Maldición de Malinche.

Del mar los vieron llegar 
mis hermanos emplumados
Eran los hombres barbados 
de la profecía esperada
Se oyó la voz del monarca 
de que el dios había llegado.
Y les abrimos la puerta 
por temor a lo ignorado.
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la definición de malinchismo es la siguiente: “actitud de quien muestra apego a lo extranjero con menosprecio de lo propio”.
La definición de maldición: “imprecación que se dirige contra alguien o contra algo, manifestando enojo y aversión hacia él o hacia ello, y muy particularmente deseo de que le venga algún daño”.
Y pensaba que llevamos siglos  en Guatemala viviendo bajo el yugo de la “maldición de malinche” y nos quedamos con ella, la adoptamos como nuestra.
Y como ya es costumbre, mis escritos son una revoltura… empezando por la primera: hace algunas semanas,  veía en las redes sociales, una fotografía que colocó una conocida,  una maestra de inglés que trabaja en un colegio burgués. Ella aparecía en primera plana sentada en una silla plástica en calzoneta de baño,  unos metros atrás,  distraída, sin percatarse que le tomaron la fotografía; una patoja que no pasaba de los 17 años, vestida con corte, güipil y chinitas; sentada sobre un pedazo de banqueta del jardín que era el marco general de la fotografía.

Iban montados en bestias 
como demonios del mal
Iban con fuego en las manos 
y cubiertos de metal.
Sólo el valor de unos cuantos 
les opuso resistencia
Y al mirar correr la sangre 
se llenaron de vergüenza.

 Esa conocida mía, colocó en el pie de foto: “¡la india no se quiso perder de la fiesta, y se vino de la cocina de la casa a seguirnos!” Por lo que yo deduje que  la patoja era seguramente la asistenta doméstica de aquella casa. Los comentarios  de otras conocidas mías, igual maestras de inglés en diferentes colegios burgueses, me enfurecieron. Pero no comenté en la fotografía, la dejé pasar. Pasaron dos días y los comentarios  con burlas en torno a  la patoja de corte y güipil, crecían, ofensivos al mejor estilo de la gente malinchista  y racista: “¡india patas rajadas, qué se cree pues!” “se auto invitó pensando que estaba en su aldea”, “y ni las patas se lavó siquiera” docenas de comentarios, hacia aquella patoja que ni defenderse podía porque ni cuenta se dio que le tomaron la foto.  Entonces pensé: “estoy teniendo la actitud propia de una guatemalteca, como no es conmigo no me meto” sabía perfectamente que si comentaba en esa fotografía, sería para poner orden a aquel montón de “caqueras”, así que lo hice. Traté de ser lo más sutil posible, que la verdad me cuesta, un comentario como: “se burlan de quien no ha tenido la oportunidad de superación que ustedes tuvieron,  una sola, una sola oportunidad bríndenle a ella, y les demostrará que tiene la misma capacidad que ustedes, vaya maestras las de mi patria”. Lo que desató la furia de las hienas, y provocó una serie de comentarios despectivos de ellas hacia mí. Preferí no seguir absorbiendo su energía negativa y con un “click” las mandé a la cola del diablo. ¡Qué bueno que hay personas en tu vida que con la facilidad de un “click” las podés borrar, en cambio hay otras…!

Porque los dioses ni comen 
ni gozan con lo robado
Y cuando nos dimos cuenta 
ya todo estaba acabado.
Y en ese error entregamos 
la grandeza del pasado
Y en ese error nos quedamos 
trescientos años esclavos
.

