Day by day.


Cuando mi jefe –un gringo guapetón- me dijo una  vez: “day by day”, no entendí el significado de aquella frase, recuerdo que en mi parco inglés le contesté con lágrimas en los ojos y mi voz entrecortada: “is so dificult!”

He venido a la librería Borders, para cada cambio de estación encuentro  libros en oferta –special– , con la cuestión de los libros en inglés  me  han pasado cosas cómicas.  Recuerdo en una ocasión,  fui a esa misma librería –que queda en un suburbio de esos lujosos en donde vive gente fifí- mientras hacía cola para pagar hojeaba y shuteaba entre la trama, para cuando llegué a caja, una de las receptoras me preguntó emocionada algo así : “Are you a teacher?” sentí una corazonada y le quise contestar con la misma emoción: “sí, soy maestra de Educación Física”,  que no era mentira, porque lo soy, pero preferí contestar con otra verdad, ad hoc a mi realidad: “no, I´m a housekeeper”  la expresión se le transformó en el instante, yo divertida observaba cómo la loza le cambiaba colores, no abrió la boca sino para preguntarme si quería el recibo en la bolsa junto a los libros o en mi mano.  Y sucede muy seguido cuando personas latinoamericanas, nos vamos a “vagar” a lugares que son  visitados o frecuentados mayormente por gringos o europeos.
En otra ocasión,  hace algunos años, recuerdo que en día domingo, después de haber trabajado mi jornada con el fútbol, alguien – una gringa- me llamó por teléfono, para pedirme el favor, de esos encarecidos, de emergencia, que si podía ir a cuidar a su hijo de 9 años y a un amigo  de la misma edad, lo que tenía que  hacer era llevarlos al “Club” deportivo del suburbio en donde vivían, porque tenía que recibir su clase de Tenis.

Mi sorpresa fue que cuando llegué al estacionamiento del mentado club, mi carro era el más rascuache,  la mayoría eran Mercedes Benz para arriba… hasta pena me dio sacudirme el polvo de los tenis, en la alfombra preciosa de la entrada del establecimiento. Aquello para mí era un museo,  inmensamente grande, canchas de tenis al aire libre y techadas, piscinas al aire libre y  bajo techo,  las máquinas para trabajar cardiovascular, los restaurantes, los  bares, es que no tenías que caminar para  cambiar de sección, allí sólo te encaramabas en una faja –como la de los Supersónicos-  y ella caminaba por vos, de un saltito de apeabas donde vos querías.
El área de  los mentados saunas, -seco y  de vapor-  con enormes perchas de toallas blancas esperando por vos, qué tu piso ni pura estaca, salías del sauna, totalmente empapada a  caminar sobre la alfombra color algodón –no del recién cortado, tampoco del que tienen los colchones  que venden en  la Bolívar-  de ese que venden especial para limpiarse la  pintura de la face;  es que yo estaba anonadada observando  las secadoras de cabello, las cremas, peines, cepillos, lociones,  colocadas sobre una especie de vitrina listas para que vos las utilizaras, osea todo era parte de la comodidad de ser  miembro de un club de esa categoría.  “Bah” pensé “Lo que hace el dinero”.
Lo único conocido para mí, fue  el rostro de los  camareros, los meseros, los conserjes, todos eran latinoamericanos. Pero como siempre y en todos lados,  unos humildes y los otros que se creían ellos los dueños del lugar. –Mal propio del latinoamericano-

A lo que voy es que mientras aquellos recibían sus clases de tenis en el primer nivel, yo los observaba desde el segundo piso, en el área del restaurante,  mientras hacía cola para ordenar –porque me dio cheles que llegara un mesero catrín a tomar la orden de una taza de té y una galleta de avena-  recuerdo que una gringa  por allá de los cincuenta años de edad, iba encarrerada y se topó conmigo,  del impacto el libro que yo llevaba bajo el brazo cayó desparramado sobre la alfombra, ella muy amable en el instante lo recogió y  la expresión de su rostro cambió inmediatamente  al leer el título,  recuerdo que me dijo entusiasmada: “Oh my… Margaret Atwood! The Blind Assassin”, después me observó de pies a cabeza,  y sin más premura me la dejó ir, “ no sabía que las niñeras latinas leyeran libros, no es  mi intención ofenderte pero créeme que nunca  había visto a una de ellas leer, hasta hoy, siempre  las veo pegadas al televisor viendo novelas”, yo sentía que la  loza me agarraba fuego, me imagino que con mi mirada la fulminé, pero en mi parco inglés también le contesté: “¡bueno, ahora ya viste una!” Viste, todos los días se aprende algo nuevo” de seguro le gustó  mi contestación porque  en la última hoja del libro me escribió el nombre de otros títulos de Atwood y de otros autores canadienses, me dio un abrazote y me  dijo a modo de despedida algo así: “good for you, keep reading”.

