Yoyita’s Birthday Party.


Nos llamó curiosamente la atención que la invitación del cumple de nía Yoyis, fuera en inglés, pero después recapacitamos al recordar que el  nombre del puesto de las refas se llama. Yoyita´s Refa. Cuando se le interrogó, el día del clavo de la leche de cocha, ella explicó  claramente que el nombre estaba en inglés, debido a la sugerencia de las fifís que llegaban a atipujarse a su puesto. Que ella ni sabía qué significaba, porque ni leer podía, pero que el rótulo se miraba bonito desde la otra esquina de la cuadra.


No resulta curioso que sea de agosto, ¿de qué otro mes podía ser pué? Cuarenta y un años, bien vividos y las últimas semanas, ¡regozadas!  No quiso contar cómo le fue en la luna de miel con don Milo, porque dijo que le daba pena contar los trucos publicitarios de su galán, para embaucarla  a la hora del meneíto.

La fiesta la hicimos en: “La Atipujada Feliz” que queda camino “al rincón del amor” subís dos lomas “de la felicidad” y a mano derecha encontrás un anuncio que dice: “¡aquí no es!” y como no es allí, seguís caminando hasta  dar, con otro anuncio que dice: “la fiesta es de traje” ya vas dentro… y como es de traje, tenés que llevar algo. La mara se apuntó con: enchiladas, pollo en crema y loroco, tacos;  de Palencia llegó un cliente en moto, que acarreó a tuto una red de gallinas de patio, listas para el pinol.

Y así la gente fue subiendo las dos lomas “de la felicidad” con sus donaciones para la fiesta de la de antaño: quinceañera. Por allí otra que es buena para soloquearse en las refas, se rajó y dijo que lo lamentaba pero que tenía que ir a la U, la gran casaca lo que pasa es que no quería que se le juntaran los dos pretendientes, uno el  agarre y el otro el soque.

Dos zacapanecas, se apuntaron una con: chilacayote y conserva de toronja de  por ai de San Jorge y cuatro octavos de Indita: estos para engañar el sofoco de la subida de las dos lomas. La otra se discutió un pastelón Pérez de 3 leches,  allí se temió por una cuarta, que bien podría haber sido la leche de cocha, de la vieja de la refa de enfrente.

Por allí un vecino de la hermana república de Texas, subió en su picopón de doble tracción, las dos lomas que le pelaron los dientes, en semejante bestia, amarró media docena de bocinas, la mesa de hacer las mezclas –pero no de cemento- y un resto de discos compactos, para amenizar la velada y la sin duda; feliz atipujada de cumple.

Por allí una que aterriza de cuando en cuando en donde nía Yoyis, quiso dar carita con dos botellas de tequila, traídas de su último viaje a tierra azteca, pero la mandaron por un tubo, así es que le tecó discutirse, sobre la cabeza y otra en la cintura: dos tinajas de cusha, al mejor estilo de velada en las vísperas de la Huelga de Dolores.

Otra de las fifís, prometió llevar tres redes de pino y regarlo sobre el talpetate empapado por las lluvias de agosto. Prometió no llevar zapatos de punta de aguja, para no andar perforando los pies de los bailarines. No sé quién, llevó dos canastos con tayuyos aromatizados con loroco fresco y dos toles de chirmol enchilado con polvo rojo cobanero.

Una nueva en las refas pero bien acomedida, se tiró el cerco, al llevar la “Marimba Estelita” de la zona 5. Algunos orientales de por allá de Jutiapa, llevaron lazos, para armar el chinique y cobrar por pieza, para juntar para la sorpresa que estaban preparando para nía Yayita.

El grupo de comensales, había estado toda una noche en vela, decidiendo en dónde harían el festín, algunos atletas promovieron la idea de hacerla en la cima del Cerro Alux, para que la mara bajara unas sus cinco libras en la subida. Se prohibiría llegar en: yegua, patineta, monopatín, virula, en jalón, paracaídas  y en cualquier automotor. Se eliminarían los tacones y las minifaldas: por aquello de las caídas y se enseñara hasta el número de matriz. También los sacos, corbatas y mocasines. Por ser lugar de clima templado y nebuloso, no se llegó al acuerdo de proponer llegar en pititanga, que hubiese sido lo mejor, a como terminó aquel bacanal.

Otro salido del guacal promovió la cima del volcán Santa María, pero nadien votó a favor, todos se rajaron a la hora de pensar en la sacada de jugo. A duras penas aceptaron subir las dos “lomas de la felicidad”.

La hora de la cita llegó, y comenzaron a llegar las /los invitadas/dos. Fue en un sitio baldío, en las cercanías de “el rincón para arrinconar” a dos cuadras de “venga y soloquéese”,  a un costado de “si no compra no mallugue” y frente a “si no va a rajar leña por lo menos preste el hacha” de donde se divisa: “chuchitos y tayuyos para llevar”.

El pino regado y los horcones de aquella improvisada galera, lucían galanes, con adornos de nailon, el ambiente aromatizado con los chicharrones que hervían en el medio tonel puesto sobre una hornilla hecha de piedras y rajas de encino.

Ollas de barro llenas con pinol de Rabinal y fresco de guanaba. Purgantes, olotes  y yodoclorinas al por mayor, por aquello de la atipujada y los estómagos delicados.

El musicón Pérez, se escuchaba hasta la cuadra aquella en donde está la venta de Sex Shop y en donde las mujeres entran a comprar su cargamento disfrazadas. La vieja de la refa de enfrente también llegó, con un plato de salpicón y media docena de limones partidos en cruz, dijo que eran contra… contra los ladrones que seguramente se iban  a querer robar las bocinas del amenizador agringado y de paso las tinajas de chicha.

