Pretextos, alcurnia y depresión.

Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo, es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene limites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos.

Facundo Cabral.
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Llueve un eterno chipi chipi, finos alfileres de lluvia caen lentamente, la mañana está impregnada de rocío,  la neblina se ha apoderado del paisaje,  bajo los vidrios de las ventanas del carro y la dejo entrar, para que me abrace y  me envuelva en esa manta blanca y fina, me dejo atrapar por la nostalgia. La primavera está comenzando y  mis sentidos comienzan a agudizarse, uno a uno,  inicia la etapa en que ando del tingo al tango,  y es que ya debí de haber pasado o superado la etapa de  rechazo, la de asimilación,  la de aceptación, de comer, calzar, caminar, dormir y vivir en una tierra extranjera. Y ciertamente en parte ya lo asimilé,  mis estados de ánimo ya no  son tan cambiantes.

Pero muy internamente,  mi reloj biológico o diría mi reloj de tripa de tierra,  no ha cambiado de horario, (como hoy que ya inicia horario de verano) entonces se me revuelve el olor del corozo con el de los cerezos en flor, el del incienso con el  de las chinitas y chatías, el lila pálido de las jacarandas y matilisguates, con el de los tulipanes,  y los cerezos blancos, rosados y lilas.

Comienzan a amanecer temprano, el sol avisa de la alborada a las cinco de la mañana, aquí no cantan los gallos, a lo lejos escucho a una manada de patos que camina a la orilla de la calle. Aquí los carros no sacan humo negro, ni los autobuses, los niños caminan hacia sus escuelas,  sin ningún peligro de ser atropellados o secuestrados. Estoy viviendo en un país en donde todo parece ser irreal, todo funciona (para ellos no para nosotros) a cabalidad, cada colonia tiene su parque, estación de policía, de bomberos, escuelas, oficina de correos, centros comerciales,  estación de buses y trenes,  centros deportivos habidos y por haber.

No hay Semana  Santa,  no hay corozo, ni incienso, ni jacarandas, ni matilisguates,  no hay flor de San Andrés, ni flor  de pacaya, ni Viacrucis. Un parco Domingo de Ramos que las comunidades latinoamericanas se resisten a olvidar y buscan algún tipo de flor para conmemorarlo en las iglesias. No hay  pescado seco,  ni tamales de viaje, ni jocotes de febrero en conserva, ni mangos en miel. Tampoco Viernes Santo,  aquí se trabaja igual que en  Navidad.
Estoy viviendo dentro de la nación más poderosa del mundo, la más rica, de mansiones enormes, de grandes jardines que carecen del olor de las flores, aquí no siembran flores, aquí los jardines parecen campos de golf, grama y grama y grama,  una que otra planta en alguna esquina, arbustos por aquí y por allá. No hay cercos, ni barandas. Las casas tienen alarmas, de esas que medio te acercás al patio y sienten el calor humano, y pum… a sonar como si fuera alarma de estación de bomberos.

Vivo en un país en donde abunda el desperdicio: de comida, de dinero,  en donde los niños y jóvenes  (de los anglos porque lo hijos de emigrantes indocumentados son otra historia) no saben valorar un plato de comida, un pantalón y un par de zapatos,  no saben de sacrificios, ni de desvelos, ni de madrugar,  no saben de prepararse un plato de comida, porque tienen quién lo haga por ellos; quién les lave, quién les cocine, quién les limpie sus cuartos y recoja los condones usados  en sus habitaciones. Un país en donde la gente carece de modales, de valores y de humildad. Vivo en un país en donde la gente como una enorme ola, vive  en la moda; de carros, de celulares, de zapatos de electrodomésticos. Ahora mismo  en  unos días,  según el aviso de la ciudad, hay dos días en que la gente puede sacar a las  banquetas todo aquello que no le sirva y la  ciudad envía enormes camiones de basura a recogerlos.