 Lo chistoso es que el libro nunca lo terminé de leer, porque me aburrí, hay muchas palabras que no entiendo, no sé, el inglés es sofisticado, además el relato me hizo bolas, porque va al pasado y en dos guacalazos de agua fría te regresa al presente, y así te la pasás en todos los capítulos. He leído otros de ella, a los que sí les agarré la baranda rápido, muy buena escritora.
Lo curioso con el inglés y la lectura, es que cuando iba a clases de inglés en la jornada nocturna después de salir de trabajar, a dormirme iba al pupitre, -limpiar casas es bien cans
ado-  como no mucho con la televisión, tampoco podía agarrar por allí el lado de la pronunciación y el acento,  lo que si es que en la memoria del radio de mi carro, sólo tiene registradas emisoras en inglés  y  me ha ayudado mucho. Pero el paso grande lo vine a dar cuando decidí meterle zancadilla a ese idioma extranjero  y hacerle caso a mi hermana que me decía todos los días: “Negra leé en ingles”.

Así que eché manos a la obra con la única arma que tenía en mi poder, con la única con la que me sentía cómoda: la lectura. Así es que me dediqué a leer en  inglés, entendiera o no y así poco a poco he ido domando a ese fantasma, pero al hablarlo me hago un queso y lo peor es que no me entendés  ni pura rosca, aquello parece una metralleta… con la rápido que hablo olvidate…
Pues volvamos al  presente, me vine a Borders, después de olfatear el olor a nuevo de las perchas y perchas de libros, me he venido a sentar al sector de la cafetería,  me traje la “computadora portátil”,  ¡noijuelagrán chucha! O como le dicen aquí “laptop”.

Cuando mis jefes me la regalaron para la navidad del año pasado, me dijeron: “es para que comiences a escribir tu libro”, o si regresas a Guatemala, para que la lleves a la universidad, si decides seguir aquí, vete a una librería, a un lugar de esos públicos, y siéntate a escribir, siente eso, vívelo.   No es fácil escribir entre el bullicio, o en compañía de personas,  siento que la labor de  exteriorizar sentimientos con una hoja en blanco, es una actividad de absoluta intimidad: como hacer el amor,  porque te entregás, te desnudás, te desinhibís, tal como lo hacés con quien compartís tus peripecias de alcoba. –Bueno algunas veces no precisamente en la alcoba sino que aburrido va-. Pero hoy será mi primera  vez, veremos cómo me va.
Le prometí  que cuando el alma me dejara escribiría –en la laptop que me regaló-  sobre  aquella conversación, que sostuvimos hace cinco años.
Yo tenía dos años de haber llegado a Estados Unidos, ya había trabajado con dos familias, una coreana: que fue mi primer trabajo, cuidaba a tres niños, los llevaba a la escuela, a las clases de piano, jugaba con ellos en el parque, les enseñé a jugar fútbol –soccer-  y ellos a mí béisbol, yo les enseñé canciones en español y ellos el ABC en inglés,  lo curioso  que  no hablaba ni rosca de  inglés, toda comunicación era escrita, así que cuando llegaba me encontraba con la lista de cosas por hacer con los niños, y el diccionario  inglés-español a un costado. En esa casa aprendí a cocinar coreano, las sopas son mi especialidad, también aprendí algunas palabras en aquel idioma.

El  abuelo trabajó  durante  diez años mientras se fue trayendo a sus hijos a Latinoamérica el traslado duró 8 años,  así que mi jefe –un doctor obstetra- hablaba perfecto el español, pero me dijo  desde el segundo día de trabajo que me estaría haciendo un daño irreparable si se comunicaba conmigo en mi idioma, así que ambos lo haríamos en el extranjero: en inglés. También me dio una regla de madera, para cuando los patojos se portaran mal, un reglazo en cada nalga y los enderezaría. Nunca usé la regla. Un año duró el trabajo porque se cambiaron de estado, pero todavía seguimos en comunicación, les alegra  saber de mi avance con el inglés.

El segundo trabajo lo tuve con una familia filipina, igual… cuidando tres niños: dos niñas y un varoncito, todos menores de cuatro años, aquella casa era un despelote porque todos querían andar a cucuche al mismo tiempo.

