¿Hacia dónde voy…?

Ha pasado lloviendo toda la noche y madrugada, en una especie de trance –medio dormida, medio despierta-  he podido sentir cómo el chipi chipi ha acariciado las ramas desnudas de los arces y cerezos, una brisa suave a acompañado la lenta llegada de la alborada, junto a ella la mañana se pobló de niebla,  el canto de las aves y el trabajo arduo de un pájaro carpintero, terminan de despertarme.
Me levanto y me asomo a la ventana, abro las puertas de par en par, y dejo que aquel humus proveniente del corazón de la tierra, entre a mi espacio y se apropie de él, logro ubicar al pájaro carpintero y me pregunto: ¿qué hace trabajando tan temprano? Allí está en soledad, es el sonido que sobresale en la nublosa mañana.
¿Por qué no se va a la reserva forestal? ¿Será que anda extraviado? ¿Qué hace justo frente a mi ventana? Ya lleva dos semanas allí, trabajando en el mismo árbol.
¡Hay niebla, brisa y chipi chipi! ¡No! Comienzo a transformarme,  los poros de mi  cuerpo abren las compuertas, para recargar de energía mis células, mis neuronas, -¿será que todavía me quedan?- mis hormonas y empachar a mi alma y corazón,  de la caricia sutil de la primavera.

Es sábado por la mañana, ¡por fin sábado!,  hoy haré –supuestamente- limpieza general en mi chante,  tengo todas las ganas, pero como buena chambona, algo sucede a medio camino y resulto haciendo otras cosas, -con tal de no limpiar-, pero prometo poner todo de mi parte para que la haraganería no me gane.
Comienzo por el armario, abro las puertas y un volcán de ropa cae sobre mi cabeza, -lo viera mi mamá ya me hubiera zampado un par de chilillazos-, con mi mamá la cosa en la casa es de dejarla reluciente, de raspar el asiento de las ollas con piedra poma y arenilla, ¡hasta que quedara del color original!  ¡Y eran ollas que todo el tiempo se utilizaban en el polletón! Según decía: “¡es para que aprendan a ser mujeres!”, “¡después van a decir que su nana no les enseñó a limpiar y el marido las va venir a regresar!”
Estoy por cambiar la ropa de invierno por  la de verano, ¡por fin se van a orear mis piernas!, ¡por fin vuelvo a mi ropa deportiva! Así es que comienzo tirando todo sobre la alfombra y dejar la estantería vacía,  y cranear de qué manera organizaré todo aquel tilichero,  en esa labor estoy, cuando de repente me detengo por un instante y doy una mirada más detenida a aquel volcán de ropa, no sé si es la neblina,  la lluvia o la brisa, pero mi piel se eriza, y desbarrancándose en el guindo de la memoria  caen sobre mí, los días de infancia, cuando un pantalón, un par de tenis y un par de calcetas caladas, eran mi veintiúnica mudada,  era de lavar  y secar. Un ligero suspiro se escapa de mis pulmones, continúo seleccionando la ropa,  y me encuentro de tropezón, con las primeras mudadas que compré cuando finalmente  encontré trabajo en gringolandia,  hacía años que no las veía, entre el volcán de ropa seguramente se habían extraviado.

La toco, la observo lentamente y  congraciada con mi ser interior, sin ninguna especie de reproche, ni queja,  me da por volvérmela a probar,  quiero volver a estar  dentro de esas ropa,  los pantalones  me quedan bailando, al igual las blusas,  me la quito y la extiendo sobre la alfombra, la vuelvo a ver detenidamente, y compruebo que  ya no soy la Ilka de ese entonces. Ni física, ni emocionalmente hablando.
Si esa ropa hablara, diría tal vez que el cuerpo se me  metía dentro de ella,  estaba muriendo en vida,  que era tal vez una mujer que se pasaba el día y la noche sonámbula,  extrañando,  y con una culpa y pena que no podía con ellas.  Una mujer que se castigó  dejando de hacer las cosas que le causaban alegría,  dejando de realizar las actividades que la apasionaban, se castigó comiendo descontroladamente,  una mujer que enmudeció por completo,  que gruñía en lugar de sonreír.
Esa mujer dentro de esa ropa en aquellos años,  caminaba y no tenía dirección,  a veces en círculos, algunas rodaba por las bajadas,  gateando en las subidas, pero siempre sin saber hacia dónde iba,  nunca se detuvo a descansar, a observar el paisaje, a respirar el aire puro, ni a broncearse con el sol,  nunca se detuvo a  reubicar  y analizar la velocidad con la que caminaba, ni el ritmo de sus pulsaciones cardiacas,  ella solamente caminaba  sumergida en un trance que le duró  cinco años.
Siempre culpándose, castigándose, por haber renunciado a sus sueños,  eso la agobiada tanto, que era su yugo, el hacer renunciado a lo que más amaba.

