Potajemne Miłości.

Después de doce años escribiendo y ocho libros publicados, la escritora Matilde Fournier Sierra  llega a Varsovia, para la presentación  de su noveno libro titulado en castellano, Amor Clandestino y con la traducción en polaco de: Potajemne Miłości.

Una novela de ficción, que permite a quien la lee, adentrarse en los laberintos de los amores clandestinos y contrariados. Un amor, “impuro” y sucio entre dos chicas que se enamoran perdidamente mientras compartieron un curso vacacional de verano.

Matilde; de padre francés y madre uruguaya, nacida en uno de los suburbios de la ciudad Londinense, desde niña soñó con ser una escritora famosa y recorrer el mundo entero, visitando librerías y firmando autógrafos.

Ha escrito durante toda su vida, fue directora del periódico de su escuela en la primaria, para cuando estaba en High School, ya escribía artículos para uno de los periódicos de los suburbios del norte de Londres.

Casada con un londinense de origen italiano, madre de tres hijos. Maestra de lengua y literatura en la universidad Oxford, con múltiples condecoraciones a su labor periodística e informativa. Su libro de cuentos cortos y relatos publicado en su adolescencia, sigue siendo el más vendido en su país de orígen y ha sido escogido por el Ministerio de Educación para utilizarlo como lectura obligatoria en High School.

Tremendamente apasionada y romántica, perfeccionista y exigente; vulnerable y arrebatada, su defecto más grande es ser fiel.

En esta ocasión la presentación del libro con traducción en polaco, será en el Instituto Cervantes, en la capital de Polonia. Siendo hija de migrantes, se afianzó la tarea de escribir la mayoría de sus textos en castellano, para honrar la herencia de su madre uruguaya, también escribe en francés, de cuando en cuando.
Amor Clandestino ha sido el libro más vendido durante el año en Uruguay, ha roto esquemas, ha dado una tremenda sacudida a la sociedad patriarcal y a personas solapadas que en público se dan tres golpes de pecho, pero tras las puertas, dejan salir sus más impetuosos deseos y fantasías para luego, vestirse nuevamente con el traje pulcro y sobrio que requiere una sociedad de doble moral.

Con sus cuarenta y cinco años encima, Matilde luce con elegancia su pelo entrecano, se viste en la habitación del hotel en donde está hospedada, pantalón de vestir color negro, chaqueta del mismo color y una blusa blanca, un collar –aquel mismo collar- que guarda desde sus años de College, que utiliza solamente en ocasiones especiales, como en esta.

La limosina la pasa a recoger, con un equipo de la editorial que le informa del programa y le avisa de la enorme fila de personas que la espera en las afueras del Instituto.
Matilde, atraviesa la ciudad y la observa a través de los vidrios oscuros del automotor, su memoria se extravía entre  calles conocidas y cambiadas por el paso irreversible del tiempo. Veinte años han pasado desde aquel verano.
Veinte años sin saber… sin tener noticias… de aquel ser que inspiró el libro que apenas unos minutos presentará.

“¿Se habrá enterado?” se pregunta mientras su mirada extraviada se pasea por el centro de la ciudad. “¿Lo habrá leído?”, “¿lo recordará con la misma insistencia con que me sucede a mí?”, “¿me recuerda aún?”, “¿sabrá que hice realidad mi sueño de convertirme en escritora?”, “¿qué será de ella?”, “¿se habrá casado, tendrá hijos?” Una voz proveniente del asiento de enfrente la hace aterrizar forzadamente, le avisa que acaban de  llegar al Instituto.

Entran y Matilde sube  al pódium de donde dirigirá la conversación y la presentación del libro con sus lectores y lectoras.

Busca insistentemente entre el mar de rostros
 
que pueblan el salón. Quiere encontrar y ver de frente  a aquellos ojos de color raro, quiere reflejarse en ellos de nueva cuenta, sumergirse en la profundidad de aquel Ser.

No lo encuentra, desahuciada prosigue con la síntesis del libro y comienza su rutina de firmas autógrafos a personas desconocidas, que ya la sienten como parte de sus familias.

Potajemne Miłości. Amor Clandestino. El título del libro la regresa a los días calurosos del verano de Varsovia, y el día en que la conoció. El  mismo salón de clases, “Nadzia Agrecio” se presentó mientras le daba un beso en la mejilla antes de entrar a clases, “Matilde” le contestó le devolvió el beso que segundos antes, la de ojos color raro, había estampado en su mejilla.
Ambas estudiando la biografía de Alan Poe y memorizando El Cuervo, para la exposición en el salón. Matilde había viajado desde Inglaterra a recibir ese curso de verano y Nadzia, tan sólo vivía a pocos kilómetros de la universidad.

Matilde de pelo negro lacio largo que le cae como cascada sobre su torso hasta llegar a la cintura. De ojos negros y piel clara, delgada de nariz respingada y dentadura blanca como la leche de estatura promedio para su herencia latinoamericana, pero demasiado baja para su sangre  francesa.

Nadzia, de ojos color raro,  por días verdes y en otros un tanto cafés, todo dependía del color de delineador con que agraciara su rostro, y también de la postura del sol durante el día.

Alta, de cabello rubio, pechos frondosos y agradecidos, de labios y manos finos, un tanto tímida y ensimismada, mucho más madura que el huracán de Matilde. Una era la paz y la otra la guerra.

