Zompopos de Abril.


Ha llegado finalmente el primaveral abril,  ha quedado atrás marzo y la agonía del invierno, los días fríos y aterciopelados del blanco fino de la nieve han dicho adiós, dejando así, el recuerdo de uno de los inviernos más fríos y de nevadas constantes, será pues hasta dentro de  ocho meses que algodonará el paisaje, con su apariencia de granizada de coco.

Ha llegado abril: el April  de los tulips  y los cherry blossom, acampó finalmente el mes que se viste de gala, con el reverdecimiento de la vida silvestre y los jardines en flor, corredores, arriates, parques y jardines están a punto de explotar en una arcoíris de colores, en pétalos y hojas y aves y ríos que volverán a colorear los días.

Lluvias de chipi chipi y la embrujadora neblina que adereza las madrugadas, un sol destellante ilumina el azul desnudo de los días templados.
Mientras que allá, el abril de mis nostalgias trae consigo el enloquecedor canto de las chicharras, el enamorador lila de las jacarandas en flor, el aroma a corozo, incienso, pino, aserrín, la Semana Santa y la tradicional Huelga de Dolores: verano, en Guate acampó de lleno el verano.

Aquí: en el extremo norte del continente americano, comienza  a desnudarse sutilmente la primavera y con ella llegan los zompopos de abril.
Cariñosamente es mi forma de nombrar a los jardineros, -yarderos en  esa deformación del idioma- que se han mantenido encuevados durante 6 meses y salen hoy del nido para buscar sustento.

Es muy peculiar el cambio del paisaje y del movimiento: como en Guatemala cuando llega enero e inician las clases, aumenta el tráfico y se observan buses escolares por doquier, de la misma manera aquí se nota el movimiento en abril, las calles son asaltadas por camiones que  llevan arrastrando atrás, enormes vagones con herramientas de jardinería, algunos picopones enormes, -de esos que solamente salen en las películas o tienen los finqueros en Guate- se observan los  jardineros uniformados, unos en la cabina y otros atrás encaramados –aunque literalmente es prohibido por las autoridades cargar pasajeros en las palanganas de los Pickups-.
Por lo regular  los carros están pintados de rojo o de verde, ellos; los jardineros, debidamente uniformados,  madrugan a plantarse a las oficinas en donde recogerán los  camioncitos o picopones.

Y es algo que siempre me ha llamado la atención, el trabajo de ellos: sus horarios de trabajo, cómo se dividen las actividades, la utilización de las herramientas, los descansos, entre las horas laborales. No tiene descanso.

Tengo muchos amigos jardineros, en una ocasión, hace algunos años, salí de mi trabajo y me fui a sentar a ver la caída del sol, en una de las playas del lago Michigan, un irresistible olor a carne me despertó del trance en el que me encontraba, me levanté de la silla y comencé a observar el movimiento en la playa,  cuando de repente mi vista se dio de  frente con un grupo de jardineros, que con todo y uniforme, estaban asando carne, me acerqué sin que ellos se percataran de mi presencia,  y cambié el ocaso del  sol, por la actividad que aquel grupo de hombres  realizaba,  unos soplaban el carbón, otros aderezando la carne, no sé quién sirviendo las aguas,   mientras que otros tostaban tortillas en otra parrilla, hablaban de la jornada de trabajo, de los jardines de no sé qué mansión del lugar, -estábamos en la playa de uno de los suburbios más lujosos del área-  y de lo delicioso que era saborear los alimentos frente al ocaso y las frías aguas del lago que parece mar.

