Son topadas.

Son topadas decimos en mi pueblo.  Esas hembras son topadas. Cuando nos referimos a lo arrechas que son algunas mujeres. Lo triste es que solo algunas  contadas como las primeras  gotas de lluvia que anuncian un temporal y lo crean, esas pocas son capaces de encapotar el azul desnudo de un cielo, de bajar las nubes y convertirlas en niebla, tienen el poder de despertar tormentas y  de avivar  los truenos,  las tempestades  de perennes inviernos. ¿Qué haríamos todas las libélulas si fuéramos capaces de manifestarnos en el mismo río, ése que ahora están drenando?
¿Si las mosquitas y zancudas  nos alzáramos en una sublevación  en la toma de agua que están secando?
Seguramente haríamos salir sus aguas  y convertidas en rápidos del río Polochic  invadirían más  de una finca .
Siempre han estado ahí algunas ya son polvo de piedra filosofal que logran con su alquimia embrujar con más de un hechizo, ellas las inmortales que son eco, sol  y luz de luna naciente.
Muchas no figuran en las páginas de la historia oficial sus nombres se desconocen también sus luchas, sus aportes, son anónimas, invisibles al lente de la crónica, del mito, de la leyenda pero estuvieron aquí en esta tierra y se manifiestan es más de un ventarrón, en el canto del pijuy, en la brisa de verano, en la ola de mar y en la braza viva de la memoria.
Son topadas, aquellas que levantan su voz aun con la boca amordazada.
Las que tienen espinado el corazón y siguen sembrando ternura y conciencia.
Son arrechas esas que con el alma en astillas siguen forestando.
Son arrechas aquellas que encerradas en un oscuro laberinto encienden su luz de candil que ilumina a muchedumbres como estrellas  fugaces en noche emponchada.
Las que agarran su guacal y van a acarrear agua para darle de beber a sus nawales.
Son topadas las letradas que saben utilizar su machete para chapear la hierba mala y no la higuera.
Las analfabetas que no necesitan leer ni escribir para sentir  hervir la sangre por la injusticia.
Son arrechas aquellas que no se esconden en una avalancha de poderío  y opresión.
Son  hembras las que caminan de frente sin ningún escudo sabiendo que las balas hechizas también matan.
Las que tortean el nixtamal en comal de barro con fogón de leña y hierven el atol blanco en una covacha en la ladera.
Las que en los mercados despiertan de la amnesia a más de un sobado con sus baños de siete montes y  una chilqueada, _Nía Yoyis-.
Son arrechas aquellas que descalzas caminan sobre el asfalto ardiente de una  urbe que las desconoce, que las rechaza, que las enajena y sin embargo pobladas en cada poro por sed de justicia y honra se plantan en un tribunal y abren una a una las heridas nuevamente para no enterrar en vida la ingratitud y el dolor.
Las humilladas de siempre, las nunca vencidas, las siempre rebeldes las que en la muerte siguen gritando anarquía.
Son topadas las flores de tamborillo que se atreven a florear junto al fusil.
Arrechas las milpas enjilotadas  que asisten en tapesco al frijolar.
Qué arrechas son las hembras, esas potrancas pardas, pintas, de pelaje color celaje de pueblo,  que se expresan, se pronuncian, emergen, afloran, florean, caminan, respiran, luchan, las que con el miedo tomándoles el pulso sienten hervir su valor en cada palpitar de  sus corazones enardecidos  y se liberan multilingües , en las multiétnias y en las multiculturas que engalan mí terruño y la tierra entera.
¡Son arrechas  y topadas las  bellezas que enamoran!
Ilka.
Abril 21 de 2013.
Tabucolandia.

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