Matilde había dejado en Londres a su eterno enamorado, con quien compartía aparte de la pasión por la música revolucionaria, también la cama, el mismo que con el tiempo se convertiría en el padre de sus tres hijos y su esposo. Nadzia en cambio, inestable en las cosas del amor, saltando de alcoba en alcoba, buscando amor en donde sólo puede haber sexo.

Aquella mañana, ambas dormían en la habitación del hotel en donde Matilde estaba hospedada, pasaron la noche completa, estudiando y desmenuzando las letras de Alan Poe. El bochorno del verano las despertó, fue  inevitable el roce de las pieles, y sentir una de la otra, la suavidad de las mismas.

Con la excusa de compartir la sábana, comenzaron las caricias, y el temblor de manos mientras se encontraban y conocían la piel vecina, lentamente las pijamas quedaron estampadas en el piso desnudo y también desnudas aquellas dos  estudiantes, se debatieron en un duelo a muerte, hasta saciar las ganas y los deseos. Matilde había encontrado en los pies de Nadzia el extravío para llegar a lo más recóndito de su intimidad al amar. La polaca por el contrario, se limitó a sentir los latidos del corazón enloquecido de aquella extranjera que  también hablaba castellano.

La mañana se convirtió en tarde y  el ocaso en noche, y ambas seguían absorbidas en la profundidad del abismo en el que habían caído, hasta que volvió a amanecer y el tiempo la apremió, se ducharon y salieron apresuradas a la universidad.

En esa exposición Nadzia confirmó que ella no tenía nada que ver con la literatura, por el contrario seguiría su pasión y haría caso a su instinto; estudiaría ingeniería.

Una semana le quedaba de vida a aquel verano, y una semana vivieron embrujadas en el encanto del amor contrariado y clandestino, agazapadas dentro de aquella habitación de hotel.
Matilde descubrió, un amor distinto, puro, profundo que no había  vivido antes, las caricias en las manos de Nadzia eran tan distintas a las de su novio londinense. Nadzia, encontró el amor que buscaba en camas extrañas y prestadas, lo encontró en el rostro de otra mujer, y supo después de aquel primer encuentro que; que al amor y al sexo, los separa un enorme abismo. Escogió al amor contrariado, y la tortura de tener que callarlo y vivirlo en silencio.
La última noche, brindaron con una copa de Vodka y jugo de arándanos; por la felicidad de vivir algo distinto, por el placer de haber encontrado el amor en donde menos lo buscaban, y también brindaron por el dolor de amar a escondidas.
Matilde se bebió una a una las pecas que cubrían la espalda blanca de su amada, y Nadzia de desplomó sobre el pecho extranjero de aquel amor contrariado.
Frente a la puerta del Aeropuerto Internacional de Varsovia, con lágrimas en los ojos, la estudiante de literatura se despidió con lágrimas en los ojos, de quien había llegado a cambiarle el destino y la forma de amar, y le susurró al oído mientras la abrazaba: “has inspirado mi primer novela””escribiré esta historia de amor”, los ojos de color raro de Nadzia, se llenaron de agua que se desbordó al sentir el dolor de la partida de su amor contrariado.
Nunca más volvieron a saber  una de la otra, de hecho la novela que hoy presenta Matilde, es en sí su primer libro, que nunca publicó, que lo guardó durante 19 largos años, porque el dolor del recuerdo de aquel amor clandestino, no le permitió exponerlo al escrutinio público.

Se encuentra firmando un libro sobre la mesa, y la enorme cola no termina,  cuando de repente levanta la vista para firmar el siguiente, cuando se encuentra de frente con aquel par de ojos color raro, y un rostro que se empieza a surcar de canas, la escritora enmudece, mientras con una sonrisa ligera y tímida, la mujer que va vestida en falda, tacones y blusa escotada, le avisa: “para Matilde Agrecio”.

“¿Matilde Agrecio?” le contesta alarmada la escritora, y la  ingeniera que se encuentra parada frente a ella le contesta; “sí, es mi hija”, los ojos de la autora del libro se llenan de agua, y le cuenta a su lectora, que ella también tiene una hija, de nombre: “Nadzia”.

De una gaveta del escritorio, la autora saca otro ejemplar del libro, y también lo firma: “para mi amor clandestino, Can´t Help …”

Ambas mujeres se abrazan, la lectora agradece el detalle y se pierde entre la fila de personas, no le dio tiempo a la autora de anotarle algún, número de teléfono o dirección electrónica en donde puedan comunicarse.

La ingeniera llega a su casa con ambos libros que coloca sobre la mesa del comedor, va directo a la vieja radiola y coloca  un disco de Elvis Presley, y es aquella voz, quien la regresa veinte años de su vida, a la noche en que Matilde tocó con su guitarra la canción que le siguiera dedicando pasadas dos décadas: Wise men say only fools rush in
But i can’t help falling in love with you
20 años después, sale a la luz aquel  libro inspirado en la habitación de un hotel “clandestino” en la ciudad de Krákov. Y junto a ese libro autografiado,  el rescoldo de un amor contrariado.
Ilka Ibonette Oliva Corado.
Septiembre 03 de 2011.
Estados Unidos.

Un comentario

  1. Estimada Negrita: Si este texto es creación tuya, está magnifico. Lo dicho vos tenés madera de escritora. Adelante. Besos, Chente.

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