que llegó  y sin cruzar  palabra a Nicaragua la retornó.
Aquí se ha vuelto un abismo que sin culo se hunde más,  es un boquete que se traga a el ilegal. Sin embargo el hambre puede más y son miles los que cruzan y se atreven a soñar, cuando llegan se percatan  que cruzaron fronteras para irse a encarcelar…
Esto no es ninguna tonada de alucino en Domingo de Resurrección, hoy no es Semana Santa tampoco una canción, ningún poema en verso que rime con la conjugación: yo migro, tú migras, él y ella migran, nosotros migramos, y ellos nos deportan ya no somos sus hermanos, ya se les olvidó que nuestra tierra arrasaron, nos  secuestraron y mataron por unos cuantos bananos.
Ilka.
Julio 14 de 2013.
Tabucolandia.

Un comentario

  1. Vicente Antonio Vásquez Bonilla

    Ilka linda: Triste destino del migrante. Besos, Chente.

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