La Cooperacha.

El año pasado leí un artículo en donde se exponía la deplorable situación y atención que se  le estaba brindando a Teodoro Palacios Flores, cuando fue a dar a la sala de emergencias de un hospital en Guate, (http://www.elperiodico.com.gt/es/20100405/opinion/144124) -como sucede generalmente de lunes a domingo las 24 horas del día en los hospitales públicos de mi país-. Entiendo que no hay corona que diferencie a un ser humano de otro a la hora de una situación de esas, como todo mortal tuvo que formarse en la cola de espera. No es ese mi punto.

Hace algunos días leía con detenimiento en algún periódico  de este país, la cantidad de artículos dedicados al maratón de Boston y al ganador de este año,  fue imposible no  pensar en la Gloria de Doroteo Guamuch Flores.

Como es sabido por la mayoría, el estado de salud en que se encuentra Alfonzo Bauer Paiz es delicado, por lo mismo han llegado a mi correo electrónico y circulan en las redes sociales,  cantidad de invitaciones a colaborar económicamente hacia esa causa.

Teodoro, Doroteo, Alfonso y mi abuelo: tío Lilo, son hombres que como ellos, ya no nacen. Pero ni haciendo menjunjes, o cuarteando las medidas. Por más que se busque la receta y el grado de cocimiento, las generaciones nuevas no tienen ni una pisca de la capacidad de aquellos cuatro hombres. Mi abuelo no es un deportista reconocido, tampoco un  intelectual al contrario él es  analfabeta, campesino de nacimiento,  labrador del campo de sol a sol,  ¡su palabra vale más que su firma! Ya hubiera querido yo, que a los yernos y los nietos  se les pegara aunque sea un poquito –una untadita- de la dignidad de aquel hombre, responsable y el más honesto y trabajador  con el que he compartido, de dicha las mujeres de la familia  heredamos eso arrecho para el trabajo. ¡Por lo menos eso!

Siempre que pienso en esos hombres valientes, guerreros ejemplares, justos y visionarios, no puede faltar mi abuelo materno, he ahí el que hoy esté presente en este escrito.
-Me quedé como en un sistema de puntos suspensivos, inicié a escribir estas letras el día miércoles por la noche, pero llegaron avisos  en donde se me informaba de  la muerte de don Poncho, ¡me congelé! Pensé, “no me dio tiempo de escribirle en vida” entonces decidí guardar el artículo a medio camino y no tocarlo, de nada sirve dedicarle, ofrecerle, muestras de afecto y agradecimiento a un Ser que ya no las va a recibir en vida, porque el Universo Confabula, de formas maravillosas, muchas de ellas a través de las vibras, yo a Don Poncho no  lo conozco personalmente, pero mis vibras positivas se las envío en letras, en pensamientos, tal vez él nunca las leerá, pero las va a sentir, así funciona el rollo de La Ley de la Atracción, así es que retomé el escrito y estoy aquí escribiendo-

Tres de las Glorias de Guatemala, sobreviven en la miseria económica –como  la mayor parte del pueblo- olvidados, ignorados, por un Estado que tiene la obligación “Moral” de reconocer y proteger económicamente a personajes que han llevado el nombre de Guatemala  a otras latitudes, en donde solo “la elite”  “de los grandes” puede calzar. – Exonero de este beneficio a atletas hijos de papi y mami, solitos-tas  se dan color no tengo que nombralas-los .

Pero es que ellos aparte de dar medallas y glorias al país, trabajan por el día a día, como todo ciudadano, es más son de ese tipo de personas  a las que las 24 horas del día no les alcanzan para el tamaño de la entrega física y emocional a su Patria.