Esta semana, otro amigo mío, muy amigo, cuate,  casi: soque, prense y agarre, escribió en su “muro del jetabook” que él no votaría por “la india patas rajadas de la Menchú” un docente, con no sé cuántos cartones, diplomas y licenciado infieri, expresándose así de al
guien. Me hizo pensar seriamente en la calidad de docentes que tenemos en Guate, en todos los niveles de las clases sociales. ¿Cuál es la calidad de educación que le vamos a dar a las crías que serán la juventud del mañana? ¿El ejemplo? También cibernéticamente me tiré los guantazos con él. Pero al igual que a las demás “caqueras” el malinchismo no se le quitará de la noche a la mañana, ni con una goma de tres días se le puede borrar. Claro aquí no solo son docentes,  es general, la maldición de malinche que vivimos y respiramos en Guate, ataque a gente de todas la edades, profesiones y niveles del escalafón social.
Se nos quedó el maleficio 
de brindar al extranjero
Nuestra fe, nuestra cultura, 
nuestro pan, nuestro dinero.
Y les seguimos cambiando 
oro por cuentas de vidrio
Y damos nuestras riquezas 
por sus espejos con brillo.
Pero: ¿es que acaso tiene que ver la profesión de una persona y su nivel social en su calidad humana? ¿Un papel la hace  más o menos valiosa? ¿El color de piel? ¿El trabajo, profesión   u oficio? No, nos engañemos, esas son solamente etiquetas, la esencia de las personas, no tiene que ver nada con el escaparate que nos impone la sociedad.

Volviendo a sector del malinchismo que más nos afecta en Guate, retorno  a marzo de 2007. Yo comenzaba a salir a la luz, empezaba a extender lentamente mis brazos, intentando salir de la caverna, de mi guarida en la que me sumí durante más de tres años, mis primeros años de exilio, pusieron a prueba mis energías, mi fuerza, mi tesón, y mi voluntad, más que todo; mi autoestima.

Me asomaba por poquitos,  y regresaba inmediatamente a mi caverna, allí estaba a  mis anchas gruñendo, peleando conmigo misma, aun me faltaba enfrentar mis miedos y fantasmas.
Me invitaron a participar en una danza folclórica, y realizar junto a un grupo: el ritual del Toj. Lo que llevó a que me vistiera con; corte y güipil,  me sentí usurpando algo que no me pertenecía, una parte de la identidad de mi país, la más explotada llamada como: traje típico. Pero debo de confesar, que fue un orgullo portarlo, mientras duró la presentación. Fue mi debut y despedida, porque el mentado grupo se partió en varios pedazos, y  yo me las pelé,  percibiendo el huracán que se me vendría encima si me quedaba. Fue lo mejor que pude haber hecho.
Alguien sabía de mi   amor por los libros y  habíamos comentado el contenido de: Me  llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia.

Me dijo que la Doctora Rigoberta Menchú, estaría en una especie de conferencia en una universidad de Michigan. Quise tener a mi alcance mi yegua Picapiedra, para salir echa pistola y llegar a tiempo a la charla. Pero  de buena gente, la  -la misma que me dejó plantada con el pepián antigüeño-  paisana radicada en Chicago por más de dos décadas, me ofreció jalón “en una nave del año”  y nos fuimos un puñado de mujeres, amontonadas y empiernadas, en un sedan, salvo el conductor que iba a su anchas y que creía que tenía aquella enorme autopista para él solo. Llegamos a Michigan, despeinadas y con el corazón a punto de escupirlo.

Aquel auditórium, estaba lleno a reventar, pero no de gente de Guate, no vayás a creer, y eso que se regó la bola con tiempo, pero como era “una india patas rajadas”  contadas personas asistimos. Aquello parecía una fiesta,  una algarabía de  gringas y gringos, una revoltura de culturas, un resto de patojos y patojas  estudiantes de la universidad. Libros para comprar, apartando sillas, y tomando el café y la galletita habitual.

