La emancipadora del autobús.

Desde que descubrí que con mi Identificación Consular podía ir a utilizar el servicio de la biblioteca del pueblo en donde vivo, patitas pa’ qué te quiero. Jule canela en busca de las estanterías atiborradas de libros, música y películas.
En mi primera tarde de verano en mi vista de incógnita me salió al encuentro la enigmática Virginia Woolf me saludò en su inglés británico Hi Dear y me presentò a Orlando,  La Señora Dalloway y su emancipadora Una Habitación Propia, me las prestó con la condición de que regresara a conversar sobre la trascendencia de Diario de Una Escritora. Así lo hice y retornè durante muchas tardes mientras el verano estadounidense languidecía en las claraboyas del anaquel del distrito.
Entrando el otoño con sus frías mañanas me presentó en un medio día con Vita su gran amor me dijo, mucho gusto gran amor de Virginia la saludè y las tres compartimos una tarde de tè negro y confidencias. Me despedí y de cuando en pasaba por los pasillos de la estantería de los clásicos a saludarla y así fue que di por casualidad con  Walt Witman  y Hojas de Hierba, luego me reencontraría con mi añejo amor de adolescencia Charles Dickens.
En una de mis tantas y constantes visitas al recinto donde mi alma encontraba quietud, fuera de las serenas de las policía y sus perreras atrapando indocumentados, fuera del desempleo y la xenofobia, alejada de la propaganda televisiva y de los discursos mediáticos y abrumantes del presidente en turno. En una de esas tardes me extraviè entre las estanterías y los múltiples corredores fui a dar con la sección de películas y documentales y allí estaba ella esperándome con la paciencia y seguridad con que espera la cebolla del tulipán la lluvia de abril que sabe que llegarà. La vi y su mirada transparente me desnudó, leí The Rosa Parks Story  inmediatamente tomè el DVD y con la facilidad de una tarjeta electrónica escaneè lo que me llevaría a casa,  un puñado de libros y la co París de la Emancipadora del Autobús.
Preparé dos tazas de mate por si gustaba acompañarme y precionè el botón de play. Se fueron apareciendo imágenes, voces, paisajes y catastróficas desigualdades. La xenofobia y racismo en su máxima expresión.
Un imperio empecinado en la eliminación de la descendencia africana y una sociedad de doble moral  encubriendo atrocidades perpetuadas por sus hijos blancos. Martín Luther King ya era conocido y una fiel representante de los Derechos Civiles del pueblo afro descendiente.
Pero sería una mujer  la que abriría las puertas de las grandes alamedas hacia la emancipación de todo un pueblo. Sería una sola la que actuando consecuentemente con sus ideales llevaría a la realidad la quimera de la liberación. No, no fue Martin Luther King ni su famoso discurso  Yo Tengo Un Sueño proclamado ante multitudes, no, no fue èl quien rebelde se negó a cambiar de siento en el autobús, fue una mujer con la piel tan oscura como las noches cerradas del invierno estadounidense y la ilusión de ser igual en derechos con su condición de humana en un país de desigualdades y el Ku Klux Kan.
Hoy el centenario de su nacimiento sin embargo aquí en esta tierra de frustraciones migratorias, del deportado sueño «americano», del desempleo, de la avaricia industrial dolarizada  no se escucha ni cuillo respecto a ella.
No, el flamante presidente no ofrecerá un discurso en cadena nacional para mencionar el valor en aquella mujer de baja estatura, no. Tampoco se supervisará  la construcción de una estatua suya en el Capitolio.
No se organizarán manifestaciones tampoco actividades en los centros educativos como lo hacen para el cinco de mayo que es feriado nacional.
No, porque tan solo es una mujer llamada Rosa Parks como cualquier afro descendiente de las miles que habitan la nación que fuera de nativos y nativas… Un centenar del natalicio de una mujer cualquiera.
Rosa Parks es una ancestra de las emancipadoras, fascinantes, consecuentes, rebeldes y actuantes que sobrevivirà el paso atroz de los años y de la  abusadora  sociedad patriarcal que se niega a visibilizar las luchas de las mujeres y a reconocerlas como entes de cambio y de constructoras de un mundo de igualdades.
Sabemos que aquella negación fue algo mas que un asiento de autobús, fue realmente la rebeldía de aceptar vivir bajo el dominio y la discriminacion de un presidente, de una sociedad,  de un sistema, de un  país, de una cultura que los excluía. Una ponderadora que hoy nos recuerda que las quimeras, que las utopías se pueden abrazar. Y no necesito pantalón, pistola ni un ejercito para lograrlo.Tan solo su voluntad y su voz.
Rosa Parks una feminista, libertaria fiel representante de la clase obrera y proletaria que sin violencia lideró la lucha de clases por lo derechos civiles y la emancipación. Loor a Rosa Parks hoy y siempre.
¡Belleza que enamora!
Ilka.
04-02-2013
Tabucolandia.

