“ Ilka, usted tan bonito que escribe patoja pero…” y se sueltan en señalamientos, consejos que les dicen y manipulaciones propias de quien no respeta el vientre que lo parió y la leche que la amamantó, ni el cielo estrellado de un terruño digno.
Porque nadie que respete la placenta en donde se formó ser viviente puede llamarse capitalista. Eso es traición, deshonra, deshonestidad a la sangre que corre por sus venas y al suelo donde crece diariamente la hortaliza que come y que es sembrada por manos campesinas.
Ya no tengo la efervescencia de los años de mi infancia cuando a la menor provocación alistaba los puños y me debatía a duelos de trompada tras trompada, los años y las quebradas de cara me han enseñado a aprender a respirar y a tomar las provocaciones con calma pero el vaso se llena y hay que vaciarlo de cuando en cuando.
Y es éste mi medio de expresión, de denuncia, de opinión. La letra que es la expresión de mi alma y de mi pensar y de mi sentir.
Siempre he sido Ilka desde que me asentó mi papa en la alcaldía de Santa Lucía Cotzumalguapa ése es mi nombre mitad alemán y mitad brasileño de origen escandinavo soy mitad jutiapaneca y mitad zacapaneca, entre xinca y garífuna pero después fui y sigo siendo heladera es lo que se me siento lo que soy y lo que nunca dejaré de ser. De dicha tuve la oportunidad aprender a leer y a escribir, mis ancestras y ancestros son campesinos de parte de Nana y Tata de guasa pude ir a la escuela y acceder a la educación formal y me hice maestra de Educación Física y estudié tres años de universidad eso no me quita lo heladera y me niego a renunciar a mi condición de vendedora ambulante, a mi herencia obrera, campesina y proletaria soy mil oficios y tampoco se me ronca la gana negarlo y aparentar ser quien no soy.
No soy académica de escaparate de porcelana por esa razón no escribo como letrada de alcurnia inventada, pero soy heladera y mi alma arrabalera se expresa como tal y yo no la traicionaré por ningún elogio, por ninguna etiqueta, mucho menos por dinero.
No me vendo, mi alma no se vende, mi sangre es roja y no cambiará de color ni con la infinidad de glóbulos blancos que deseen inyectarle. Nací y crecí en la inmundicia de la pobreza, de la invisibilidad, del rechazo social, del racismo, a las afueras de una urbe donde se entreteje la doble moral, el clasismo, la desmemoria, la deslealtad y la indiferencia.
Vivo en Estados Unidos eso no me quita ni me pone soy proletaria como proletaria fui en mi país de origen el suelo no cambia la condición, el corazón, el sentir y la conciencia.
Vengo de las alcantarillas donde corre en ríos el pútrido desperdicio de la desidia.
Conozco del trabajo digno, del sudor honesto, del hambre que no cesa, de los sueños de media noche y de medio día, conozco de frío y de intemperie y del sol abrazador que quema la espalda de quien trabaja en fincas cortando frutas y hortalizas. Conozco del cansancio físico y mental de quien aruña las paredes en más de un encierro emocional.
Sé de lavar inodoros ajenos y pisos de cocinas donde la comida se desperdicia.
Sé de que te nieguen una oportunidad de trabajo por vivir en una zona roja, en un arrabal, en un vertedero, en una periferia como si la pobreza fuera deshonra e indigna.
Indigno es aquel que pudiendo ayudar para erradicarla no hace nada y al contrario por la espalda la apuñala.
Yo quiero dejar claro que no escribo para nadie, ni por muchas labias, rosa y aplausos fingidos. Ahora que tengo una bitácora sí resulta que soy carne fresca para lanzar al asador, ahora que sé y he reconocido mi voz arrabalera quieren invitarme a bailar más de un buen tango, pero yo no bailo más que con los timbales de mi corazón y los vientos de noviembre de mi natal Comapa.