El hecho de que exista una minoria privilegiada no compensa ni excusa, la situación de discriminación en la que vive el resto de sus compañeros.  Simone de Beauvoir. 
Lo cruel del caso es que entre “la basura”  que sacan vos mirás: amueblados de sala, de comedor, camas, televisores, equipos de sonido,  cortinas, ropa, zapatos,  y todo en excelente estado, lo tiran porque “necesitan” estar al día, a la moda,  con lo nuevo que va saliendo,  tal vez dos años tendrán las televisiones y electrodomésticos que tiran a la basura, pero para ellos ya no funcionan simplemente porque  necesitan tener en casa lo más reciente, para poder “apantallar” a las visitas que lleguen. Sí, así funciona la vida de los ricos en este país. Aclaro digo ricos y anglos, porque nosotros los latinos, por muy ricos que queramos aparentar ser, seguimos siendo pelados, y miren que conozco un resto de gente así aquí.  Yo vivo en  un país en donde los patrones desperdician el dinero comprando ropa y enseres que nunca van a usar, y que meses después lo terminan tirando con todo y etiqueta, pero que no son capaces de subirle el sueldo a la empleada doméstica, a quien les cuida y ama sus hijos, al joven que le corta la grama y hace que sus jardines brillen llenos de vida. No,  no hay dinero para aumentarles el sueldo a quienes son los empleados más importantes, porque cuidan su casa, les lavan la ropa, alimentan a sus hijos y encima los aman como si fueran propios. Ya viene Spring Break  y saldrán en familia a disfrutar de las vacaciones,  y en lugar  de darles< span>  vacaciones también a quien les limpia su casa lo que hacen es  dejar una lista enorme de cosas por hacer, como le llaman aquí deep clean , esa limpieza profunda que quieren que les limpiés hasta  los juguetes sexuales que mantienen en una  gaveta cerca de la cama.

Y no te  pagan horas extras, ni vacaciones ni prestaciones de ningún  tipo, te pagan en efectivo para que no quede huella con nombre y apellido de que trabajaste para ellos si en caso te agarra la policía y te deportan,  te ordenan que por nada del mundo mencionés sus nombres si te enfrentás con la migra, porque lo que menos quieren es tener problemas legales por dar trabajo a   una persona indocumentada.
No te dejan estacionar tu carro (si es que llegás en carro a trabajar) dentro de sus recidencias, no, los hacés en la calle, para no arruinar la vista de la enorme mansión con carros de lujo estacionados en los enormes patios asfaltados.

Tampoco te dejan comer de su comida, ni alimentarte en  su comedor. Tengo una amiga guatemalteca que trabaja  desde hace más de una década, limpiado la casa y cuidando los hijos de uno de los hijos del dueño y fundador de un equipo famoso de baloncesto y béisbol que no diré nombres por protegerla a ella no a ellos. Con la cantidad de dinero que tiene esa gente,  mi amiga lleva devengando el mismo salario desde hace más de diez años, y  no le pagan horas extras, ni tiene prestaciones, ni vacaciones.
Aunque aclaro no todos los anglos son así, hay muy buenas personas, pero desgraciadamente son contadas.

Sigo conduciendo y dentro del espejismo de ésta nación la veo, como todos los días, de lunes a domingos, lleva el mismo paso, el mismo trote de cuando yo andaba en los 20´s y me creía atleta. Es una gringa de ochenta años de edad,  sale a correr de las cinco de la mañana hasta las ocho,  tiene el cuerpo tapizado de arrugas, de pies a cabeza, su pelo completamente blanco, ojos azules y una sonrisa fenomenal. Siempre le bocino y ella me saluda,  hasta que un día me detuve cuando la vi con las rodillas escurriendo sangre, venía corriendo por la acera y yo conduciendo mi carro, le pregunté si necesitaba ayuda y  me dijo que no gracias,  que estaba acostumbrada a caerse pero no por eso iba a dejar de trotar,  su respuesta me cacheteó, yo sentí que la cara me agarraba fuego.

Corre desde que tenía 13 años de edad,  y te imaginás hoy en día tiene 80. Verla correr,  me motiva, y a la vez  me da vergüenza que yo con 31 allí ando con quejas, que dolores de rodilla, que se  me inflaman los ligamentos cruzados internos, que dolor de cejas, que dolor de pelo… pretextos, pretextos, pretextos.
Si bien es cierto es que detesto correr, parezco dunda, es una actividad para mí muy aburrida, lo mío es de más acción, adoro  levantar pesas, o bicicleta, nadar, pero correr, no, me  muero de aburrición.  

