Todo cambia.


Hay un sonido peculiar  y único que yo he extrañado tanto durante mis años de migración y es el canto de las chicharras al medio día guindadas de las ramas de los árboles que yacen en el sitio de nía Juana y tío Lilo, han sido las chicharras mi añoranza junto a la luz de las luciérnagas cuando la sábana negra cubre con su oscurana montes cerros y hondonadas en el oriente guatemalteco.


 Digo el oriente porque hacia allá apunta mi raíz. Ni qué decir del canto de los grillos al caer la tarde.  Pero no puedo negar que aquel canto me persiguió durante muchos años de marzo a abril tornándose mi nostalgia en agonía y melancolía, pintando cuadros de mis años de infancia en Ciudad Peronia y de mis contadas visitas al oriente jutiapaneco, siempre en busca del cordón umbilical. Siento no haber tenido la oportunidad de tocar con mis manos la tierra de La Palmilla en donde yace el cordón umbilical de mi Tatoj, de su Teculután querido sé muy poco y de su infancia mi cuaderno está en blanco. De las tierras de las tunas y de las tomas de agua regando sembradillos podría decir que viene el cincuenta por ciento de mis genes, de mi color de piel  y de mi pasión por el deporte, las letras y el monte. De allá viene mi sangre caliente aunque sería injusto no decir que también hirviendo está la del lado jutiapaneco.

·      Se dice que las chicharras que: las hembras ponen sus huevos  y que mueren poco después. Los insectos jóvenes (o ninfas) caen al suelo y penetran en la tierra. Las ninfas viven dentro de la tierra dentro de 4 a 17 años y se alimentan de la savia de las raíces. Después de ese período cavan túneles  suben a los árboles y sufren una muda, transformándose en adultos con alas y están listas para el apareamiento. El apareamiento tiene lugar generalmente durante los meses cálidos aunque la época varía según la especie y la región. Varias especies se aparean en una misma época lo que produce un fenómeno sonoro peculiar, durante unas dos semanas de cantos ensordecedores, apareamiento y puesta de huevos. Se dice que es notorio el canto de los machos para atraer a las hembras y el sonido es más intenso al anochecer y al amanecer. (Wikipedia)

Mi labor de aceptación migratoria me tomó ocho años y cuatro meses,  durante ese tiempo yo estuve como las chicharras enterrada en mis propios tormentos, extraviada dentro de mis propios laberintos encadenada a las cadenas que yo me puse encima. Hoy puedo decir que he vivido el proceso de la metamorfosis y no me han salido alas, no quiero alas para volar y retornar, hoy quiero vida para vivirla y respirarla aquí y ahora.

El canto de las chicharras se torna agónico en el final del verano y anuncia con su llanto el inicio de los primeros aguaceros del invierno, su adiós deja silenciados los montes, convierten en macilenta la luz de las luciérnagas y dejan sin voz el concierto nocturno de los grillos, la ausencia del canto de las chicharras me ha perseguido hasta meterse aquel eco dentro de mi piel y mis sentidos,  intranquila lo he añorado al borde de las lágrimas.

Todo cambia canta Mercedes Sosa, nada es para siempre amor dice Luis Fonsi, y Piero escribiría: Vamos contame decime/todo lo que a vos te está pasando ahora/ porque si no cuando está tu alma sola llora/ hay que sacarlo todo afuera/como la primavera/ nadie quiere que adentro algo se muera… Canta también Natasha Bedingfield: Feel the rain on your skin/ no one else can feel it for you/ only you can let it in/ no one else, no one else/can speak the words on your lips/drench yourself in words unspoken/life your life with arms wide open/today is where your book begins/ the rest is still unwritten… aunque como cantaMercedes Sosa, yo sé que tengo el corazón mirando al sur… Y eso nunca cambiará es solo que ahora ya no siento ahogarme ni la melancolía me roba el aire ni la tristeza y añoranza nublan mis ojos  ya no los llenan de agua salada.

