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De un parto el diez de mayo.
“Corrían los primeros días de mayo del año mil novecientos ochenta y nueve, y Ciudad Peronia aun era un montarral desolado, contadas casas de construcción humilde, covachas de lepa y nailon, algunas paredes de bloque y la mayoría de adobe, calles de talpetate y una recién estrenada estación de auto