En eso se anunció que la Doctora  estaba por entrar a aquel enorme salón. Nos pusimos de pie para recibirla y un mar de aplausos le dio la bienvenida. La vi entrar, filas de personas la cubrían parcialmente a mi vista,  me salí de mi fila y me encaminé hacia la parte de enfrente del salón.
Hoy, en pleno siglo veinte 
nos siguen llegando rubios
Y les abrimos la casa 
y les llamamos amigos.
Pero si llega cansado 
un indio de andar la sierra
Lo humillamos y lo vemos 
como extraño por su tierra.
La quería observar completa, caminando con su elegante güipil y su corte,  con una especie de perraje sobre los hombros. No pude evitar llorar,  pero la mayoría de aquel público lloraba, norteamericanos/nas en su mayoría. La energía  en aquel lugar cambió  por completo cuando ella entró. Una vibra increíble. La gente se amontonaba a tocarla, a abrazarla, gringos se hincaban y la abrazan, le pedían  perdón en nombre de su país, de su gobierno,  y yo… sosegada lloraba emocionada.
Me perdí entre la amotonason y me apresuré a abrazarla, fuerte, muy fuerte. Enmudecí, quería decirle tantos, aun tenía frescas las letras de su libro en mi memoria. Pero la emoción me ganó.

Subió al pódium con su traductora, e hizo la presentación de su segundo libro. Habló de su aldea, de su familia, y presentó a la multitud a su hermana Anita, a quien recién acababa de encontrar,  contó que se habían separado de niñas, Rigoberta la daba por muerta, pero la niña sobrevivió en las montañas y se reencontraron después de más de veinte años.

Me encantó que hablaba mejor inglés que su traductora oficial,  una mujer nicaragüense, estudiaba específicamente para su papel de traducir. A cada rato la interrumpía para hablar con su inglés, lo que la otra explicaba mal. Eso rompía en risas  y aplausos al enmudecido público.

¡Qué velada tan exquisita!, con ella, con su consejo, aprendí que los árboles son el mejor calmante y energía positiva que vos podés encontrar cuando tenés la cabeza aturdida, o el ánimo extraviado. Te abrazás a uno, y la energía de la madre naturaleza, se apoderá de vos. También  habló de encender una candela o una veladora blanca, y pasar la palma de la mano,  sobre la llama, sentir el calor del fuego  ayuda a relajarte y tranquilizarte.

Terminó aquella velada autografiando libros. Y nosotras regresamos a Chicago, con la alegría de haber conocido  – irónicamente en tierra  capitalista  y extraña- a nuestra Nobel de la Paz.

Es sin duda, una mujer valiente, de la que tenemos que  aprender mucho. Un ejemplo de lucha y entrega, de amor, de perdón, de ideales consecuentes con sus acciones. Una mujer que representa al pueblo  oprimido y esclavizado, al pueblo golpeado y silenciado. Al pueblo que manos genocidas, trataron de eliminar como a sus ancentras/tros Mayas. Una mujer que tuvo el valor, de poner el pecho para defender el nombre y la dignidad de su herencia Maya, de su padre y de su  madre, de su aldea, y de su idioma.

Ella viene de abajo, del subsuelo, sabe de comer sal con tortilla y chile, de tragar polvo y masticar moscas. De desgranar máiz, y se trabajar en el servicio doméstico, es un ejemplo de superación, para vos, para mí y para el mundo entero.
Es un Doctora, ¡qué talito!,  es la que mejor representa la parte del pueblo a la que pertenecemos vos y yo. Pero no, como no es “ladina” “estudiada en colegio privado y universidad burguesa” ella no vale la pena. Como no es una mujer con garbo y porte elegante, que sabe de zapatos italianos y de cómo utilizar los cubiertos en un restaurante caro, no nos representa.

Pero tiene lo que se necesita, lo único que cuanta  a la hora de hacer y proponer cambios para un país: la conciencia social. Es alguien que no se ha vendido y no ha vendido a su pueblo, a su herencia, a su raíz.

Alguien que nos represente tenemos,  de sobra. No digamos que no tenemos voz, si la de ella está allí, cantando como las chicharras veraniegas. Que nos no te querrás unir a su canto es otra cosa.
Tu, hipócrita que te muestras 
humilde ante el extranjero
Pero te vuelves soberbio 
con tus hermanos del pueblo.
Oh, maldición de Malinche, 
enfermedad del presente
¿Cuándo dejarás mi tierra..?

