Clavos y tachuelas existenciales y blogueros.

Migadalia María, Nicte Orellana  y Doctora: Prisci Casasola. Universidad Rafael Landívar: sección Zacapa. Estudiantes Trabajo Social, catedrática de Antropología. ¡Abrazos a mis tres amores!


Desde hace algunos meses, pongámosle de febrero  para acá, me ha entrado la perseguidora,  y es algo muy complejo y tal vez  que no muchas personas comprenderían, -salvo quienes me conocen desde antes que  me diera por escribir y contadas personas que me conocieron a través de las letras y que ahora son mis amigas-  que yo misma me hago bolas. Recién me acaba de escribir un amigo, que era lector pero que  también se saltó el cerco y ahora yo sé que cuento con él en otro plan,  entiende a la perfección mis nostalgias por la tierra, él también emigró hace un tanatal de años, esto fue lo que me escribió en su correo de hoy: Cuidáte mucho (como cosa propia). Tenés cualidades para escribir; no dejés que las flores te cieguen (mucho dulce empalaga). Más que todo tenés corazón (y con un estuche muy agradable a la vista), algo vital, no tan sólo para la vida biológica sino «pa’l» arte.
Si alguien te dice que sos la…guatemalteca no te sintás halagada.
Sé vos misma.” (Gracias M.G.  Yo también te quiero muchote).
Pues de eso mismo se trató mi dilema interno: ahí estaban mis emociones repartiendo revés y derecho, aquello  ha sido una molotera de noche y de día. Y me sucedió precisamente eso, “me empalagué”  lo que nació como una canalización, una catarsis, un desahogo, y que compartía solamente con amigas y amigos poco a poco se ha  ido extendiendo y corre a trote  entre las redes sociales, saliendo a mi nido prestado  y como telaraña se extiende sobre los cinco continentes.

Es algo que no deja de asombrarme, primero: la magia de la tecnología y segundo: que mi catarsis ahora sea una  terapia grupal, principalmente de quien emigra. Tan así que aunque escribo en “guatemalteco” me leen migrantes de otras nacionalidades. El cordón que nos une es la migración y la nostalgia perenne por la Patria.

Hubo una temporada en la que me empalagué de recibir todos los días correos de personas desconocidas en mi bandeja de entrada electrónica: con mil cariños y palabras de aliento, contándome sus historias de vida,  vivencias de infancia y dolores de emigración, pesadillas y desvelos, ensueños y deambulaciones, traumas y rollos existencias.

A la mayoría le sorprende grandemente que yo cuente y grite a grandes voces que mi trabajo en Gringolandia  es el de servicio doméstico;  limpiadora de casas y niñera.  No le veo nada de malo ni encuentro una razón de por qué tenga que ocultarlo. Mi forma de viajar es a través de las letras, con ellas voy y vengo del pasado, sueño con el futuro y relato el presente. Hoy soy migrante, y creo que siempre  lo seré inclusive cuando regrese a Guate a reencontrarme y a reinsertarme con la sociedad y el ambiente.

Así es que al ver la cantidad de correos que recibía me empezó a irritar, algo pasó internamente que me hizo tomar la decisión momentánea de: dejar de escribir. Aquella catarsis y mis conversaciones y monólogos con la hoja en blanco ya estaban  tomando otros caminos.

Me tomé  varias semanas para contestar algunos correos, me alejé de
l ordenador y me dediqué a ejercitarme físicamente, pero mi necesidad de escribir pudo más que mi pasión por el ejercicio.

Así que volví a enfrentar el drama, le di la cara y discutimos ¿qué  era lo que causaba mi  molestia? Después de dos cervezas, dos boquitas de jocotes tiernos, un puñado de manías rancias y medio limón agrio, di con el meollo del asunto, encontré en dónde se estaba originando aquel corto circuito, entonces fui por mi tenaza, apagué el flipón y encendí el candil, y en lugar de cortar los cables, me quedé sentada ensimismada observando aquella opaca luz. Me reencontré con  mis silencios y escuché la voz de mi Ser Interior. Eso era lo que estaba fallando, la interferencia y  no lo lograba señal para contactar con mi Ser Interno. En esos trances existenciales, no sirve que tengás lo mejor en tecnología satelital e inalámbrica,  sólo hay un camino   y es la de escapar del bullicio  y prestar atención al silencio, en el se encuentran las mejores respuestas a tus cuestionamientos.
Ya remendado el asunto, -como calceta rota  zurcida en bombillo-  retomé el vuelo.