Es por eso que me sentía vacía y fue justo cuando ya no cayó ninguna gota que intenté exprimir la botella y no pude ya no había nada, porque escribí hasta la última letra de mis descontentos de mis desasosiegos, de mis reproches y de mi inestabilidad emocional. Me sentí abandonada porque ya no me acompañaban ni la tristeza que me empujaba a escribir ni el dolor que había convertido todo aquello en una rutina, por eso me sentí seca porque ya no tenía las cadenas invisibles atadas a mis tobillos, porque ésta primavera a mí me ha hecho cerrar círculos, me ha hecho desatar nudos y deshacer amarras, porque marzo y abril no traen el canto de las chicharras si no la miel de los cerezos en flor y el arcoíris en los pétalos de los tulipanes en botón.

Aceptarme aquí me ha ayudado a poner ambos pies sobre el suelo que ahora es mi camino, he aterrizado caí de aquel nubarrón oscuro estoy por fin en tierra firme. Estoy soltándome de las culpas la de  pensar en dejar todo para cuando regrese, para cuando retorne dejé de idealizar  la Guatemala que yo dejé y que ya no existe dejé de atormentarme con recuerdos y despedí a las nostalgias. Es este mi ritual de despedida, es este escrito con el cual les digo gracias porque sin la nostalgia y sin la melancolía yo no hubiera  podido escribir una sola letra, una sola fibra de mi piel no hubiese despertado y cada pulsación cardiaca no hubiera tenido su razón de ser.

Gracias a que todo esto se convirtió en mi catarsis y en mi canalización yo he podido dejar ir… a mi paso en mi ritmo todo aquello que se convirtió en carga emocional y terminó siendo una exposición de mi salud física. “Para cuando regrese” ya no está en mi vocabulario, “que allá se verá mejor…” “allá sí lo voy a comprar” “allá haré, diré, actuaré” “allá viviré” no, aquí vivo y vivo hoy (y como dice la canción: yo no sé mañana) dejé de afanarme con el retorno y de atosigarme con el pasado.

La Guatemala en la que crecí está en mi co
razón y mi amor por mi tierra está en cada poro de mi piel. Mi amor por mi familia  y el afecto a mis amistades, nada de eso ha cambiado. Cambio mi forma de ver la vida, cambió el dolor por la libertad y por la aceptación. Estaba encerrada dentro de mi propia cárcel.
Compré la bicicleta de mis sueños la que siempre idealicé comprar solamente en Guatemala “porque allá si valdría la pena, porque allá sí la utilizaría, porque allá… porque allá…” la compré porque solo tengo el hoy, este instante, este segundo de vida, la compré porque aquí el paisaje también es hermoso, porque hay ciclo vías de ensueño y porque no sé si las circunstancias de vida cambien en el futuro y si tendré la misma salud para pedalear. Porque en el futuro pueden pasar muchas cosas y porque prefiero vivir en el presente.

Es por eso que tal vez yo ya no venga a escribir a mi blog con la misma regularidad de siempre, ni con el mismo sentimiento, ya tal vez mi enfoque ya no sea la nostalgia ni mis recuerdos, tampoco el tormentoso recuerdo del canto de las chicharras de mi infancia. Tal vez si en algún momento vuelvo a escribir el tópico será distinto será de mi presente, de mi aquí y ahora.

Por el momento mi tiempo lo ocupa mi trabajo y mis colazos en bicicleta, mis noches las atesoran las páginas de algunos libros que siempre quise leer pero que nunca tuve tiempo para hacerlo, mi próxima compra será un par de patines, siempre fue mi sueño aprender a patinar y lo quiero hacer realidad.
De pronto ya no quiero alas para volar, quiero vida para vivirla.