Ellos me enseñaron a decir I love you y yo les enseñé a decir te quiero.  Fue un trabajo de meses, allí aprendí  algunas palabras en aquel idioma, a cocinar el delicioso adobo, y algunas ensaladas de por ai.

Lo que no me dejó topar tierra con mi depresión, fue que inmediatamente en el primer domingo soleado  de la primera primavera me fui en busca de un campo de fútbol, allí seguramente encontraría gente chamusqueando y así fue, al final del  juego me acerqué al árbitro y él me contactó con una liga de fútbol, posteriormente  me contacté con la Federación de fútbol -la U.S. SOCCER- para registrarme como árbitra afiliada. Trabajar en lo que hacía en Guate los  fines de semana me hizo el camino menos difícil.

Dos años cumplidos tenía de estar aquí cuando me vi sin trabajo, la familia filipina había decidido que la mamá de los niños ya no trabajaría y se dedicaría a ellos.  Yo tenía encima la deuda económica,  en la que me enjarané para  poder llegar a USA.

Circunstancialmente, salió una entrevista de trabajo para limpiar una casa, en  un suburbio en donde la mayor parte de su población es judía, pronto vinieron los avisos por medio de conocidas: “cuidado con los judíos son pura lata” “no pagan bien a las housekeepers”, “son mala leche”.
Efectivamente la que se convirtió en mi jefa es judía, su esposo es evangélico. La entrevista la realizó con mi hermana es decir; con ella  habló, porque yo no entendía nada de aquel idioma y ya llevaba dos años viviendo aquí, pero mi negación a aceptar  “cosas ajenas” como llamaba yo al idioma, la cultura y todo lo que tuviera que ver con gringolandia, me “estancaron” en muchas cosas; como le llaman algunas conocidas, pero para mí no  fue estancación: fue un proceso que duró cinco años. Pero al fin y al cabo era el tiempo que necesitaba para aceptarme aquí, aceptar mi realidad, fue el tiempo de acoplamiento con el nuevo ambiente en el que me encontraba.
Mi jefa habla palabras en español pero lo entiende perfectamente. Pero  tampoco nunca  lo ha utilizado para hablarme, -salvo entre bromas-  de igual manera al principio  acudimos  al método: del lapicero, el papel y el diccionario y cuando tenía que hablarlo me dijo: “hablá sin pena, sino hacéme señas que yo te trataré de entender”. Carezco de pena y de vergüenza entonces se me facilitó cuando yo realmente decidí  prestar atención.

En  mi horario de almuerzo mientras comía  me llevaba de mi casa libros para leer, así que eso les encantó y pusieron a mi disposición  la biblioteca de la casa,y hasta el día de hoy algunas palabras que no entiendo ellos me las explican con plasticina si es necesario,  hasta que  quede clara mi duda.

Los primeros años en aquel hogar, mientras limpiaba lloraba mares en los días nublados, ese paisaje me regresaba imaginariamente a Guate  y verme encerrada en aquella casa limpiando me bajada de la nube de un trancazo, aprendí a utilizar la aspiradora y saberle todas las mañas para limpiar  sin lastimar las patas de los muebles –finos por supuesto- a utilizar la lavadora de trastos, la lavadora y secadora de ropa,  pero mi depresión aparecía cuando  me tocaba  limpiar los baños, los inodoros, las bañeras,  en ese momento me preguntaba: “¿qué putas estoy haciendo aquí? ¿Para qué putas estudié entonces? ¿No valió la pena tanto esfuerzo para graduarme de maestra?”
Habían tantos reclamos, reproches contra mí misma, a Dios nunca le he reprochado nada, porque las decisiones que he  tomado en mi vida, han sido sólo mías, estoy pagando las consecuencias de ello, nadie ha sido culpable de mi dicha o de mi pena.

Una tarde terminando de colocar los platos secos en  los gabinetes, mi jefe me observó con sus preciosos ojos azules, la profundidad de su mirada me desnudó  por completo, y no pude evitar llorar frente a él, me abrazó fuertemente y me dijo: “ dejá los platos  yo los coloco después”, en mi parco inglés le respondí cuando me preguntó qué  causaba mi penar: “me quiero regresar, me voy a regresar, me estoy muriendo aquí”, después de llorar conmigo por un largo rato, salieron esas palabras que sólo Dios puede colocar en los labios y en el corazón de las personas.
Mi malestar era estar limpiando casas, era mi frustración, no era lo que yo quería para mi vida, yo quería terminar la universidad, yo no quería ni soñaba  y mucho menos me anhelaba viajar a Estados Unidos,  pero ya estaba  allí –aquí-, tenía que echar mano de lo que la vida me daba, y eso era lo que me negaba a aceptar: lo que la vida me ofrecía.