Pero ella, con 80 años de edad y sigue haciendo lo que le gusta. Me pregunto, ¿si vos y yo hacemos lo que nos gusta? Yo lo he abandonado, lentamente, mi pasión es jugar fútbol, y no practico, soy árbitra pero no lo practico, y estar desde la barrera observando  es otra cosa.  ¿Cuántos pretextos yo he buscado para no estudiar inglés? Mil, sopotocientos,  y es bien cómico, lo entiendo, lo leo, medio lo escribo pero lo hablo en jerigonza.  ¿Y vos cuántos pretextos has buscado  para no hacer lo que te gusta? No sé, te gusta pintar, o dibujar,  nadar, jugar dominó. No sé, quisieras estudiar en la U, pero tenés hijos  y una familia, esa es la razón principal, dedicarles tiempo. Pretextos, es un pretexto.  Que quisieras incribirte al ginmasio pero es que no te alcanza el dinero, pero sí te alcanza para  pagar la mensualidad de un blackberry, pretextos, pretextos, pretextos. En primer lugar para hacer ejercicio no tenés necesariamente que inscribirte en un gimnasio, en casa lo podés hacer, una rutina de 15 minutos  al levantarse   y una del mismo tiempo antes de acostarte, por ejemplo. Pero si te gustan las pesas,  las máquinas de cardio y socializar pues entonces sí inscribite en un gim.. pero  eso no tiene nada que ver con el mero acto de hacer ejercicio. ¿vos sabés cómo entrenaba y competía  Teodoro Palacios Flores? Descalzo,  no tenía dinero para zapatos.

¡Qué querés bajar de peso pero es que es imposible! Nada es imposible, siempre y cuando esté en tus manos realizarlo. En éste caso está en tu boca y tu mente. La mente domida todo, no dejés que te domine, vos tenés que dominarla a ella. Si te lo proponés lo hacés.

¡Pero no digas no puedo ni en broma, porque el inconsciente no tiene sentido del humor, lo tomará en serio, y te lo recordará cada vez que lo intentés! Facundo Cabral.

Y es que nosotros los humanos buscamos el pretexto de: “es que estoy depre” y sí, es normal estar depre, pero no de tiempo completo, los 7 días de la semana ni los 12 meses del año. Lo de depre es un pretexto para no aceptar nuestros errores, nuestros fallos, nuestras debilidades y nuestras equivocaciones, yo he  cometido  un montón de muladas con la excusa de estar depre, hasta que profundicé   buscando la raíz de mis males… di con que mi autoestima no existía,  y cuando vos no te querés, no te aceptás tal cual sos, hacés cada tontera en nombre de la depresión. Pero es un proceso que tenés que vivir. Entonces buscamos pretextos, para no canalizar, nos vamos de compras a gastar lo que no tenemos y a comprar lo que no necesitamos, nos atipujamos de comida que nuestro cuerpo no necesita,  nos vamos con las y los amigos a socializar, pero es falso, no es porque necesitemos socializar, es porque nos da pavor la soledad, encontrarnos en la intimidad de nuestra habitación  y hablar con nosotras –tros mismos, nos da miedo escuchar nuestro Yo interior, escuchar nuestra consciencia.

Pretextos, cuántos de nosotros utilizamos esas excusas para castigarnos, sí, porque no realizar lo que deseamos es una forma de castigarnos, ¿y por qué castigarnos? Por errores pasados, por frustraciones, por engaños, mentiras, ¿por qué nos castigamos? Porqué no enfrentarlos y no buscar escapes fantasmas.
Una vida tenemos,  hay solamente una oportunidad de vivirla, y  me pregunto qué pasaría si enfrentamos nuestros miedos, nuestros fantasmas,  si dominamos nuestra mente  y no que ella nos domine  a nosotros, qué pasaría si  hacemos magia y desaparecemos los pretextos,  y nos encaramos  y desnudamos frente a esa razón que no nos permite avanzar, esa razón que no nos permite salir de ese caparazón y realizar lo que más amamos hacer.  Siempre y cuando tengamos los pies en la tierra que aquello que deseamos esté en nuestras manos realizarlo, de los demás, el Universo de encargará.