Alguien sacó una pelota de fútbol y yo comencé a reír, es infaltable una pelota de balompié entre los latinos, yo cargo una en el baúl de mi carro,  osea: no cargo pinturas, ni pintalabios, ni cremas, ni lociones, ¡pero cargo una pelota de fútbol!
No aguanté la tentación y me acerqué,  a pedir jugada, y aquellos ni dos veces y  me dieron juego, así que fue la chamusca más entretenida que he tenido en mis años de exilio: todos éramos de mantenimiento, ellos, de la jardinería y yo de la limpieza de adentro claro, en lugares distintos. Las conversaciones triviales, más las bromas y los abucheos, cedían espacio para otro tipo de preguntas; lugares de origen, sus criterios por el trabajo  que realizaban, en fin… de cuando en cuando me los encuentro durante el verano, la playa queda  a escasos 10 minutos de donde trabajo, y ellos también trabajan en las cercanías, son ya señores algunos, que pasan de los 50 años, otros, patojos que no pasan de los 18, la diferencia de edades y los sueños de cada uno, hacen de aquel grupo algo espectacular.

En otra ocasión  en el gimnasio, nació una amistad, con un jardinero colombiano, que en su país es doctor –me enseñó los documentos  por si yo no le creía-y aquí cuida  plantas en el  Jardín Botánico de Chicago.

También los hay quienes no han terminado ni siquiera la primaria, que apenas pueden leer y escribir el castellano, y no digamos el inglés. En la casa en donde limpio, aparecen los zompopos de abril, cada dos semanas, y no puedo –ni quiero- ignorarlos, los conozco a todos, siempre salgo a tirar la basura o buscar cualquier cosa,   casi siempre corto flores del jardín y las coloco en la cocina, -algo que mi jefa no hacía hasta que aparecí en su casa y me apropié de los floreros, ella al principio se asustaba con mi tentación de cortar la flo
res y me decía que las flores son para estar en el jardín, pero yo le digo que de tan grande que es su jardín que ni tiempo le da para disfrutarlas, entonces que mejor que tener un puño de ellas que aromaticen su cocina-  en esos escasos cinco minutos cortando las flores, los saludo a todos y les pregunto si quieren algo de tomar –no puedo ofrecerles más que agua pura con hielo-  ellos siempre amablemente me contestan que no que muchas gracias. 
Desde adentro, muy raras veces  logro ver sus rostros, porque andan trabajando semi agachados,  muchas veces en cuclillas, solamente logro ver sus  enormes espaldas tostadas por el sol, -como sucede con los zompopos de mayo- la casa tiene enormes ventanales, así que cuando ando aspirando me los encuentro por el lado de las salas, -salas no sala, aquí las casas tienen más de una sala, bueno las de los ricos va– o frente  a la cocina, ellos no logran verme porque están inmersos en su trabajo, pero yo, por momentos me detengo y me paro a observar su trabajo y me pregunto: ¿cómo hacen para ir al baño? En las casas no les dan permiso de entrar. ¿Qué sucede cuando tienen diarrea? ¿O para almorzar?, ¿si tienen sed?

Del grupo que va a cortar la grama en donde trabajo, siempre llevan una hielera enorme con agua pura y bebidas energéticas, casi siempre se las terminan en un día, pero de igual manera llevan su almuerzo, en una ocasión saqué el mío y me fui a almorzar con ellos, -tengo justo media hora contada para  mi almuerzo- y ha sido uno de los almuerzos más amenos de mi tiempo en gringolandia: nos sentamos bajo la sombra de un viejo  Willow –sauce-  al final del jardín y todos, nos sentíamos como en el pueblo, en medio de los zacatales, aquellos hablando de sus ranchos,  de la siembra. Entre otras cosas, de las horas de trabajo, los pagos, los jefes y el trato que nos dan los jefes.

Le preguntaba a un amigo: ¿qué hacen para ir al baño? Yo me imagino que tiene que ir a un lugar público, porque negativo de entrar a las casas, no tienen ese permiso, ni aunque fuera una emergencia, no los dejan entrar. Como quienes limpian las ventanas,  pueden entrar a las casas porque ni modo, las ventanas tienen dos lados, pero tampoco se les  permite utilizar los baños, ni los de visitas, y es que aquí me llama poderosamente la atención, las casas tienen más baños que habitaciones, -conste que hablo de las mansiones-.