Me dijo que todo era circunstancial, que es parte de un plan Divino que ningún humano por muy religioso que sea sabe entender, que Dios tenía una finalidad, por eso yo estaba aquí,  que tenía que ser humilde y aceptar su voluntad, pero que también me preparara para el regreso porque eventualmente llegaría.
Hablamos de lo difícil que es el proceso de aceptación, de adaptación, hacia un ambiente distinto, un trabajo, una vivienda, un idioma, una cultura… un país.

Pasarían tres años más en los que él, su esposa y sus hijos –mis amores-  me verían llorar siempre en los días nublados y de lluvia,  cuando el vendaval llevara el olor del encino del jardín hasta la cocina y me acariciara y aquella sutileza de la naturaleza me trasportara de un  carambolazo hacia el sitio de mi abuela,  o a los barrancos de mi infancia, recordarlos en aquel entonces me provocaba dolor, la nostalgia me estaba matando lentamente.

Sin embargo me dejaron ser, me dejaban escuchar la música de Mercedes Sosa y se aprendieron las letras, hoy en día las cantan conmigo, aunque no entiendan  muy bien su significado. Durante años me han visto con mi pedazo de papel en la mano, escribiendo mientras limpio,  o tomar la taza de té mientras tomo un descanso en la lavandería, me  han escuchado cantar y me han visto bailar mientras limpio. También hemos compartido penas, alegrías, emociones y desencantos: hemos compartido el día a día.

Ellos –como muy pocos- saben que su empleada más importante es quién limpia su casa,  porque es esa persona -la que al  principio  fue extraña- quien conoce las intimidades del hogar, los estados de ánimo, los gustos alimenticios, las mañas y hasta su ropa interior. Ellos saben que somos personas y no “animales” -como lo piensa la mayoría- saben que sentimos, amamos, lloramos, vivimos, respiramos, que tenemos necesidades  físicas y afect
ivas al igual que ellos.

Con mi jefa –que es una gringa preciosa- siempre decimos que somos dos gotas de agua: sólo que  una nació en un país de Latinoamérica  veintitrés años después y la otra en un país llamado gringolandia, justo en la época del Kuklusclan.  Somos tan parecidas en cuanto a carácter, reacciones, puntos de vista y los pensamientos  en doble sentido que tenemos las mujeres que hemos crecido rodeadas de hombres. Llegamos a intimar tanto nuestra relación empleada-jefa que nos comunicamos por miradas y gestos que nadie más entiende en la casa, conocemos a la perfección nuestros estados de ánimo,  nuestras  miradas, el tono  de voz y el semblante en nuestros rostros.

Antes de llegar a Estados Unidos,  juraba, juraba, juraba que nunca trabajaría de empleada doméstica,   no porque denigrara el trabajo, -porque he hecho generalmente de todo para lograr comer-  sino porque me había costado tanto graduarme. Sin embargo a través de los años, de las experiencias de exilio, las necesidades cambian, los puntos de vista también, vos crecés o madurás –no en todo-  Dios y la vida me han enseñado a no jurar en vano, a no prometer algo que no sabés  si vas a poder cumplir, a no jugar con la vida, ni con los planes suyos.

He aceptado que mi trabajo tiene igual o mucha mayor importancia que la de un catedrático de universidad, la de un carpintero, la de un médico, la de un albañil… con ese trabajo, hemos podido brindar la herramienta de la educación a mis hermanos en Guatemala. – Y sufrir unas cuentas estafadas también no creás-

Ya no me deprime limpiar baños, tampoco significa que me he “acomodado”, “acostumbrado” o que di mi brazo a torcer. No, para nada, es sólo que estoy aprendiendo que  en la vida todo es circunstancial, te puede cambiar todo en cuestión de segundos, estoy aprendiendo a honrar mi trabajo por humilde que sea, porque de allí me alimento, de allí me visto, de allí vivo.