Ojo al Cristo estaban las fifís pendientes, de no ver alguna manguereada con leche de cocha sobre las cubetas con horchata. Nía Yoyis quien se la mira, moviendo el bote al mejor estilo de La Lambada, pero perdió toda cordura cuando tocaron su favorita: “Señorita Cumbia” cambio de pareja, dejó a don Milo sentado y danzó de brazo en brazo con los comensales que asisten diariamente a su puesto de las refas. Reía a carcajadas, no le importaba estar cholca y enseñar las encillas despeltradas. Les alisaron el pelo con plancha de planchar ropa, y manteca de coche en lugar de aceite de coco. Solo faltaban las tortillas calientes, para agarrarle el pelo a mordidas y confundirlo con chicharrones.

Le depilaron las piernas con cera de candela caliente, es por eso que andaba con las canillas coloradas. El choreque se le veía colorico, se lo tiznaron con un pedazo de remolacha fresca. 

El bailongo fue de todas contra todos, nadie se quedó sentado, salvo el manejador de las  tornamesas,  que dijo que si se paraba, alguien seguramente le movería la silla. Un sacerdote “buenote” viajó desde Colombia sólo para  bailar un merengón Pérez con nía Yoyis, según sus propias palabras: “no hay nadie que licue tan bien las caderas como la cumpleañera” porque forma con sus movimientos una especie de “shaca shaca y  traca traca”.

El pastel de tres leches, fue un pasón, cola hicieron, hasta le salió negocio a la pastelera, porque le encargaron hasta molletes. Ella ni dos veces y ofreció hasta “besitos”, la clase de pan aquella parecida a “los cachitos”.

Nadien quería dejar de mover el bote, pero se anunció la entrega de los regalos, entre los que hubieron: pares de medias de tigresa, sostenes de media copa, botellas de vino, cuartos de Quetzalteca Especial, panas plásticas, canastos para las tortillas, cientos de pliegos de papel para envolver tostadas, ollas de barro para cocer bien los atoles, arrobas de cal para echarle al nixtamal, comales de barro,  cargas de leña, delantales.

Pero todo aquel bacanal se silenció de romplón, plón, plón, plón, cuando dio un paso hacia adelante la vieja de la refa de enfrente, hasta las luces se apagaron y de pronto se fue la luz eléctrica; dijo que se las pelaba, antes de que también le dieran a beber leche de cocha.

Con candelas alumbraron aquella oratoria de la competencia. Después de dar un discurso conmovedor, ofreció hacer las paces con nía Yoyis, pero nadie le creyó, salvo nía Yoyis que con un chiflido, volvió a silenciar aquel pachangón.

De la bolsa de su delantal, la ex vieja de la refa de enfrente, sacó una caja del tamaño de una media panela canche. –Porque la oscura es más galana-. Y obsequió a nía Yayis, el regalo que con la coperacha de comensales y vecinas vendedoras, llevó un año mandar a hacer: ¡su placa con tres coronas de oro!

Los aplausos
hicieron que la luz eléctrica se arrepintiera de habérselas pelado, y regresó en un abrir y cerrar de ojos, nía Yoyis emocionada, por tal regalo, se pasó agua en  la boca, hizo tres gárgaras con  un vaso de chicha y se zampó la placa al pedalazo, ¡y sonrió con más garbo que nunca! Abría la boca de par en par, enseñando sus tres coronas de oro.

Las luces de las cámaras fotográficas, parecían rayos de tormenta eléctrica: unas tras otras. Cámaras de video, grabaron aquel momento. Todo mundo esperaba ver el momento en que nía Yoyis, le metiera la primera atracada a un chicharrón y masticara con placa nueva. Ella ni dos veces, y agarró un pishtón tostado en el rescoldo, le agrió un chicarrononononón, dos granos de sal y  unas gotas de limón: la mandíbula le tronaba como matraca de estadio. Entre risas y aplausos se reanudó el chonguengue y con todo y chicharrón en la mano,  la cumpleañera, se atrevió a bailar, “¡el baile de la botella!”.

El chinique terminó en socadera, prensadera, apercolladera, de propios y extrañas. La ex vieja de la refa de enfrente, mandó a tirar las dos tinajas de leche de cocha que llevaba para confabular, pero ahí está que ya entonados con los cuartos de indita, “los tiradores” la desvaciaron por equivocación sobre las tinajas de horchata, lo que provocó, que la gente apretujada por el calor de la música y los cuerpos, alucinaran con ver el mar del puerto de San José, y se lanzaron en ropa interior y enseñando los pellejos, sobre el charco de agua que rondaba la galera en donde amenizaba la velada cumpleañera.

¡Son las horas y no encuentran la ropa! ¡Son las horas y nía Yoyis no deja de comer chicharrones! ¡Lo bueno que hay una red de olotes que llevaron para el fogorón!
Nota: con el amor de siempre, para la marita de las refas del Jetabook.

Ilka Ibonette Oliva Corado.
Sábado 20 de 2011.
Estados Unidos.

2 comentarios

  1. No Cabe duda, que estuvo de al pelo el pachangon de Nia Yoyis, habia olvidado unos detalles, gracias por plasmarlos con tan bonitas letras…Saludos un abrazo

  2. Pues que chonguengón más macanudo, solo nos queda esperar el del próximo añejo. Y darle vuelo a la hilacha. Chitos al por mayor.

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