Mi amigo me decía que tienen que aguantarse, y en el cambio de casa  paran en cualquier lugar público.
En el sector en donde vivo vienen a limpiar la grama una vez por semana, todos los martes, a las siete en punto de la mañana comienzan los patojos a cortar la grama, son como 8 los que andan,  llenos de bloqueador y con gorra y gafas para el sol. Siempre los saludo cuando voy para el trabajo, todos nos conocemos, ya llevamos 7 años  viéndonos los martes por las mañanas, 6 meses por año.
Pero he visto que también los hay quienes por poco les echan los carros encima, quienes los ven como parte de la banqueta, del arriate, del jardín, no como seres humanos trabajando.

Y es que es tan distinto el trabajo de ellos, por lo menos yo que trabajo en casa, unos días limpiando y otros de niñera, en ambos trabajos estoy bajo techo, con aire acondicionado, con agua y baño a mi alcance, ¿pero y ellos¿ Esos pobres hombres trabajando hasta 14 horas diarias, bajo el sol, igual si llueve, mientras no sea tormenta los mirás con sus capas cortando la grama.

Días les toca en casas, otros en centros comerciales, otras en edificios habitacionales,  y dependiendo el tamaño de la propiedad que haya que limpiar es  lo que se tardan, por lo regular no duran más de hora y media en  jardín.  El ruido horroroso de las máquinas de cortar grama lo tienen que escuchar todos los días, al igual en el otoño cuando aspiran las hojas secas, o cuando echan veneno  andan con el tambo de veneno en la espalda y con una especie de manguera regándolo.
No es fácil el trabajo de los zompopos de abril.

En abril, comienza el trabajo –como en el campo; de limpiar la tierra, abonarla, sembrar, cosechar-  andan con sus aspiradoras recogiendo las hojas secas del invierno, ventilando la tierra y  preparándola, abonándola, sembrando en donde haga falta y rellenando en otros,  en verano el trabajo es puramente de cortar la grama y regar veneno, es donde se requiere más movimiento y rapidez, el trabajo es por hora así es que si hacen 10 casas por día o hacen 5 es igual –nunca hacen 5 por supuesto- que quien gana más es el patrón cuando se hace más de la cuenta durante el día.

Hay muchos dueños de empresas de jardinería gringos, que por supuesto quien pone la mano trabajadora es el latino, no mirás vos un jefe gringo echando punta con su trabajador –ni siquiera en construcción-  por lo regular la mayoría de jardineros son personas  indocumentadas, generalmente el único que tiene licencia para conducir del Estado es quien maneja el pick-up y también es el encargado de grupo, quien tiene que rendirle cuentas al patrón.

En los últimos años los latinoamericanos se han ideado por  optar a ese tipo de negocio, y son los más estafadores,  y malas leches que pueden existir como patronos, no pagan lo acordado a sus trabajadores, les pagan atrasado, no dan permiso para detenerse en algún lugar público para comprar algo si en caso el empleado olvidó su almuerzo, tendría éste que pasar el día sin comer, no dan permiso de cargar  hieleras con bebidas energéticas,  y son muy parecidos a los caporales de fincas en el trato a los trabajadores.

Me recuerda a algo que leí en algún lugar: no cualquiera pueder ser líder, hay  que saber ser líder. Lo mismo sucede con ellos, el puesto de patrón se lo cuelgan en el cuello y se agencian de la historia en los tiempos de la esclavitud.
Trabajar con latinos en Estados Unidos, es lo peor que puede hacer un emigrante peor si es indocumentado: es nuestra propia gente quien nos oprime en tierras extranjeras –y nacionales por supuesto-.

Los días viernes por las tardes o sábados al medio día –porque trabajan de lunes a sábado regularmente- los mirás con todo y uniforme asaltando las tiendas  y lugares en donde trabaje el sistema de remesas, puntuales, los mirás mandando  el dinero a sus países de origen, para sus hijos  y esposas la mayoría de ellos, les sentís el olor a sudor, a grama, a insecticida, a trabajo, regularmente con sus ojos rojos y su piel tostada por el sol, es un trabajo árduo el de la jardinería, muy parecido al del campo: ambos son de sol a sol.

Ha iniciado  la primavera y con ella, los zompopos de abril. A ellos hoy mis letras.