El momento del retorno vendrá, no antes ni después, mientras tanto me estoy preparando y también estoy disfrutando de cada minuto que Dios me está dando de vida en este país, me estoy empapando de experiencias, también de vistas hermosas, del clima, de la seguridad  pública,  del lago que todas las mañanas me saluda con su brisa,  estoy disfrutando del sonido del vendaval que sopla con su fuerza en  otoño. De la sutil caricia de los copos de nieve en invierno, ver poblarse los árboles de  hojas y de aves en la primavera, del verano su bochorno, los días largos y las noches  emponchadas  de estrellas.

En el presente mis fejes disfrutan cuando veo los días nublados y de lluvia, hay algo en mi interior que se alegra y mi rostro se llena de luz, esos días grito emocionada mientras los abrazo: “ like Guatemalan day!”.

Cuando  hace algunos meses mientras lavaba los platos le dije a mi jefa: “I think is the time…” inmediatamente entendió mi mirada y corrió a abrazarme por la espalda algunas lágrimas corrieron rápidamente sobre sus mejillas pecosas  y me dijo: “no, you are mine, si te vas entonces no habrá valido la pena…todo… todo… lo que viviste para llegar aquí”.

Esa acción suya  fue imposible de compararla con la de mi madre, cuando a mis  23 años le dije: “mama me voy para Estados Unidos”  me contestó: “que te vaya bien” se dio la vuelta  y siguió con lo que estaba haciendo. Ese es otro clavo afectivo que estoy tratando de superar con  el day by day.
¿Y a vos qué te hace falta superar?
Ilka Ibonette Oliva Corado.
30 de septiembre de 2010.
Estados Unidos.

16 comentarios

  1. se me olvidaba comentarle, que si el Lic. Sergio Morataya le dice que le gusta es porque de plano que si es buena…buen profesor de literatura en la escuela de Ciencias de la Comunicación de la USAC…buen curso…diferente…con clases que quedarán en la memoria..como aquellas realizadas en el cementerio general…saludos lic!!!

  2. Mis respetos Ilka, la verdad, primera vez que leo uno de sus relatos completos (porque ahorita estoy dis que trabajando), solo había leído algunos fragmentos. Pero hoy no me arrepiento de haber reido, imaginado, llorado y viajado con usted, y hasta haber conocido a esos extranjeros que, por lo visto la han tratado bien y la quieren (cosa que es de darle gracias a Dios). Junto con su relato fueron apareciendo imágenes en mi mente de todo lo que iba diciendo, no todos los escritores tienen ese don. Me declaro su fan e imitadora, porque me inspiró para poner en práctica lo que también he querido hacer «escribir» y superar los miedos y las excusas. Felicidades, siga adelante y recuerde que esta etapa de su vida es solo una gradita para subir a la siguiente. Saludos desde Guate, desde el centro histórico, aqui por el congreso de la Rep, cerca del mercado central pues…!!!!

  3. Ilka me gusta su blog y las historia que escribe, de todos modos nunca las voy a vivir. Pero me gustan mucho, mucho. Pienso en miles de gente que bueno que usted, tenga el don de la expresión y nos abra los ojos las ventanas. La conocí por el tema del CUM y desde entonces de vez en cuando la acompaño a Bordes. Saludos de Guate.

  4. Muy estimada Ilka, desde hace un tiempo me he hecho casi que fan, de lo que escribes, realmente es impresionante todo el sentir humano que nos trasladas, sobre todo de las vivencias que tocan vivir a nuestro hermanos y hermanas guatemaltecos que son constructores de su presente y futuro y que lo contruyen a cosnta de esfuerzo, sacrificio y sentimientos, eres la mejor voz de los que no tienen voz y no tienen el don de transmitir su expereincia por este medio asi que sin mas palabras que Dios te cuide y te siga dando mas y mas palabras y vida que compartir

  5. El otro dia leia en algun sitio por ahi en el que se referian a cierta «bloguera» como; la escritora Ilka Oliva Corado. Bueno pues, me dije, no soy el unico que piensa asi.Y por si las dudas que mas prueba que el actual relato literario que te has disparado, porque si no es literario entonces que es?.
    Los elogios puede parecer en algunas instancias excesivos o como dicen los gringos «over the top». El fin primordial de el arte de escribir es crear uan audiencia que sea receptiva a los sentimientos y emociones que el escritor(a)intenta transmitir atravez de sus letras.En otras palabras crear una atadura, una simbiosis entre ambos, lo que logicamente resulta en que hayan elogios y/o, en algunos casos reproches. Si el escritor(a)falla en esto entonces se pierde la esencia misma del arte.

    Dicho lo anterior no me queda mas que felicitar, por tan buen relato, a la Escritora Ilka Oliva Corado.