Qué lujo fuera que los deportistas de hoy en día entrenaran con el mismo ímpetu en que lo hicieron Doroteo y Teodoro, en las polvaredas a pies descalzos y tripas llorando por el hambre, sin ningún tipo de apoyo económico ni moral, más que el de la fuerza de sus convicciones, y aún así ambos conquistaron la cima de Los Grandes, y en su humildad no se vanaglorian de aquellas medallas, ni de los aplausos y euforias en el extranjero. Regresaron tan humildes  a su Patria en donde los recibieron sin mayor aspaviento y sin mayor aspaviento siguen sobreviviendo, quedando relegados al recuerdo de   la gente de la “camada de su edad”, porque las generaciones nuevas conocen el “Coloso de la zona 5” como el estadio Mateo Flores, pero ni noción tienen de quién es esa Gloria Viviente de la Guatemala  de antaño, lo mismo sucede con Teodoro Palacios Flores, el “Gimnasio de Baloncesto” lleva su nombre, más quienes practican en la duela, no saben más que de bajarse del carro de papi y mami y saltar a sudar en la privilegiada cancha, ¡y qué decir de la población en general!

En más de una ocasión he sido testigo,  de las invitaciones que le hacen los colegios fifís a Mateo Flores –siempre impulsado por el departamento de Educ. Física
y Deportes, porque de lo contrario… mmm… tristín–  en primer lugar el pobre hombre tiene que  ver de qué forma llega al establecimiento, con su pistío en la bolsa de su pants, abordar el bus y llegar al lugar, llega al Salón de Actos del establecimiento, en donde lo recibe un titipuchal de hijos de papi y mami que ni con todo el dinero del mundo tendrán los arrestos de aquel humilde hombre, ellos de agallas y de sacrificio no saben nada, -como maestra poco a faltado para que los agarre a zapatazos  por arrogantes, es algo a lo que nos enfrentamos los docentes  (hay de docentes a docentes también porque muchos de quienes trabajan en colegios fifís no se nos olvide que vienen de ellos) en colegios en donde en el alumno impera la pasión por la vida banal-.

Tuve el honor de conocer a Doroteo y a Teodoro, cuando cursaba el sexto magisterio de Educ. Física,  (´98) fue una emoción tremenda, uno: flaco  de pelo  cano, con su típica gorrita y pants, el otro recién llegado de Estados Unidos, moreno de Izabal.

Con el tiempo  me encontré en muchas ocasiones a don Teodoro, en los campos de fútbol cuando andaban chaqueteándolo directivos de la CDAG, allí lo andaban, los equipos capitalinos,  lo sentaban en palco, y lo anunciaban con micrófono para que el público lo saludara, pero  aquella asoleada “barra” lo único que tenía en su cabeza era el fútbol,  los “cabezones” como vieron que aquel hombre tenía en su sangre  la “humildad pura” supieron  a las cansadas que no sería al igual que ellos “azadón” y lo desecharon a las primeras de cambio, le cerraron las puertas de Comité Olímpico, CDAG y dolorosamente hasta el gimnasio que lleva su nombre, ¡A una gloria del país!  Un Ser que tiene la Orden del Quetzal.

El mismo caso de don Doroteo,  la primera vez que lo vi de lejos, fue en una esquina frente al Centro Comercial de la Zona 4, vendiendo periódicos, con una su gorrita del banco G&T. Ambos gente humilde que en la oscuridad y el olvido morirán, por no haber cedido a las ambiciones de los “lagartos” que dirigen el deporte nacional.
De don Poncho pienso que se sabe más que el área de la educación superior, en aquellas carreras que tienen que ver con códigos y leyes, pero no creo que alguien que esté estudiando mercadotecnia tenga idea de quién sea  un ejemplo viviente de la Revolución del 44. Recién cumplió 93 años. ¡Ni un solo día se su vida ha dejado de luchar por la Patria! Es ejemplo para los “transeros” que tiene en su poder la decisión de regir nuevas normas en un Congreso de la República, quienes extienden sus brazos en la Corte de Constitucionalidad, Finanzas, y el Gobierno mismo, alcaldías departamentales y municipales.

