De Visita en Banrural.


No soy muy amiga de los bancos, ni de las cuentas bancarias y mucho menos de las tarjetas de crédito. Tal vez porque siempre he andado con el dinero justo para lo del día, ni cachas de ahorrar. Me hago bolas llenando cheques, boletas de depósito y me asustan los cajeros automáticos.
Pero compro libros usados en Amazon.com, y es  necesario contar con una tarjeta de débito o crédito, así es que me dispongo ir a visitar la agencia de Banrural que está en  la ciudad de Chicago. No mucho confío en ese banco, me da cheles por alguna extraña razón.

Es una mañana fría y gris, muy típica de invierno, y aunque ya es primavera, no hay ni señas de ella por ningún lado, aún nieva de cuando en cuando. Por  fin llego  al sector en donde se encuentra, es un lugar en donde predomina la comunidad latina, hay muchas ventas de negocios, latinoamericanos, asiáticos e hindús.  He  pasado cientos de veces por esa  calle y nunca me había percatado que allí se encontraba la agencia de Banrural.

Me detengo unos segundos a leer la cantidad de información que hay pegada en  los vidrios de las ventanas, en realidad no parece una agencia bancaria, pienso que ha de ser una especie de lugar en donde podés realizar muchos trámites  de varios tipos. Porque te sacan identificaciones, licencias de conducir internacionales (claro si tenés visa)  envío de encomiendas, por libra, por caja y paquetería a Guate y a México, se arreglan computadoras.
Es un establecimiento muy parecido (en cuanto a servicios) al ya fallecido King Express.   Afuera sobre la banqueta hay un anuncio enorme de TACA, ¿pero es que TACA funciona también dentro de la agencia bancaria? Me pregunto, pero decido entrar de una vez por todas, el frío afuera me está congelando las orejas.

Entro y un olor  muy parecido a creolina me recibe de golpe. Aturdida por lo respirado confirmo que hay una especie de quiosco  de TACA funcionando dentro del banco, no hay policías de seguridad, en su lugar dos cámaras graban todos mis movimientos. También hay un quiosco para las paqueterías y envío de encomiendas. Una vitrina con recuerditos guatemaltecos, también de venta, ¿en una agencia bancaria? Me siento por un instante en el sótano del Mercado Central, en el área de artesanías. Pero vaya que se aprovechan de la nostalgia del destierro, porque los precios de esas artesanías: ¡son de espanto!
Pero no sólo allí: en las tiendas y panaderías guatemaltecas te venden una bolsita de Muelitas,  de Jalapeños o Tortrix  por $2.00 cada una. ¿Cómo te quedó el ojo? Ese olor a creolina me está desesperando, saludo al muchacho del quiosco de TACA, me contesta entre dientes, está entretenido jugando en el ordenador, igual mandando mensajes a chat, de Hotmail, tiene las bocinas del ordenador encendidas y es imposible no percatarse de lo que hace.

En las paredes hay grandes mapas de Guatemala, en donde podés ver la cantidad de  agencias bancarias de Banrural que existen en los municipios de aquel país de Tierra de Árboles,  inmediatamente busco Jutiapa, como sin con esa acción pudiera viajar y correr en los potreros áridos en busca del jocote rojo y de los matasanos, abrazar a mi abuela y ahogarme  en el reflejo de los ojos verdes de mi abuelo.

Hay cola, y el único empleado del  banco se hace un queso tratando de atender a todos. Ese olor a creolina, ¿qué voy a hacer con el? Já, Creolina,  me recuerda el agua con jabón que le echan a los bares y  carnicerías, cantinas y puestos de mercado, para lavar el piso, siempre creolina, con ese olor tan fuerte no hay ningún otro que sobresalga. ¿Has ido alguna vez a los baños de la Terminal? Sí, te pregunto a vos, a vos que me estás leyendo. ¿Has ido? Bueno, que entre mis lectoras y lectores hay mara fifí y no creo que hayan puesto ni siquiera un pie en las cercanías de La Torre Del Reformador, no digamos, entrar al mágico mundo de La Terminal. Encontrar un sanitario en La Terminal, es tema de misión imposible, volás pata por todos lados y no te los prestan, -quienes tienen en sus locales-  los únicos que encontrás con facilidad son los que están a un costado de la estación de buses que van para Jalapa y Jutiapa, eso sí, atenéte, en mis tiempos de infancia, valía 25 len  la entrada –porque pagás nada gratis y son baños públicos-  y te daban 3 míseros pétalos de papel higiénico que nunca alcanzaba, así que yo siempre me acostumbré a cargar papel higiénico en la bolsa de mi pantaloneta, por aquello de las emergencias, allí no hay piedras, ni tusas, ni monte a dónde ir a meterte.

