¡La medalla de oro en forma de mujer!

¡Aló Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala! ¡Aló Federación de Atletismo! ¡Aló Comité Olímpico Guatemalteco! ¡Aló Ministerio de Cultura y Deportes! ¡Guatemala, Guatemala aló! ¡Las medallas de oro  y plata tienen la forma de  mujer!
Para quienes no creen en la equidad de género, para quienes se espantan con el feminismo y la lucha diaria de nosotras las mujeres  en el intento diario por  ganar espacios dentro de la sociedad guatemalteca y mundial.

Sépase, léase, nótese, vívase y muérdase la lengua todo aquel macho AlFA que lea este artículo, las mujeres somos factores de cambio, somos definitivamente promotoras de la re-evolución de la sociedad patriarcal que desestima nuestra labor en oficios, profesiones y campos  ¡y por supuesto en los deportes!

Está más que comprobado que son las disciplinas  individuales las que nos dan resultados, son éstas las que nos premian, las que nos suben al podio. El día de hoy será inolvidable para la marcha guatemalteca, doble oro y plata para nuestro pequeño país.

Leé: ¡56 años sin ganar una medalla de oro en esa disciplina! Y para que no le falte sazón al caldo,  bajo la batuta de un entrenador cubano ¿Y todavía tenemos el descaro de señalar a Cuba? ¡Lávense la boca con jabón, cloro y  Ajax!

Desde tiempos de  don Doroteo Guamuch Flores, Guatemala no brillaba con tanta luz en atletismo y en un evento de ésta envergadura,  me imagino lo feliz que ha de estar don Doroteo al ver realizado este sueño por las patojas y el patojo.

No me equivoqué al sentenciar que las medallas en este ciclo olímpico las llevaban colgadas al cuello las mujeres participantes de todas las delegaciones, no me equivoqué al señalar la bajeza cometida con Cheili  González  al privarla de portar la bandera nacional  y ser la abanderada de la delegación guatemalteca en los presentes Juegos Panamericanos Guadalajara 2011.  Cheili es más que eso, su valor, su calidad, su entrega y su pasión no se asemejan ni por donde pasó, con la  mediocridad de las lacras que dirigen el deporte nacional.

Mi reverencia sigue siendo hacia ella. Ahora veremos si toda esa manada de sholones  de saco y corbata y panza puliquera que dirigen el deporte federado en Guatemala, se dignan a corregir el error y por lo menos tengan la osadía de recibir como se merecen a quienes hoy en atletismo han llevado a Guatemala a lo más alto del podio Panamericano. Nombrar  calles y avenidas con sus nombres sería lo mínimo que podrían  hacer. Apúntenlo en sus agendas.

Veremos si hacen justicia y nombran a una mujer como abanderada para los próximos Juegos Olímpicos. Sería lo más honesto, lo que corresponde y lo que se debe de hacer. No es ningún premio de consolación, sería simplemente hacer valer la justicia y la equidad de género en el deporte de élite guatemalteco.
Sería aceptar y aplaudir la entrega, el esfuerzo  y el coraje de la mujer guatemalteca en las disciplinas deportivas, correspondería dar un paso hacia adelante y apoyar el derrumbe de esos muros opresores que se han construido durante siglos alrededor del género femenino.

La re-evolución femenina tiene su razón de ser y es ésta la equidad de género en todos los factores  y ámbitos de la sociedad. Apoyar económicamente a este tipo de disciplinas y aumentar la «cartera» de recursos es  lo que urge. Mal entrenadas, mal alimentadas y mal asalariadas, pero ahí están ¡y lo que hacen lo hacen bien! Y digo mal entrenadas por lo mínimo en recursos destinados a este tipo de disciplinas.

De más sería escribir que estoy totalmente emocionada y que han venido a mi memoria docenas de atletas que vi entrenar en la pista polvorienta de Los Arcos, a las afueras del Mateo Flores,  y en La Pedrera.  En las calles, bosques y arriates de mi amada patria. Atletas sin ningún tipo de recurso económico que se atrevieron a soñar  y pensaron en grande pero que por esas injusticias de la sociedad clasista, racista y  de doble moral, la tan esperada  oportunidad nunca llegó.

Hoy el esfuerzo de generaciones ha sido premiado con tres medallas, dos de oro y una de plata, dos de éstas están estampadas con forma de mujer, traen impreso el sudor femenino y la garra de un género pujante  que  busca y lucha por ser reconocido.

Éstas letras no solamente están dedicadas a Jamy Franco, ¡qué impuso nuevo récord Panamericano! -¡qué talito!- Erick Barrondo y Mirna Ortiz. Las letras que hoy escribo están dedicadas a todas aquellas personas atletas que han quedado estampadas en mi memoria y a las que nunca se les brindó una oportunidad. ¡A las de los arrabales!  ¡A su salú muchá! ¡Y por supuesto a la salú de mi género que sigue siendo hermoso y en los deportes mucho más!

¡Aló Guatemala  las medallas Panamericanas tienen hoy la  estampa de mujer!

Nota: Fomentar el hábito del ejercicio físico a temprana edad, sigue siendo uno de los objetivos fundamentales de la Educación Física. Utilizar el deporte como medio y no como fin, es otro de estos. ¡Por alguna razón pensé en  este instante en usté profe Farfán! ¡Lo abrazo y qué digna me siento de haber sido su alumna en la Escuela Normal Central de Educación Física! ¡Gracias por no bajar la guardia y por la lucha constante en la equidad de género dentro del deporte nacional!

Ilka Ibonette Oliva Corado.
Octubre 23 de 2011.
Estados Unidos.

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