¿Por qué no se acercaron antes cuando cargaba una hielera en los hombros? ¿Cuándo caminaba cuarenta kilómetros diariamente hacia la finca a cortar fresas? ¿Cuándo tenía hambre en los días de escuela de magisterio? ¿Cuándo trabajé recogiendo basura de puerta en puerta en Ciudad Peronia? ¿Por qué no se acercaron cuando me veían en la entrada del destacamento militar vendiendo helados? ¿Cuando me bajaban de los buses por estorbar con mi hielera en el hombro? Pero mi rostro y mi cansancio era y es el de miles de niñas y niños que trabajan en la infancia por necesidad, por obligación y por que no les queda de otra.
Ahora mismo podés voltear a cualquier esquina y ahí estoy lustrando zapatos, vendiendo dulces, ofreciendo atoles, cortando rábanos, limpiando casas…
Volteá y mirá en los asentamientos, ahí estoy. Ahí andá a ayudar.
A mí déjenme seguir con mi locura que tanto trabajo me ha costado enajenar.
No me interesa que nadie más entienda lo que escribo con que lo entienda mi alma es más que suficiente ésa es parte vital de quienes padecemos de demencia.
En esos instantes se hubieran acercado que fue cuando necesité ayuda. Pero no, en aquel tiempo yo era una invisible más, una ladrona y puta sidosa de periferia, así nos llaman. Pues no entiendo cómo ahora buscan comprar a una ladrona y puta sidosa de periferia. Pero esa ladrona puta y sidosa no se vende.
Es por eso que soy socialista porque sé de la urgencia de cambiar el sistema y de lanzar allende a todo traidor, embustero y a mustias que perforan el suelo que las parió. Es por eso que soy roja de pies de cabeza porque así nací y así he de morir luchando por la igualdad, equidad y la justicia.
No me interesa escribir con palabras rebuscadas porque me valen pura estaca las personas académicas que solo entienden sus propios halagos y sus propias traiciones.
Yo soy roedora de alcantarilla y allí escribimos con tizas de lodo y carbón y sobre la tierra porque el asfalto ya es invento de colonia residencial.
¡Qué va querer, qué va llevar! ¡Helados, helados, helados!
Por cierto ganó Maduro…
Ilka.
Abril 15 de 2013.
Estados Unidos.
Ilka, imagínese teniendo que escribir de acuerdo a los gustos particulares de cada uno de sus lectores, pasaría toda su vida y probablemente nunca lograría complacerlos. Cada escritor o escritora está en libertad (libre albedrio como dice usted) de seleccionar y escribir con su muy peculiar estilo literario acerca de aquellos temas o situaciones que ella o el consideren merecedores de su atención y proyectarlos a la audiencia. Cada lector tiene la libertad de seleccionar lo que le parece y desechar lo que no. Pretender que alguien se acomode con sus escritos a nuestros gustos y percepciones es ejercer una especie de dictadura del pensamiento. Le aseguro que esos “snobbish”, de altos vuelos del intelecto y de buen hablar y de costumbres muy sofisticadas son los peores demócratas que hay en el mundo. Nosotros los de barriadas pobres y de escasas letras no sentimos muy contentos de tener a alguien que proyecte nuestro sentir y nuestras vivencias de la merita manera como lo hace usted. Gracias.
¡Y la Bolivariana sigue p’alante carajo!
Gracias por su comentario Mario. Aquí seguimos de pie.
Cual lo dijo el connaciona (a quien me honro parafrasear)l …Cuando desperté, Ilka aun estaba ahí en cada esquina y a la salida del cuartelón… ¡gracias Ilka por ser quien sos, por escribir cual lo sabés hacer y por estar endonde estás…! Sos invento de otra dimensión más espiritual y vále la pena que estés allí. Muchas gracias te otorgue. :
Ya no sé ni qué pensar con vos, un día me tirás piedras y en el otro flores, pero gracias por tu comentario.