En la tranquilidad hay salud, como plenitud, dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad. Facundo Cabral.

Lloramos por no tener el trabajo que deseamos, pero no hacemos nada por obtenerlo, nos deprimimos porque el día amaneció nublado, en lugar de disfrutar el humus blanco que brota de la madre tierra,  estamos de malas porque fulanito o fulanita no nos llamó, o porque estamos enamorados de un amor imposible,  entonces como ese amor no es correspondido nos ahogamos en un vaso de agua,  pero es simple, lo que será, será, lo demás aunque te pongás de cabeza no lo lograrás,  no está en tus manos hacer que la otra persona te quiera, vos no mandás en los sentimientos ajenos, es más ni en los tuyos. Entonces el que no nos quieran como nosotros queremos que nos quieran, es un pretexto seguro para deprimirnos y lanzar todo por la borda. Cuando hay cosas realmente más importantes en la vida,  por ejemplo la salud, cuidar de nuestra salud es vital ¿y cuántos lo hacemos? Pretextos, los humanos somos arrechos para inventar pretextos, tan temerosos estamos de encontrarnos y dialogar con nuestro yo interior.

Tiene 80 años y corre como cuando yo tenía 20, yo tengo 31 y me he escondido  durante años escudada en mis depresiones continuas, ¿Qué pasaría si lanzo mis pretextos a la basura? ¿ y vos tenés pretextos?
Ilka Ibonette Oliva Corado.
Marzo 13 de 2011.
Estados Unidos.

3 comentarios

  1. Comparto lo mismo…

    Mi primer par de zapatos tenis en Guatemala, creo que eran «BRACOS», a mis 13-14 años corria y corria, gane varias carreras. Varios años pasaron, hasta que compre otros.

    Aqui tengo los tenis mas sofisticados y con contador de pasos para el ipod, y ni una vez he salido a correr.

    Que hueva… estoy de depre, además que frio, o que mucho sol, o que mucho calor.

    Me siento mal, voy a ir al Dr. que me resete unas pastillas para uqe me den ganas de vivir.

    Despues de leer esta historia, he recibido una patada en el culo que me volvio a mi realidad.

    Gracias

  2. Ilka
    me encanta leer su columna está ultima me pone a reflexionar sobre como poder lograr hacer lo que nos gusta, para tener acceso a un trabajo que nos gusta hacer y que nos paguen un salario justo, por lo que estamos haciendo, porque si vamos a desarrollarlo bien.
    La vida en nuestro país es dificil por la inseguridad, la inequidad, la corrupción y la desigualdad, la pobreza, pero no solo de dinero si no la pobreza en la mente de las personas de todos los niveles pero especialmente aquellos del nivel medio que solo piensan en aparentar y comprar el mejor celular o la pantalla plana porque eso es la moda, bueno para que le sigo si usted lo debe de saber mejor que yo.
    En este último artículo creo que le falto decir que los guatemaltecos no tenemos cultura de lectura no leemos por muchas razones pero principalmente porque no se fomenta ni en nuestras casas ni en la escuela y creo que eso nos esta haciendo tanto daño porque no leemos no análisamos no proponemos, por lo cual estamos como estamos, con un Estado debil y cada cuatro años nos adormesen los politiqueros de pacotilla con sus promesas de cambio y de salvadores del pais.
    hasta cuando vamos a seguir aguantando los guatemaltecos todo esto, es la pregunta del millón.
    saludos Cordiales y siga escribiendo es algo que me encanta leer.
    le sugiero que pueda escribir sobre la salud de las mujeres, la mortalidad materna, los embarazos en adolescentes, el VIH, y el cancer de cervix y de mama, es alarmante en nuestro pais estas estadisticas es increible que las mujeres se estan muriendo por cosas prevenibles, son las muertes silenciadas y que son responsabilidad de los gobiernos de turno y de las iglesias que no permiten hablar de educación sexual de prevención a los jovenes y mujeres de nuestro pais

  3. Llegó la primavera. Se nota.

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