¿Cuándo harás libre a mi gente?
Maldición de la Malinche. Compositor: Gabino Palomares.

Tal vez, cuando nos aceptemos, como un país: multiétnico, multilingüe y pluricultural. Tal vez cuando nos soltemos del yugo malinchista de los que con espejos nos “oprimieron” aprendamos a valorar, respetar y sobre todo, aceptar que somos un país rico: porque son las diferencias las que nos engrandecen.
Cuando aprendamos a ver  como nuestra/tro  igual, a quien lucha por salir adelante desde el fango de las clases sociales, cuando amemos a  las más de 20 culturas e idiomas que engalanan nuestro país.

Cuando demos también la oportunidad de superación, a quien la necesita y no la regalemos a quien de sobra sabemos que  la va a desechar. Abajo está la raíz de la planta, sin ella, el fruto no crece. La doctora Rigoberta Menchú, es una raíz, profunda para nuestro pueblo. ¡Abonémosla!
Ilka Ibonette Oliva Corado.
Agosto 25 de 2011.
Estados Unidos.

10 comentarios

  1. Gracias Jmaria,por su ampliación y por despejarme algunas dudas, definitivamente vivimos en un país y con la «Maldición de Malinche»..Saludos que tengan un buen día..

  2. Desde hace mucho tiempo vengo escuchando, y también he leído bastante a cerca de la controversia, que se ha creado y difundido a cera de las actuaciones, antes y después de que Rigoberta Menchú obtuviera el Nobel de la Paz. Conspicuo entre todas las denuncias en contra de Rigoberta Menchú es: La investigación conducida por el antropólogo Estadounidense Robert Stoll,quien una década después de la publicación del libro; Yo, Rigoberta Menchu y basándose en toda una serie de datos en informaciones obtenidas del gobierno guatemalteco, así como detestimonios de vecinos,familiares,amigos, enemigos y otros, concluyo en su libro;»Rigoberta Menchu and the Story of All Poor Guatemalans», publicado en 1999 que; Rigoberta Menchu había cambiado algunos elementos de su vida, de su familia y de su comunidad, con el ojetivo de corresponder a los requerimientos publicitarios del movimiento guerrillero, al cual ella se había incorporado, después del asesinato de su padre. Subsecuentemente, el historiador Greg Grandin refuto muchas de las afirmaciones de Stoll, aunque le dio crédito a algunas de ellas. Hubo otros como Fracisco Goldman, quien totalmente desestimo la investigación de Stoll; como algo totalmente desbalanceado, mal oliente y con una carga fuertemente ideológica. Otros como el conservador David Horrowitz, utilizo el libro de Stoll para lanzar una campaña de desprestigo en contra de Rigoberta Menchú, llamándola una «terrorista Marxista» y una de las grandes falsificaciones del siglo xx, llegando inclusive a pedir, que se le revocara el Premio Nobel. Es indudable que Rigoberta Menchú, a lo largo de toda su carrera ha cometido toda una serie de errores, que han dado como resultado el que su popularidad, inclusive, dentro de su misma gente, no digamos dentro del resto de la población guatemalteca, haya disminuido enormemente. Lo cierto del caso es que, Rigoberta Menchu, a pesar de sus galardones y de su lucha, nunca será aceptada dentro del seno de una «sociedad» tan racista como la guatemalteca, pues al fin y al cabo ante los ojos de los “supremacistas” ella siempre será ; una” india fea”, “apestosa” y “patas rajadas”.

  3. Esto ya lo comente antes creo..

    En mi clase de Literatura habiamos varios latinoamericanos. Nos preguntaron sobre nuestra indentidad.

    Una Salvadoreña con razgos indigenas muy marcados dijo que ella era Española con mucho orgullo. Una chica del Ecuador de raza negra dijo que ella era Alemana. Una chica de Colombia dijo que ella era Española tambien … Me preguntaron a mi y yo dije, A QUIEN ESTAMOS TRATANDO DE ENGAÑAR? MIREN LOS RAZGOS, EL COLOR DE LA PIEL, EL CABELLO, LA ESTATURA Y EL COLOR DE LOS OJOS ETC ETC…. SEGURAMENTE ALGO TENEMOS DE OTRA RAZA PERO DE QUE SOMOS NATIVOS DE NUESTROS PAIS PUES SI LO SOMOS..