El olor a creolina  es el que sobresale en toda aquella sección de autobuses, proveniente de los baños públicos, hay un momento en que el sentido del olfato se acostumbra. Pero tenía tantos años de no sentir ese olor que realmente me desconcierta venir a encontrarlo a una agencia bancaria. Me río de mis recuerdos y de mis pensamientos, el joven del quiosco de TACA me voltea a ver raro, pero como soy salida, le digo: ¿no me diga que trap
earon con creolina? El tipo no sabe de lo que estoy hablando, o se hace el loco, que sería lo más normal, ya lleva dos vasos de café y tres zepelines en los escasos minutos que llevo de estar sentada esperando mi turno, así tiene el tamaño del bucul también. (Parecido al mío pero no me gana)
Claro que no es creolina, no con ese nombre pero será algún otro líquido muy similar.

Me sorprende increíblemente la cantidad de personas que llegan a depositar remesas, la mayoría para Banrural. A todas y todos les pregunto de dónde son, siempre me pasa, me entra la curiosidad  por saber de qué lugar son mis paisanos y paisanas, me llena, me nutre. Los de occidente se sienten tan en confianza cuando los trato de vos, cosa muy diferente pasa con los capitalinos, que por alguna extraña razón se sienten superiores a los de pueblo: yo soy de pueblo y soy capitalina, así que conmigo se toparon.
Sin querer vos escuchás la cantidad y a dónde es que va la remesa, y es allí cuando el corazón te da vuelcos, entre la neblina de la nostalgia y el sacrificio que realizan quienes envían el sudor de su trabajo. Y es que ese dinero lleva tanto: lleva lágrimas, desvelos, nostalgia, sueños, añoranza, anhelo, recuerdos, deseos.  Les observo las pintas, sus ropas viejas, y sucias muchos de ellos, acaban de salir del trabajo, en la jornada nocturna-madrugada y se han ido directo a la agencia a depositar lo de la semana a sus familiares, podés notar el desvelo en lo rojo de sus ojos y en sus rostros cansados.

Remesas de $800, $1,200, $500, $200, $80 muchos de ellos para sus mamás, otros para esposas, hermanos, hermanas. La emoción con que mencionan el nombre de sus familiares y el pueblo a dónde va el dinero, los saca  por instantes del destierro y los hace viajar al nido. Y allí estoy yo disfrutándolos, escuchando sus acentos vírgenes, porque eso tiene la gente de occidente, mantienen sus acentos y modismos tal cual, cuando vinieron. Caso contrario con los capitalinos y los de oriente.
Hay tres jutiapanecos   que enviarán remesa también por Banrural a Catocha, Jalpatagua y Moyuta, y los tres realizan la misma pregunta: ¿y si hay algún problema con el depósito en Jutiapa me regresan el dinero pa´tras?  Detesto esa gana de la mayoría, de  querer hablar con modismos y acentos mexicanos, no tengo nada contra México, pero sí detesto y me repugna escuchar a paisanos –nas de éste lado hablando completamente como mexicanos  y les llena de orgullo es lo peor.

Por fin me atienden y me explican el sistema en que trabaja Banrural en USA: también podés abrir cuenta en dólares y quetzales, tus cuentas y tu dinero serán aperturadas en Guate, por lo cual no hay problema que seás una persona sin documentos legales en USA. La forma que vos podés sacar el dinero en USA es  por medio de una tarjeta de débito que funciona internacionalmente. También podés abrir en banco G&T Continental, desde aquí, pero solamente en quetzales. Pagás $70 para gastos de abogado, para hacer legal el trámite. Y cuando vos regresés a Guate podés presentarte a cualquier agencia bancaria de Banrural y retirar tu dinero.

Las remesas  sí podés  realizarlas a varios bancos de Guate. Así que decido abrir una cuenta en dólares en Banrural, ¿qué otra? Y guardar lo justo para comprar mis libros en Amazon, ya que es solamente para eso que la necesito. Me informan que debo esperar 20 minutos para que me entreguen la papelería de la  apertura de la  cuenta,  esos 20 minutos  se convierten en hora  y media.
Sorprendida veo que la cola nunca acaba, que la gente sigue entrando y entrando y entrando a realizar remesas, a Banrural,   es que la cantidad  de dinero que maneja ese banco es increíble. La confianza que le tienen los migrantes. Hay un joven de San Marcos que solamente deposita $40 que es lo que ha logrado ganar en la semana, y pide recargar el saldo de un teléfono Movistar  con $9.00,  el teléfono celular de su esposa.