Agarro una bolsa negra,  y comienzo a cerrar círculos, a cerrar puertas,   ya no necesito esa ropa, ya no me queda,  guarda en sus hilos y costuras, el dolor e ignorancia con la que viví mis primeros años de  destierro, ¿para qué guardarla? También, comienzo a sacar todo aquello que sí  me queda pero que nunca utilizo,  que solamente está ocupando espacio que puedo utilizar para algo más.  Saco todo lo que es  innecesario para mi  cuerpo mi alma y mi espíritu.
Hace mucho tuve que haber hecho esto,  ¿Por qué no lo hice? No lo sé, pero lo estoy haciendo ahora.
Asombrada descubro que mi armario quedó prácticamente vacío,  sobra espacio,  pero es mejor así, tengo lo absolutamente necesario allí.
Algo está pasando dentro de mí, algo tuvo la acción de sacar esa ropa y alejarla de mí, sacar esos recuerdos que de nada me sirven: bueno sí, para saber lo que fui y lo que ahora soy,  sirven para que nunca olvide el camino que he recorrido, las subidas y bajadas en mi existir.
Mi celular comienza a timbrar, tengo un mensaje de texto, es una amiga que pide que por  favor le comparta  fotos de mi arbitraje en gringolandia, le contesto que no recuerdo tener  fotos de aquí, pero que voy a buscar y si las encuentro de las mando.
¿Mi arbitraje aquí? Es otra historia. Muchos han visto la única foto que  tengo aquí, de mi arbitraje por Guatemala, estaba tan flaca, tan atlética que digo: ¡Qué Negra tan guapa! –modestia aparte como buena jutiapaneca-  las fotografías dicen tanto, dan un testimonio en el cual las palabras sobran.
Comienzo a buscar en los archivos y  cabalmente encuentro, las famosas fotografías,  tomadas  en el 2004, trabajaba en ese entonces  en varias ligas, entre ellas una europea,  aquellos hombronazos enormes,  todo el mundo se pregunta si no me intimidaban, nunca me han intimidado los hombres, crecí con ellos, conozco su mundo como la palma de mi mano, en mi interior me siento un ser mitad hombre y mitad mujer, el mundo de ellos, no tiene nada que me impacte, que me conmueva ni que me atrape, yo crecí en ese mundo,   ha de ser por eso que en el arbitraje siento un complemento,  el fútbol es mi pasión más añeja, conozco de fintas, dominio,  técnica, táctica, y por supuesto de las mañas de los jugadores. Soy chamusquera de nacimiento.

Comencé a jugar fútbol antes que a caminar, -¡qué machazaza!- yo no caminé de una vez zampé la carrera, -¡muy pilas pues!-.
Ahora bien, si es clavo cuando de las relaciones de pareja se trata, porque los pobres me salen con que: “¡es que tú, uno no te logra sorprender con nada! O el otro: “¿ no hay manera de que caigás verdad?”  también me salen con el : “ es que yo habla contigo y siento que te conozco desde la infancia que crecimos en la misma cuadra, que sos cuata”  entonces pierde el encanto, el trabajo arduo de ellos, al tratar de conquistarme, los juegos de la seducción ya me los sé de memoria,  es más los conversábamos con los patojos cuando ellos querían ir tras alguna presa.
Siendo yo la única mujer del grupo, ¿cómo  no  iba yo a aprender de su mundo?
Pero como  tampoco soy tan pilas, y el amor hace estragos  yo sé que hay alguien en éste mundo, que logrará ponerle aparejo a la potra salvaje que llevo dentro,  entonces sólo  bastará que me arrope con sus brazos para que yo caiga rendida a sus pies. Y entonces sí: que tu cuata ni qué te conozco desde la infancia… el pobre se tendrá que agarrar de la peluca, porque me desquitaré, ahí él si logra ponerme rienda….
¡Juelagrán! ¿Y si no llega? No hay clavo, la vida igual se disfruta con la soledad  que es necesaria para conocernos internamente y aprender a convivir con nosotros mismos. ¡lo único que lamentaré es que no habrá desquite!
Pues  me encuentro con las fotografías,  de hace siete años,  la Ilka que aparece allí, es tan distinta a la que ahora las está observando,  tenía 30 libras de sobrepeso, me estaba castigando tanto en aquellos años que  renegué del ejercicio a toda costa, siendo éste una fuente de energía  y alegría para mí. Era enemiga del idioma de Shakespeare, no me entraba ni  dándome con un palo en medio de los dos ojos,  le huía, corría lejos de él, no quería saber nada el inglés, lo culpaba de mi destierro, de mi decisión de emigrar, lo culpaba por mi situación laboral,  de maestra pasé a limpiar casas, ¿entonces qué pasó con la quemada de pestañas para poder graduarme? ¿Qué pasó con el sacrificio? Esas preguntas pasaban una y otra vez sobre mi cabeza, en aquel entonces no les encontraba solución. Pero hoy con el paso del tiempo, las lecciones aprendidas y el día a día,  una  a una van obteniendo claridad.
No hablaba inglés, por lo menos hoy balbuceo, me perdí  de tener novios por andar pensando en regresar y no sacar raíces aquí, me negué a vivir,  a disfrutar.