    Yo creo que todo viene de le educacion que recibimos en el hogar y ahi es donde todo debe empezar a cambiar…

  4. Ilka, definitivamente aquí en Guatemala quedo impregnada la maldición de Malinche, esto del racismo está en todos lados, muchas veces he escuchado comentarios de personas que dicen «No seas Indio» y se oye tan normal, que no nos damos cuenta que es un acto de racismo, y de no valorar nuestra cultura…, la semana pasada aquí donde trabajo nos dieron una concientización sobre lo importante que es votar, y de que manera hacerlo etc. etc. nos dieron copia de los planes de trabajo de varios candidatos,..Yo ese día imprimí un tu escrito «El país de la Inmoralidad» por si nos querian labar el coco sobre quien votar, lo iba a presentar y leerlo para todos, pero no fué así, no nos mencionaron ningún favorita, lo que hice fué enviarles copia de tu escrito a sus correos, en particular mi jefe inmediato, me hizo el comentario respecto a tu escrito, me dice, practicamente ella no votaria por ninguno verdad, ya que todos tienen cola que les machuquen, le mencioné que posiblemente votarias por Rigoberta Menchu, ya que aunque no tenga suficiente colmillo político, es la que menos tiene cola que le machuquen, él me dijo, mira vos yo si no votaria por ella, porque a hechos cosas que ni a los propios índigenas le han gustado, y me mencionó que en los pueblos no tiene mucho apoyo, a lo que quiero llegar es al comentario de anonimo, me hace pensar que posiblemente mi jefe tenga razón, y pues es de investigar, yo pienso votar por ella, pero ahora ya me movieron mis pensamientos…. a ver que pasa, siempre gracias por tus escritos….Saludos,

  5. Y la última parte del comentario de anónimo.

    Decir la verdad no es racismo. Lo triste es que al dejar sus bases y sus raices, se quizo acercar a los ricos, allí por supuesto, no la trataron bien, como ella misma dijo recientemente. Es lógico, ¿cuándo va un Arzú, Berger, Ibargüen, Sinibaldi un Torrebiarte o un Botrán a considerar como una de los suyos a Rigoberta? La tuvieron cerca un tiempo, como adorno y mientras les fue util. Después, como al cualquier traidor, a la basura. Nadie confia en un traidor pues temen que dentro de sus filas, les haga lo mismo. Se quedó en el aire, en el limbo…paradógicamente como la película: «Ni de Aquí ni de Allá».

    Ahora ha querido volver, pero lo hizo por interés electoral, al ser la candidata del Frente Amplio.

    Y llegó, como lo hizo siempre: a última hora, dándose aires de reina, y exigiendo todos los primeros lugares en las listas electorales. Los partidos de izuierda también por interés electoral, aceptaron ese trago por lo que pudiera representar en fondos para la campaña «su fama». La aceptaron a regañadientes y aún a costa del retiro de mucha gente valiosa de este proceso electoral. Mucha gente dentro de esos partidos tampoco estaba de acuedo con su candidatura y se han ido retirando, unos en público, otros en silencio, otros con hechos, boicoteando el proceso en los departamentos. Por esto mismo, dudo de los resultados de una alianza pegada con alfileres. La izquierda en el país, es mucho más que solo los partidos de izquierda. La izquierda es también todos los movimeintos revolucionarios y sociales, es una posición y forma de ver el mundo y de actuar, no es un partido. La izquierda puede tener partido, o partidos pero no es sólo eso. Ser revolucionario es mucho, mucho más.