Él demuestra que no hay causas perdidas, tan solo olvidadas, ignoradas –véase Testamento el documental- él no ha tirado la toalla a las primeras de cambio, el pobre ha sufrido el dolor del exilio, léase bien ¡Exilio! Y no autoexilio. Y desde la diáspora luchó, regresó y sigue luchando en el suelo patrio. ¿Qué más necesitamos para unirnos y seguir su ejemplo? ¿Qué es lo que necesitamos las generaciones de ishtas e ishtos cagados ignorantes  para atrevernos a “pensar”? ¡Para dar el paso! ¡Para buscar alternativas! ¡Para nadar contra corriente! ¿Quién dijo que era fácil? Encima de todo, es un atleta. Conoce las frías aguas de la piscina olímpica y de Los Arcos.

Osea: ¡para cuándo vamos a despertar y lo ayudaremos a remar! “¡Pero es que yo ya estoy viejo ya hice lo mío!” “¡ya tuve mi tiempo de rebeldía ahora soy un hombre serio y formal!” “¡yo ya soy mamá y me dedico a mi hogar!” y quienes no tienen hijos y están perdidos en la ingrata amnesia de la juventud, dirán que porque la juventud es para gozarla no para meterse a “clavos”.

En fin pretextos sobran, lo único real es que  un solo hombre no podrá derrumbar la muralla,  pero está haciendo su labor y eso es lo importante.

Recurrir a la “coperacha” es algo denigrante cuando tenemos un Estado que tiene la obligación y responsabilidad de responder y apoyar a personajes como Mateo, Teodoro y Bauer Paiz, son personajes que están cansados de recibir plaquetas que a la hora que tengan hambre no se las podrán comer. A ellos se les tiene que dar una –de qué ratos lo  hubieran hecho- pensión vitalicia, cobertura médica, un techo y cuatro paredes. De aplausos no viven, de “chaqueteaderas” tampoco.

Pero no vaya  a ser un “caquerito de mierda” que logre conquistar la cima de no sé qué cerro, monte y volcán en el extranjero porque inmediatamente aparte del patrocinio a brazos llenos, también se le rinde pleitesía.
En Guate hacemos las cosas al revés, ya es tiempo de que le demos vuelta al asunto y las cooperachas las dejemos para la cajita de aguas después de la chamusca, Honor a quien Honor merece y nosotros tenemos Tres Glorias vivientes, ¡honrémoslas! Le agregaría un poquito de pimienta diciendo que: por si no nos hemos dado cuenta quienes dan Glorias al país no son hijos de papi y mami, sino gente humilde, nacida y crecida en los arrabales en donde el sacrificio es el pan nuestro de cada día. El resto que vive, sueña y respira dinero y poder, dan la bienvenida al nuevo día, con la consigna de que “¡hoy sí voy  por el hueso!”. Claro no todos.

Como anécdota: lo que es la vida; ahora cuando  me toca dirigir en canchas en las cercanías del lago Michigan, siempre me encuentro a más de alguno que me dice: “un su paisano también  pitaba aquí hace muchos años, El Negro, decía que era atleta en su país”. Se refieren a Teodoro Palacios Flores.

Ilka Ibonette Oliva Corado.
30 de abril de 2011.
Estados Unidos.

2 comentarios

  1. Un pais que niega sus glorias, su grandeza, el triunfo de sus hijas-os, es un pais que niega sus raices, es un pais que niega su historia; la razon de su existencia. Es un pais condenado a la insignificancia de ser el ultimo de la fila.

  2. Ya habia opinado sobre nuestro deporte, ES LAMENTABLE.

    Hay una gran diferencia entre la maraton de Boston y subir al everest,

    Subir al everest es un hobbie, se requiere mucha habilidad, y dinero… y ya sabemos que el nino rico le pidio a papi permiso para subir y alli esta, nada del otro mundo… yo no admiro a esa gente.

    Pero haber venido y tener pulmones para correr en Boston, eso si es ser un super hombre.

    Injusticias de la vida, especialmente en nuestros paises donde injusticia e ignorancia son las que gobiernan.

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