Haru.

Se liberó. Se cansó del ahogo en la oscuridad de su habitación perpetrada por fantasmas de frontera.
Haru originaria de Perú emprendió el viaje con su maleta de ilusiones rumbo al país de los sueños rotos. Iba a reencontrarse con sus padres quienes habían migrado ocho años antes por la misma vía, la de la invisibilidad.
El pollero que la transportó desde su país por el trayecto de la clandestinidad la entregó a otro grupo de coyotes en Tijuana donde en teoría cruzaría la frontera hacia Estados Unidos en pocas horas, así se lo prometieron a sus padres que confiados pagaron la exorbitante cantidad en dólares.
Haru nunca llegó el día ni la hora acordada al otro lado donde la esperaban sus padres. Fue secuestrada, golpeada y violada  en innumerables ocasiones por los traficantes de indocumentados que se apropiaron de ella.  La mantuvieron en un apartamento junto a otro grupo de niñas y jóvenes que habían corrido con la misma suerte. A cada familia le pedían la cantidad de cinco mil dólares extra para liberarlos, al apartamento llegaban hombres que pagaban a los coyotes por los servicios sexuales de las niñas que no pasaban de trece años de edad entre ellas Haru de doce.
También los jóvenes  que no pasaban de los diecisiete todos víctimas de trata.
Atadas de manos y pies solo les soltaban  la sogas de los pies cuando llegaba un cliente dispuesto a pagar la cantidad por el suculento manjar de la fragilidad de la infancia.
Haru estuvo un mes esperando por el rescate de sus padres quienes trabajan cortando hortalizas en California y no pudieron juntar el dinero en el tiempo exigido por los coyotes, cinco mil dólares los juntaron prestando entre los compañeros de trabajo y vecinos.
La entrega se realizó en el estacionamiento de un centro comercial un mes después.  Finalmente Haru se reencontró con sus padres.
Se enteraron de los constantes ultrajes a los que fue sometida cuando leyeron la nota que dejó, la escribió en las urgencias del suicidio trepada en la terraza del edificio donde alquilaban  un sencillo apartamento de ratonera latinoamericana.
Ahí explicó que había sido violada por más de cien hombres durante el tiempo que estuvo en cautiverio, que ninguno usó ningún tipo de protección,  que las golpeaban porque también habían otras niñas en la misma habitación que sufrían los mismo, algunas ya se habían ido porque sus padres pagaron el rescate pronto pero otras ya llevaban seis meses en el mismo lugar.
Describió los lamentos de las niñas más pequeñas a las que les tapaban la boca con trapos mojados para que no escucharan los vecinos del edificio el llanto. No podían dormir por el dolor en  medio de las piernas sangrantes, los golpes en el cuerpo  y el hambre.
Se despidió y pidió perdón por haber tomado esa decisión.
Haru antes de lanzarse al vacío desde la terraza del edificio de trece pisos de altura se cortó las venas con el vidrio de una botella de cerveza que quebró.
El médico que realizó la autopsia les informó que Haru tenía dos semanas de gestación.
 
Ilka.
Abril 30 de 2013.
Tabucolandia.
 
 
 
 

3 comentarios

  1. muy duro…¿cómo se puede hacer literatura con tanto dolor?

  2. Me encanta tu blog! sigue trabajando así! Te sigo!
    Puedes disfrutar de mi poesía en diariodeunpoetanaufragado.wordpress.com
    Espero que te gusten y se ruega opinión o comentario.
    Me gustaría publicarlos y las opiniones siempre vienen bien.

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