    A Rigoberta ya le perdí el respeto político. La respeto como se respeta a cualquier persona humana. Nada más. Mi admiración incansable para don Vicente Menchú y por los miles de miles de caídos y de héroes vivos que hoy (sin ser famosos)siguen luchando sin tregua, porque la agresión contra el pueblo no ha terminado.
    Fraternalmente,…
    La lucha sigu

  6. Aquí sigue el comentario del anónimo. (Ilka)
    1) La fundación que llevaba el nombre de su padre Vicente Menchú, ella le cambió el nombre por el de ella misma. Con esto va la primera prueba de egocentrismo y de que se le subió el humo a la cabeza;
    2) se apartó de los revolucionarios, renegando y hablando barbaridades entre corredores y a veces en público;
    3)cobraba por hacer apariciones en público, al grado que algunas organizaciones no podían pagar lo que costaba «tenerla de invitada»;
    4)se fue acercando al sector azucarero del país e hizo convenios entre su fundación y la FUNDAZUCAR (con lágrimas yo recordé que gente como su propio padre se partió el lomo en la fincas de caña en la costa sur explotados por esta gente);

    5)El colmo de colmos fue cuando aceptó un cargo en el Gobierno oligarca de Oscar Berger (azucarero)como Embajadora de la Paz, cargo por demás, decorativo y folklórico (como poniendo el broche de oro al racismo y folklorismo). Aceptando además que en el Palacion Nacional hubieran «edecanes» con traje típico.
    6)durante ese gobierno, hubo varias manifestaciones campesinas y represiones, quizá la más relevante fue la masacre de Nueva Linda. Ante ese hecho, la señora Menchú se expresó muy mal del movimiento campesino y dio la razón al Gobeirno al reprimir a los «terroristas» que habían ocupado la finca demandando que apareciera un campesino secuestrado. (busque recortes de prensa de esa época, no es mentira esto).

    Esto y otros hechos de declaraciones inconsecuentes o silencios cómplices ante los abusos de los ricos y del gobierno, hicieron que la misma gente sencilla la fuera rechazando. Ya los campesinos e indígenas no la consideraban su representante, la gente empezó a verla como quien había traicionado a su propia gente por comodidades entre los ricos. Si alguien merece el calificativo de «malinche» es en verdad ella. Me duele, porque hubo un tiempo en que la admiré al igual que usted, pero es cierto. Los malinches no somos los que señalamos la verdad sino quien se quiere asomar a comer a la mesa de los ricos, les lustra los zapatos y se conforma con las migajas. Suena fuerte, pero así de fuerte lo siento al recordar a tanto compañero y compañera caida en esta lucha que aún no termina, y saber que hay quienes pisotean su memoria traicionando los principios.

  7. Dejo acá, otro comenario, anónimo enviado a mi correo electrónico. Es improtante conocer el balance de opiniones:

    Estimada Ilka, le escribo a usted y no en público para no polemizar más pero creo importante hacerle saber mi pensar.

    Antes que me diga Malinche, sexista o racista, aclaro que no lo soy ni lo seré nunca. Tengo entre mi historia, el haber tenido el honor de haber combatido en mi linda Guatemala, a la par de miles de compañeras y compñeros indígenas y mestizos; de haber tristemente ver correr sangre tanto indígena como mestiza y de internacionalistas en los combates en la lucha contra la injusticia y contra el racismo. Fueron 18 años de militancia revolucionaria hasta la firma de la Paz y otros tantos después. Trato de seguir aportando en las luchas de hoy hasta donde puedo. Por esto mismo, es que me mueve el comentario suyo. Le cuento, que conocí en persona a Don Vicente Menchú, cuya memoria respeto mucho así como la de los otros 37 masacrados en la Embajada de España aquel fatídico 31 de enero de 1980. Sin embargo, Rigoberta ha sido y es otra cosa. Muchas personas de las organizaciones revolucionarias trabajamos incansablemente por promoverla y construir el esfuerzo del Premio Nobel, porque era y es importante que en el mundo se conociera del horrible holocausto que estaba sucediendo en mi país. Se le apoyó, se le empujó, y el Premio Nobel, fue para lo que ella representaba en ese momento: la lucha de los pueblos indígenas en Guatemala(no tanto para ella como persona individual, pero esto ella lo olvidó). No obstante, en el camino de alguna manera, esa conciencia que le nació también se fue muriendo. Es irónico que su fama y prestigio sea mayor en el exrtranjero que en la misma Guatemala o que en su mismo pueblo. Pero no es por racismo. Hay que decir la verdad. y la verdad es que ella misma se encargó con sus hechos de dar muerte a su propia conciencia:

  8. Dejo aquí su comentario Aura, lamento que no pudiera dejarlo en el blog. Ilka.

    Hola Ilka, no pude agregar mi comentario al blog, una lástima, asi que te escribo aqui rápidito unas líneas. Felicitadades, muchas felicidades por todos los artículos están muy buenos, muy originales y se ve que salen de tu alma y estómago, así que no son de esos articulos planos sino de los que mueven. Ojala nos des la dicha de leerte por mucho tiempo más.

    El artículo de la malinche, buenísimo, aunque bueno tiene un sentido patriarcal eso del «malinchismo». Ese es otro tema.

    Pero, qué bueno que insistás en el tema del racismo. Los comentarios respecto a la joven indígena que salió en la foto de la patoja caquera, solo confirman que la gente racista tiene la autoestima y la dignidad pisoteadas, y busca reafirmarse haciendo lata a quienes ellos consideran inferiores. Son dignos de “lástima” (las y los racistas) porque no son capaces de afirmar su valía por sí mismos, están enajenados, se avergüenzan de sí mismos aunque no parezca, por eso siempre ven hacia lo extranjero blanco. Lo peor es que estas son las mentes “ilustres” que nos gobiernan, que dirigen el Estado, las empresas, las escuelas, etc, etc, etc. y luego nos preguntamos ¿por qué estamos como estamos? Afortunadamente hay ahora, aunque insipiente, una lucha contra el racismo, porque aunque se ha convertido en una patología social, no es algo normal. Primero, hay que trabajar para sanar, eso requiere de mucha voluntad, pero, como esa voluntad no viene sola, en todo lugar donde existe merece ser penalizado. Así ha pasado en muchos países.

    Aunque no nos conozcamos. Muchos saludos desde esta tierra,

    aura cumes.

  9. ciertamente Ilka, el racismo en Guatemala es histórico, profundo y tiene múltiples expresiones..la peor dirigida a las/los indígenas.

  10. Cuando Rigoberta Menchú fue laureada con El Premio Nobel de la Paz en 1,992, sentí una emoción y alegría profundas y por la necesidad urgente que uno experimenta en la lejanía, de identificarse con aquello que represente sus orígenes nacionales, experimente un orgullo enorme al obtener por segunda vez en nuestra historia, esa vez en la figura de una mujer, Guatemalteca de Pura Cepa, un Premio Nobel; el de La Paz, é inmediatamente la asocie con Adolfo Pérez Esquivel, el Argentino laureado años atrás, por su incansable lucha en contra de la dictadura militar en su país Argentina. No me considero “ladino”, más bien nunca me ha gustado identificarme con ese término y, hasta la fecha no se de la etimología del mismo. Soy una mezcolanza o un mongrel, en donde lo negro y lo indio pueden más, con ambos me siento bien, me da igual ser el uno u el otro, y sé, que hay millones en Guatemala que al igual, comparten esas características morfológicas. Es de cierto modo aceptable, que los detractores de la Doctora Menchú, aquellos de origen Europeo, sientan aversión hacia ella, pero lo que sí me parece el colmo e inaceptable es, que exista tanta gente, que de una u otra forma comparten con ella la misma descendencia, y sin embargo, en un acto de auto-negación; el odio, el desprecio, la burla, en fin todo aquello que raya en lo absurdo e irracional es, el vergonzoso trato del que injustamente es víctima, quien debería de ser un símbolo y orgullo nacional.

    Sin duda Ilka, la Maldición de la Malinche nos persigue y parece, que llego para quedarse.

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