Y sigo…, y he aceptado que desde que decidí hacer públicas mis letras,  aparte de  la ayuda que son para mis clavos emocionales y sentimentales, son recurso espiritual para quienes también en otras latitudes del planeta forman parte de esta terapia grupal. Sigo escribiendo para mí,  esas conversaciones y monólogos son plasmados en una hoja en blanco, una vez puestas y colgadas, anuncias en el blog, lo que sea de ellas es algo que no puedo controlar porque está fuera de mi alcance, esa ya es función del Universo que Confabula.

Esto ya parece emisora radial,  o megáfono de feria patronal, micrófono de discoteca callejera o bien, la lectura del zodíaco en programa amarillista. Pero me permito, enviar un saludo –y no por micrófono-  y mi agradecimiento, a todas y cada una de las personas que me han escrito desde que la catarsis de Ilka, apareció en los cableados del Internet,  antes del blog, durante el blog y hoy que recién estrené la página pública en Facebook.

Lleguen de madrugada, durante el día, o al atardecer –dependiendo el continente donde me lean- mis letras hasta las pantallas de sus ordenadores y de sus teléfonos celulares. Para quienes me leen  en sus teléfonos mientras andan limpiando casas, cuidando niños, empacando verduras y cortando frutas. En sus oficinas en edificios lujosos, en cubículos docentes, en oficinas de universidad y en salones de clases. En sus casas y apartamentos. Gracias por describirme los lugares en donde viven y por enviarme fotografías y permitirme conocerlos. Gracias por contarme de sus trabajos, de sus miedos y de sus logros. Por desgranar el día a día en los correos que comparten conmigo. ¡Ya no estoy en crisis bloguera y he vuelto al redil!

Para quienes me leen en otros idiomas  y que gracias a la tecnología pueden utilizar el traductor y compartirlas con amigos, hijos,  fejes y estudiantes. Lleguen mis saludos hasta: España, México, Dinamarca, Guatemala, el titipuchal de Estados de la unión Norteamericana, Colombia, Nicaragua, Panamá, El Salvador, Honduras, Rusia, Canadá, Argentina, Perú, Chile, Bolivia, Uruguay, Paraguay, Puerto Rico, Francia, Japón, China, Italia, Israel, India, Bahréin, Suráfrica, Países Bajos,  Luxemburgo, Eslovenia, Suiza y Alemania. 

Gracias a docentes y estudiantes  que en el exilio utilizan mis letras como material de trabajo, -ahora resultaron  mis clavos emocionales en objeto de estudio-  a los padres de  familia que con  mis letras  llevan un poquito de Guate   a sus hijos, que vienen siendo nada más “de herencia guatemalteca” porque tienen otras nacionalidades,  -salvados por la naturalización- y que nacieron en suelos extraños donde hablan idiomas distintos. Gracias por llevarles algo de su  idioma, de sus raíces y sobre todo, por la identidad.
Y hablando de  universidades y docentes,  desde el año pasado que vengo recibiendo un titipuchal de correos electrónicos y de invitaciones de “amistad” en el Jetabook. Han sido de estudiantes  que cursan diferentes carreras en también distintas universidades,  al parecer  catedráticos y catedráticas utilizan también mis letras como recurso material,  he recibido correos de ustedes: docentes, gracias por motivarme, por sus consejos, por sus porras, pero sobre todo, gracias por hacerme sentir parte de su mundo.