7 comentarios

  1. Vicente Antonio Vásquez Bonilla

    Ilka linda: Rosa Parks, sí merece un monumento. Te felicito por tu bello texto.
    Deseo compartirte un cuento de mi autoría. Tú vas a saber de inmediato quién es el personaje que está fumando en la ventana.
    LA FUERZA DE LA PASIÓN
    Vicente Antonio Vásquez Bonilla
    Cuando despierto, Vitalina aún duerme. Me levanto con sumo cuidado para no interrumpir su sueño. Me acerco a la ventana, enciendo un cigarrillo y luego me dedico a observar a mi amada. A su cuerpo desnudo sólo lo cubre una liviana sábana que dibuja las curvas voluptuosas de su anatomía. Esa deliciosa figura que en la noche recién fallecida, acaricié con fruición y que al hacerlo me elevó hasta el último de los cielos del placer carnal.
    Es cierto que nuestra relación ilegitima lleva más de dos años y que nuestros encuentros han sido breves y en lugares que por discretos, son cómplices de nuestro oculto amor. Más de dos años de entregas intermitentes, pero el ardor no ha menguado, es más, creo que se acrecienta. Me pregunto si ése ¿será el fuego de las pasiones prohibidas?
    El encuentro de esta oportunidad fue diferente. El esposo de mi adorada Vitalina se encuentra de viaje y aprovechamos la coyuntura para gozar de nuestro frenesí por la eternidad de una noche.
    Vitalina se mueve, empieza a despertar y estira su bello cuerpo haciendo que la sabana se adhiera a sus carnes.
    Le doy un chupón al cigarrillo, mientras la observo y siento que mi sangre fluye por mis venas con mayor fuerza. De nuevo se apodera de mí la excitación, fruto de las recién pasadas experiencias.
    Vitalina abre los ojos, me ve y sonríe. Es la sonrisa de la amante que se siente complacida, de la que ha dado y recibido sin límites. Ni ella ni yo decimos nada, sólo intercambiamos miradas que lo expresan todo.
    Mi Vita me ve con una mirada sugestiva, estira el brazo izquierdo, lo dirige hacia la mesa de noche, coge el vaso con agua que reposa en ella y al hacerlo la sábana resbala y deja al descubierto sus hermosas tetas. Toma un trago de agua, sin apartar la vista de mí. Al inclinar el vaso, el agua se derrama y cae sobre uno de sus senos. Eleva la mano derecha con lentitud en dirección a su busto, sin apartar su mirada de la mía y pasa su dedo medio por el pezón mojado y enseguida se lo introduce en la boca para degustar ese líquido que acaba de estar en contacto con su piel.
    Yo le doy otro chupón al cigarrillo, mientras siento que mi cuerpo se enciende de pasión, pero me quedo en el mismo lugar. Deseo observar un poco más sus gestos provocativos y gozar del espectáculo que me está brindando.
    Seguimos sin regatear nuestras miradas y ella agarra su seno, lo levanta con delicadeza, como si se tratara de un tierno fruto tropical y se introduce en la boca parte de él, para sorber el agua que aún lo humedece.
    No resisto más. Es cierto que la noche fue agotadora, pero sé por experiencia que tenemos bríos para una y más entregas.
    Tiro el cigarrillo por la ventana, mientras observo fugazmente el paso de varios gansos salvajes, señal de que la primavera se acerca y con ella el renacer de las pasiones. Me doy vuelta, arrojo la bata y me lanzo a la cama para deleitarnos con un nuevo encuentro, como sólo nosotras sabemos hacerlo.

  2. Me encantó, lo de Ilka y por supuesto nuestro reconocimiento y admiración a Rosa Parks, ejomplo del valor y trascendencia de un NO. Saludos.

  3. Cum laude.

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