Ha vuelto a mí la Ilka que se extravió en el tiempo, ha vuelto de nueva cuenta la Ilka amante de los deportes, del monte y de la vida. Me llevo de mi proceso de catarsis la enorme experiencia de haber podido expresar en letras los sentimientos más profundos de mi alma montuna, el abanico de amistades, de correos, de mensajes, de llamadas de presentes, de gente que se identificó con mi sentir y mí pensar. No sé si de ahora en adelante lo sigan haciendo, no sé si les gustará lo que la inspiración me dicte escribir o con la fluidez con que lo haga, no sé…

Pero Ilka está de vuelta la Ilka que yo extrañé durante ocho años y cuatro meses, viene con mucha más experiencia con cicatrices y con la sonrisa de una niña heladera,  esa Ilka es la que yo quiero a la que admiro y de la que siempre aprendo algo. ¡La primavera está aquí y me voy a beber hasta la última gota de sus días nublados!

Ha quedado en el pasado la canción que fue mi himno migratorio: Que difícil se me hace/mantenerme en este viaje/sin saber a dónde voy en realidad/si es de ida o de vuelta/si el furgón es la primera/si volver es una forma de llegar… (A Todo Pulmón, Alejandro Lerner)

Para darme cuenta que de pronto: “cambia lo superficial/ cambia también lo profundo/cambia el modo de pensar/ cambia todo en este mundo…” (Todo Cambia, Mercedes Sosa)

Pero hay cosas que no cambian: ni el canto de las chicharras en verano, ni la luz de las luciérnagas en la oscurana Guatemala es Guatemala y yo una migrante que por fin acepta su condición de caminante.
Ilka Ibonette Oliva Corado.
Abril 10 de 2012.
Estados Unidos.

4 comentarios

  1. Mis amores: gracias por sus palabras. Es cierto todo cambia, todo evoluciona, nosotras/tros también, las heridas sanan las cicatrices quedan pero la vida vale la pena vivirla. Me pasé ocho años y cuatro meses en oscuranas ni con candil ni con nada, ahora (como la marmota) emergí de la tierra como lo hacen las chicharras cuando quieren cantar. Yo quiero cantarle a la vida y escribir en el horizonte con palabras grandes: lo logré.
    Abrazos y gracias por sus palabras, escriban cuando gustes yo siempre los leo.

  2. Tenía varios años de nos escuchar a las chicharras. la última vez fue en un viaje a la ruta que va para Jutiapa en una visita que le hice a la mamá de un familiar en asunción MIta hará como 10 años. La semana pasada regresé a un lugar en el pueblo que vivo, Amatitlán. La parte baja de la Aldea Las Trojes se llama La cañada; fuí a un servicio de La Iglesia de Dios. Eran aproximadamente las 5:30 de la tarde del jueves y no había reconocido un silvido multiple, que sabia que conocia pero no lo identificaba porque ya estoy bastante sordo. viajaba con Zonia y mis tres nietas. Ellas también lo escucharon y de Pronto nos dimos cuenta que eran las Chicharas. No sé si fue un aviso de lo que leería esta semana. No importa en donde estes, con quien estes, ni donde camines, te queremos por que sos vos. Que la Paz te acompañe y la salud sea su alera. Hasta siempre compañera… Alfredo

  3. Hola Ilka, saludos de Pascua aun. Claro que todo cambia, espero que cambie la realidad algun día, el problema comun es que la realidad nos cambia y nos hace partícipes e indiferentes ante el dolor ajeno. Por eso deseo que tu transformación sea para tener alas y emprender vuelo mas alto y ver la realidad con mas claridad para contribuir en la solución de los problemas empezando por la raíz «combatir la ignorancia» que nos hace creer que estamos bien. Tus escritos y columnas nos despiertan hacia un amanecer que todos anhelamos llegue algun día.

  4. Bueno mi querida Patoja, la estuve esperando como agua de mayo en abril… le envió todo mi cariño y respeto acompañados de unos versos de Don Antonio Machado…

    Extracto de Proverbios y cantares (XXIX)

    Caminante, son tus huellas
    el camino y nada más;
    Caminante, no hay camino,
    se hace camino al andar.
    Al andar se hace el camino,
    y al volver la vista atrás
    se ve la senda que nunca
    se ha de volver a pisar.
    Caminante no hay camino
    sino estelas en la mar.

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