Esas fotografías dicen tanto de mi pasado, de mis primeros años en el destierro, de mis famosas depresiones que al  final fueron nada más pretextos para esconder mi falta de valor para enfrentar la vida con todo lo que ella trae.
Me he dado cuenta, que me caí de la nube, como racimo de guineo maduro me caí del  cogollo, aterricé,  es como si todo este tiempo hubiese estado dormida y me hubieran echado una palanganada de agua fría,  y despertás  por el susto, por el agua fría en tu piel y el letargo en dónde estabas desaparece.  Es como si todo éste tiempo hubiera estado encaramada en una montaña rusa, subidas y bajadas que andás mareada  y te bajan de romplón a tierra firme.  Como todo en la vida es un proceso, yo tuve el mío.

Entonces me he dado cuenta a mis siete años  y cinco meses de estar en tierras  de emigrantes,  la Ilka que vino ha evolucionado, ella también es parte de esa constante transformación en la que se encuentra la humidad,  esa vida con dinámica que es de ida y vuelta.
Me he dado cuenta que todo  lo que yo añoraba ya no existe,  más que en mis recuerdos, y a  ellos que yo he estado aferrada todo este tiempo,  peleando contra viento y marea, queriéndolos convertir  nuevamente en realidad,  pero es imposible ellos pertenecen al pasado. He querido ilusoriamente  mantenerlos en las palmas de mis manos, atrapados, para que no se alejen de mi,  ignorantemente he querido detener el caudal del río en una posa, siendo que el río deja de serlo si el agua que lo recorre no camina.
Desperté,  comenzando por la acción de sacar la ropa vieja, cerrando puertas y cerrando círculos. Nada de lo que fue existe  ya, mis hermanos crecieron, ya no son los niños que veo como hijos, no soy su mamá, no los parí, ya me hicieron tía y  yo digo con la decisión de no querer parir lo propios.

La Guatemala de mis nostalgias ha cambiado, para bien o para mal, ha evolucionado, mis amigos emigraron al igual que yo, y quienes no, ya tienen formadas sus propias familias,   y yo he querido seguirlos manteniendo en la misma edad estática, en las mismas vivencias, que el exilio me han sustentado.
Pero he comprendido que lo que no fue, no fue, hay que dejarlo ir, soltarlo, no atarse a eso que solamente roba energía. Durante muchos años tuve el yugo de la universidad, de lo haber finalizado mi carrera, pero hoy comprendo que  inicié otra, mucho más  importante, la universidad de la vida con maestría en el destierro,  las vivencias y experiencias que este  te da son incomparables, con un título o un diploma.
Si eh de regresar regresaré,  en su tiempo, en el tiempo de Dios no en el mío, y así patalee o me agarre de las greñas no pasará,  porque todo tiene su tiempo y su razón de ser.
He decidido vivir el día a día,  el pasado con sus dolores y alegrías, es parte de las vivencias que ayudaron a que  Ilka sea la de hoy, añorar ¿para qué? Si nada se puede hacer para recuperar el pasado como tampoco se puede comer ansias para apresurar el paso del futuro, eso intangible por el cual en nuestra alucinación humana, desfallecemos.

No: Ilka es aquí y ahora,  y como tal vive, hoy tengo la primavera a mis pies, el despertar de los tulipanes y los cerezos en flor, -no pensaré en el verano, ni el colorido del otoño o en el frío del invierno-   solo es hoy, una oportunidad para vivir, una sola, y a ella me aferro. Mi retorno, 
si ha de ser llegará en su justo momento. ¡Qué clavera! ¡Recién a mis casi 32 primaveras vengo a darme cuenta hacia dónde voy!

¿Y vos a qué te aferrás?
Ilka Ibonette Oliva Corado.
Abril 09 de 2011.
Estados Unidos.