Ilka Ibonette Oliva Corado.
02 de abril de 2011.
Estados Unidos.

4 comentarios

  1. ha! ese trabajo es ingrato vos, tuve la oportunidad de hechar punta como jardinero una mi temporada cuando vivi en nueva york vos, fijate que mi jefe era un patojo gabacho bien buena onda el canchito, mike se llama o se llamaba, bien derecho el patojo, patojo porque no tendria en ese entonces mas de unos 23 o 24 años, trabajor el jodidito, yo empece a trabajar con el cuando apenas tenia una su troca, y precisamente cuando empezo a prosperar su negocio fue que me dio chamba a mi,
    y si, como decis, para ir al baño es entre los cambios de casa, y tampoco nos faltaba nunca la gran hielera con gatorade que el mismo patojo se encargaba de preparar porque decia que no le gustaba ralo…es dura esa chamba negra, termina uno el dia con el lomo requemado, las patas mojadas y llenas de lodo porque por mas botas que uses siempre se te mete el polvo y el agua, las orejas zumbando, pero lo mas gacho es cuando uno se escalda de las ingles por todo el polvo y el sudor!

  2. Jardineros, grameros, cortadores de pasto o mas tecnicamente conocidos en el mundo de la agricultura anglo-parlante como landscapers; son esos personajes que como los zompopos trbajan y viven en esa eterna simbiosis con la madre naturaleza. Aunque muchas veces considerada su labor como poco calificada y por lo tanto sujeta al desprecio, hay mucho de sabiduria y dignidad en tan ardua actividad; la cual Ciceron sabiamente consideraba como: «La profesion propia del sabio, la mas adecuada al sencillo, la ocupacion mas digna de todo hombre libre». Son pues, los zompopos grameros, jardineros o landscapers, esos humildes, sufridos (y muchas veces inescrupulosamente abusados y explotados) personajes impregnados de sudor y con el olor a tierra sagrada en sus cuerpos, los que le dan vida y embellecen el paisaje, que deleita nuestros ojos y hacen nuestra vidas mas placenteras. A ellos mis respeto y admiracion, me inclino y me quito el sombrero.

    Como nota aparte, quiero mecionar que muchos de estos trabajadores por su misma condicion migratoria son constantemente maltratados, se les roba sus horas de trabajo y en el peor de los casos, son estafados con cheques sin fondos o simple y sencillamente no se les paga. Lo grotesco y criminal de todo este abuso y maltrato es, que es cometido por los mismos coterraneos. Como es el caso de guatemaltecos siendo explotados y abusados por los mismos guatemaltecos.

  3. me quede como 3 minutos pensando al final de lo que leí…

    Recordando que cuando mi papa sembraba una planta, a los tres días ya estaba mas verde y viva que la original, deciamos «tiene buena mano».

    Sabia de la tierra, de niño me contaba que solo comia hierbas que el mismo sembraba y cocechaba, pense cuando me dijo que se puso sus primeros zapatos a los 15 años, el no era jardinero, pero tenia un jardin tan hermoso y variado, me fasinaba ir a cortarle la grama, yo quedaba exahusto, queria que la grama ya no creciera, y si me saltaba una semana era terrible el esfuerzo que habia que hacer, yo era tan ruin que esperaba que el lo hiciera.

    Mis respetos a todos esos que andan trabajando los jardines.

    Y traer flores recien cortadas a la mesa, se me hace tan especial, ver una flor pacifica, encanta. Alguien que aun amo como madre lo hacia, y la extraño.

    Creo que el brillo de la pantalla hizo que se me aguaran los ojos, yo no lloro por cosas como estas.

    Vivan los apartamentos sin jardines!!!

  4. Que bonito escrito, cuando ví el título me dije, aaaah yo los conozco como sompopos de mayo, pero en realidad son sompopos de abril, me da cierta nostalgia, el pensar como les va a 2 sompopos de abril que conozco, que eventualmente hablo por teléfono con ellos, Gracias Ilka, por el escrito me da la idea de como es la vida para ellos…

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