Y cómo sé que este escrito lo leerán en  algunos salones de clases va mi saludo  a las universidades:   Mario Gálvez, Francisco Marroquín, Rafael Landívar, Del Valle –sólo fifís me tocaron- Del Istmo, y por favor un redoble de tambores, porque acto seguido viene el saludo con micrófono y todo para la Tricentenaria Universidad de Mis Amores: ¡La Universidad de San Carlos de Guatemala! A ella mi amor y mis nostalgias.  Saludos a docentes de; Comunicación, Trabajo Social, Psicología, Arquitectura, Historia, Ingeniería y  Leyes.  Y un apapacho para vos: Harry “Papaíto Rico” Potter por tu apoyo de siempre para mi blog en la página de la Huelga de Dolores. Prometo –quien  se compromete…-  públicamente hacer magia y encontrar  algún espacio para realizar  la entrevista radial en tu programa en Radio Universidad. ¡Ojalá para cuando lo tenga vos no me vayás a mandar por un tubo! ¡Ya sabés las razones vaaa! ¡Es que la verdad me da por tartamudear cuando tengo ansiedad y no vaya a ser que te espante a la audiencia mano! ¡Así que hacéte el loco y echémosle la culpa  a mi horario de trabajo!
Y hablando de universidades fifís, hace algunas semanas recibí mensajes e invitaciones de amistad en mi página del Jetabook, era un titipuchal de güiritas que estudian Trabajo Social en la U. Rafael Landivar, división Zacapa. Me comentaron que buscando en La Red –y no Deportiva- acerca de Otto Y Nora Paiz, dieron con mi blog,  desde ese día andan loqueando con las letras de mis clavos emocionales; entonces el día de la exposición del trabajo,  mencionaron mi blog como referencia, y fue así como en  molotera se  dieron a la tarea de ser mis amigas cibernéticas en el jetabook. ¡Tengo clic con las fifís al parecer! Y siendo franca, sí; también ellas despiertan en mí una especie de fascinación: mundos tan distintos el de ellas y el mío. De ambos aprendemos.

A los días me escribió la maestra de aquel grupo, también extrañada seguramente que cuál era la bulla con mi blog, resulta ser que la Doctora en Antropología y no sé qué otras hierbas, vivió 19 años en el extranjero,  y sabe a  la perfección de la agonía lenta que sufre quien ve el sol desde otro horizonte. Llegue mi saludo para las niñas fifís de no sé qué semestre o año de Trabajo Social, versión Universidad Rafael Landívar  sección: Zacapa: Les pedí me enviaran una fotografía de las 3 causantes de aquel alboroto y hoy la comparto con ustedes.

Y para terminar me he guardado la emoción de contarles que también he recibido correos –algo que nunca imaginé- de estudiantes que cursan los básicos, en la Respetada Hermana República Bolivariana de Ciudad Peronia, hasta aquellas calles de talpetate y polvaredas llegue hoy mi saludo convertido en viento y se escurra tras las cornisas  en los días de lluvia, y se quede convertido en lodo, para imaginar que nunca, nunca, nunca: salí de ahí.

Un día de estos  ya especializada en la alquimia   viajaré momentáneamente hacia La Patria Del Criollo,  alquilaré una bicicleta californiana y me iré echa pistola hacia el oriente, buscando para el Amatón, aunque sea a jalón subiré la Conora,  me tomaré una chicha en la Tierra de Pepe Milla, luego me pegaré el regresón ya descansada, para emprender el viaje hacia La Reina de las Colinas, ya allá: tiraré la bicicleta californiana y me iré a la finca de don Tibe  a pedir una yegua prestada, y a galope atravesaré los zacatales y llegaré convertida en letras hasta las escuelas de las aldeas y caseríos, de cantonales y laderas. Ese es un sueño que mantiene vigente mi idea de hacer de mi catarsis un libro. Para que sepan aquellas criaturas de  pies descalzos, de canillas cenizas, y de estómagos hambrientos, que ahí nací y que no traicioné, que fui fiel,   que mi amor por Comapa ha permanecido intacto.

¡Y  a ustedes mis lectoras y lectores, no se preocupen, no se me ha subido ningún humo a la cabeza!¡Ni se me subirán! ¡Les abrazo en la distancia, tipo alas de gallina clueca en cuarentena!
Ilka Ibonette Oliva Corado.
Mayo 22 de 2011.
Estados Unidos.

2 comentarios

  1. Estimada Ilka: Cada día te admiro más por ser vos misma y por hablar con el corazón. Te lo repito, nunca dejes de escribir, es lo tuyo. Besos, Chente.

  2. …Un escritor nunca esta de vacaciones, siempre esta pensando y llenandose de inspiracion.

    Soy su avido lector, he visto de todo en el internet, pocas cosas me hacen sentido como lo suyo.

    Y me gusta leer articulos cuando son escritos con el corazon.

    Saludos

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