  6. Ala te mandaste de nuevo, a DIOS gracias por gente como vos con el DON de la palabra, yo me identifico bastante con vos fijate, al igual q vos, era maestra en Guate, aqui limpio casas, tambien me he encarinado mucho con los primeros q me dieron trabajo y aun los visito, uso la lectura como mi catarsis a modo de no tirar la toalla en este pais, leo mucho en ingles,creo q DIOS no permite las cosas sin un proposito. por algo nos trajo a este pais.
    yo si soy casada, tengo 2 patojos, una esta en la Fuerza Aerea y el otro no logro sus papeles, asi q se fue a vivir y trabajar a Europa,pero aqui sigo yo dandole a la limpiada q si q es dura.
    Gracias por existir y por escribir, haciendo de tu existencia algo valioso para otros.
    algun dia vere el lago Michigan y vos vendras y veras las famosa playas de Malibu.
    mis respetos y carino.
    Carmen Cordon, Palmdale, California.
    oct. 01 del 2010

  7. Ilka. Escribiste » Lo chistoso es que el libro nunca lo terminé de leer, porque me aburrí, hay muchas palabras que no entiendo, no sé, el inglés es sofisticado, además el relato me hizo bolas, porque va al pasado y en dos guacalazos de agua fría te regresa al presente, y así te la pasás en todos los capítulos. He leído otros de ella, a los que sí les agarré la baranda rápido, muy buena escritora.
    Y que piensas de Roberto Bolano que aún en español, te enreda desde el principio.

  8. Jajaja! Me hiciste reir mucho. Escribís bien vos patoja.

    Y para responder tu pregunta final, yo tendría que prenderme un montón de culebras en el pescuezo, es lo único que me impide realizar el viaje de mis sueños: Recorrer las vías férreas de Guatemala a Izabal.

  9. Es impresionante….. tan ilustrativo y sobre todo la enseñanza que me da sobre la ver la vida, el tener sueños y luchar por ellos.
    La admiro mucho, siga adelante, me han rodado las lágrimas como no se imagina.
    Que el Dios de su corazón le siga dando ese coraje y valentía, que todos deberíamos tener.
    Besotes desde su Guate

  10. Day by day, como siempre te la echaste buena, vos tenes el don de expresar de una manera muy especial lo que muchos sentimos y vivimos, me hico recordar los dias que estube por gringolandia como le llamas, y ahora me hace pensar en el dia a dia que se vive aca en Guate, lleno de violencia y una situacion economica muy dificil pero mas llevadera a lado de mis seres queridos. Te quiero mucho mi Isabel Allende chapina. Animo y siempre adelante…

  11. Felicidades un lindo post que nos hace reflexionar sobre quienes somos, donde estamos y hacia donde vamos.
    El trabajo dignifica y nos engrandece.

    Saludos cordiales

  12. Que Nivel Para Escribir, me gusta la forma que describes las cosas, y tus puntos de vista, excelente, me alegra que te sientas mucho mejor, es muy cierto que en la vida todo es circunstancial y te cambia en cuestión de segundos, sigue adelante y que te sigan fluyendo tan bonitos escritos…

    Muchos abrazos para tí desde un rinconcito de tu bella Guatemala..

  13. «Todo llega para quien sabe esperar»….
    el hecho que lo escribas es un gran paso, para muchos que dice «todo esta bien»…..y viven enfermos..
    tnes el privilegio de estar con personas que te quieren, dicen que los iguales se atraen y por algo sera….»Todo trabajo es digno»
    [Animo las cosas no pasan por casualidad y por algo estas ahí»… Q T SIGA fLUYENDO PUE…

  14. no que no!!! verdad que es mas facil, conveniente, productivo y ante todo sano el aceptar las cosas que te pone enfrente el destino que pelear con ellos y necearle a la vida! mija, asi es aqui, alla y aculla, la vida no es facil pero tampoco hay que hacernosla mas dificil solitos.
    segui adelante, con la frente en alto porque el trabajo dignifica.
    go ahead negra, today you will begin a new journey, a journey of happines, a journey of learning, a journey of self acknowledgement,
    a journey that will take far far away if you just only take ir day by day

  15. Que narración, gracias otra vez negrita, me hiciste el día.

    horita lo posteo para la mancha.

  16. culey tenes razon mi negrita..day by day..si supieras lo q acabas de hacer en mi vida con esas tus lineas..que Dios te siga dando y te chorries de sabiduria y bendiciones mamacita..

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