7 comentarios

  1. NEGRA, negra consentida! yo si tengo mis ojos puestos en el futuro, y ese futuro lo construyo yo, de verte tengo,BRAAAVOOO! conocerte es uno de los regalos más exquisitos que Dios me ha dado, yo te sigo amando, y me ALEGRO, no solo me alegro, sino que me ALEGRO, de ser tu hermana, tu amiga, y de conocerte, cuando abres tu corazón eres simplemente disfrutable! estoy feliz, porque se que hoy sonries!

  2. Felicitaciones por hacer consciente tu primavera, Ilkiushka! Es una sensación de libertad única cuando una se da cuenta en dónde está parada y para dónde quiere ir. A eso es a lo que nos debemos aferrar: a vivir nuestro presente con los 5 sentidos bien abiertos, y no a todo lo demás que nos hace daño.
    Te dejo un pensamiento que me regalaron hace años, espero que te hable al corazón igual que lo hizo conmigo. Además, está en el idioma de Shakespeare, para alegría tuya jajaja:
    «Nothing is ever final and nothing is ever finished. Every ending is always a new beginning. We are safe, it's only change».

  3. Creo que lo mas doloroso de ser un inmigrante, es de repente darse cuenta uno, que esta viviendo en una especie de limbo; la terrible realidad de, no pertenecer a su pais de origen, por el simple hecho, de no ser parte de los cambios generacionales que tienen lugar ahi. Uno, por el simple hecho de estar ausente es totalmente ajeno a esos cambios. Se transforma en un desconocido. Lo otro deriva del hecho de no «asimilarse» totalmente a los requerimientos culturales del pais adoptivo. En fin uno se vuelve un total desrraigado, ni de aqui, ni de alla.

    Probablemente si fueramos como el camaleon, que se pigmenta y de esa forma se adapta (sin dejar de ser camaleon), a los diferentes entornos en los que se mueve, la vida se nos haria mas llevadera. Pero lamentabemente no; somos simples seres humanos incapaces de lidiar con nuestras realidades, pasada,presentes y futuras. y por mucho que nos afanemos, en vivir el presente como unica realidad, es imposible deshacernos del pasado, como imposible dejar de vislumbrar el futuro. El presente ocupa un espacio muy angosto en donde en una fraccion de segundos,se viaja en cualquier direccion. El asunto aqui es; cuanto uno se aferra o se ilusiona.

  4. etapas… (el orden es diferente en cada persona)

    enamorarse
    primer beso
    primer sexo
    Irse de la casa
    Juntarse con alguien
    primer hijo
    mas hijos
    los hijos se van
    divorcio
    comprar una casa
    emigrar
    muerte de los padres
    muerte del compañero/a de hogar
    muerte propia
    muerte de los hijos

    De todas las etapas la mas bonita y que se puede repetir es enamorarse, viva el amor.

    La primavera es la epoca del amor, pero por favor enamorarse de verdad, no del dinero, posesiones, intereses…

    Enamorense!!!

    Y los que digan que nunca se han enamorado es porque nunca han sufrido, y la vida es sufrir… asi que no hay problema, go!

  5. AHHH SE ME OLVIDO DECIRTE TE QUEDO CHILERO EL BLOG CON ESOS CAMBIOS QUE LE HICISTE.
    QUE EL SEÑOR TE CONTINÚE BENDICIENDO EN TU PEREGRINAR POR ESTA VIDA.

  6. Cerrar etapas en nuestra historia no ha sido fácil, pero sí que trae un agradable «sabor de boca».
    Gracias vos, logro percibir por un lado, un estilo de escritura muy diciente y provocativo (porque incitas a que uno se lance a ese mundo interno que a veces da miedo hacerlo…), y por otro, una mujer con una conciencia histórica personal cada vez más integrada.
    Abrazos amiga

  7. BIENVENIDA A NUESTRA UNICA REALIDAD
    HOY, CADA DIA DIOS NOS BENDICE CON COSAS NUEVAS Y EL MISMO SE ENCARGA DE SOLUCIONAR NUETRAS DIFICULTADES,ENTONCES… PORQUE PREOCUPARNOS POR EL FUTURO O VER AL PASADO, SI SOLAMENTE ES EL HOY EL QUE CUENTA?
    ILKA FELICITACIONES POR CERRAR CIRCULOS, YO HICE LO MISMO Y NO FUE FACIL, QUIZA POR ESO ME HE IDENTIFICADO TANTO CON LO QUE ESCRIBES, PERO HOY VEO QUE NUEVAMENTE TENEMOS OTRA COSA EN COMUN,,,,ABRIR LOS OJOS Y VIVIR EL HOY.
    SALUDOS DESDE EL VIEJO CONTINENTE
    🙂

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