¿También tienen el servicio para recargar desde aquí los saldos de teléfonos celulares? Muchos de los que llegaron de depositar remesas, también recargaron los saldos a los teléfonos de sus familiares.

Entonces   estoy segura que además de las remesas que son tan importantes para la estabilidad de las familias y del país en sí, en Guate. Lo de recargar tarjetas desde aquí lo veo como una forma inconsciente de crear la dependencia de las familias con los migrantes que están aquí. El muchacho de  TACA también se puso ocupado, mucha gente de occidente llegó a comprar boletos de avión. Y yo pensando que si será allí el lugar en donde llegue a comprar mi boleto de avión el  día en que retorne. ¿No sé cómo será? ¿Si llegará ese día? ¿Si me iré con los pies por delante? No sé, pero me despierta nostalgia y una especie de celos, de envidia, escuchar y ver los rostros de aquellas personas planificando el viaje a Guate.

Sigo observando la cola interminable de migrantes, pienso que en su mayoría indocumentados, y veo sus rostros, sus expresiones faciales, y el tono cambiante de voz cuando nombre el pueblo y la cantidad que envían, tal vez, al igual que yo visualizando su retorno.

Es imposible escuchar sus conversaciones, laborales, de horarios de trabajo, de patrones, de horas extras, de tiempos de comida sin probar bocado. Hablan de los apartamentos y la renta. La mayoría vive en grupo de 12 a 15 personas por apartamento de una habitación. Es la única forma que hay para lograr ahorrar lo más que se pueda y regresar pronto al nido. Pero se pierde privacidad, abunda el cansancio, y aquello se vuelve un apartamento de locos, con tantas personalidades y caracteres compartiendo en las cuatro paredes…  No hay vida social, y las únicas salidas se concentran en los fines de semana cuando van a las lavanderías a lavar la ropa de la semana.

Un hombre de aproximadamente cincuenta años, va a realizar un depósito de $80, que ha ganado en dos semanas que ha pasado parado como “jornalero” en una esquina, esperando quién lo lleve a trabajar por hora, o por día, o por el almuerzo. Alguien en la cola lo conoce y conversa con él, precisamente de eso, el señor es de Totonicapán. Y son esas cosas, esos hechos, esas vidas, esos sacrificios que yo quisiera que entendieran las familias allá en Guate, para que valoraran el dinero que envían sus familiares desde el destierro.

Los migrantes van a depositar esas remesas deseando no ser los próximos en abordar los aviones que llegan con deportados a Guatemala.
Un claro ejemplo es la implementación que está realizando el gobierno con el  programa de Comunidades Seguras, en donde prácticamente ya autorizó a toda la policía del país, para que también trabaje como agente  de emigración.

Es real, las deportaciones masivas y silenciosas se están realizando, todos los días, pero no se habla de ellas, no se comenta, en  ningún medio de comunicación, apadrinado con el capitalismo.

En el Festival de Cine de Chicago se estará presentando el documental realizado por Luis Argueta (productor de El Silencio de Neto)  en donde se habla de la forma tal vil en que fueron detenidas centenares de personas guatemaltecas en Iowa.
http://www.abusedthepostvilleraid.com/ Podés ver un corto de diez minutos aquí. (También lo encontrás en Youtube)

Finalmente me dan la papelería de mi cuenta aperturada y salgo de aquel lugar con olor a creolina y fiel testigo de las remesas y esfuerzos de los migrantes, salgo de aquella agencia bancaria para encontrarme al abrir la puerta, con el frío intenso de Chicago y del destierro.

Ilka Ibonette Oliva Corado.
Marzo 27 de 2011.
Estados Unidos.

3 comentarios

  1. Que bonito lo que acabo de leer. Dios te bendiga!!

  2. Negrita: Que triste es la vida del migrante. Espero que algún día retornés victoriosa de tu odisea. Con aprecio. Chente.

  3. Nadie sabe del gran sacrificio que se tiene que hacer al estar aqui. Sin papeles la vida es mas dificil. Que Dios los bendiga a todos Guatemaltecos y de otros paises.

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