Hoy hace ocho en jueves Santo.

Y es que es algo “complicado” diría (la Seca) una amiga, eso de la primera vez.
Por que no sabés si decir, mucho gusto, es un placer, será un placer, fue un placer… por ejemplo; cuando te presentás con alguien verdad…
¿Vos te recordás de tu primera vez? Sí, todo en la vida tiene su primera vez. Por ejemplo; ¿te recordás de tu primer trabajo?, el tormento de tener que redactar un mentado currículum vitae, y si estás recién graduad@, apenas una hojita tamaño carta, en letra arial número 12. Te hacés un queso, desmenuzando, la dirección de tu domicilio, edad, dientes postizos, amebas, (que desde que llegaron te crearon una panza de pupo mareño que no te baja ni con purgante) tatuajes, liendres y quisieras poner también hasta la primer metida de mano, (si la diste o te la dieron) con tal de que se llene la hoja, pero qué si sólo lográs con toda la info, llegar hasta la mitad. Ni modo, todos los recién graduados pasan por eso.
Quedan en llamarte, cosa que por lo general nunca sucede. Al final no te dan el trabajo porque sos muy joven y la casaca de que no tenés experiencia. El lado contrario de esto es cuando tenés basta experiencia, sos el eje y maneje en tu campo, te discutís un currículum vitae mínimo de cinco hojas, y al final…. Venís quedándote silbando en la loma, por la única y real razón: que pasás de los cuarenta años. La experiencia en este caso, viene valiendo pura estaca.
El primer beso, si fue robado o te lo robaron. ¿Cómo olvidar el primer beso? ¿ O tu primer amor?, esos tórridos romances que vive uno (sólo en su mente de isht@ pubert@) a los 15 años). Te hacés un queso soñando con el/la fulan@ y resulta que él/ella ni en cuenta con vos.
La primera vez que vas al cine. ¿Te recordás vos? Peor si es de ir con amiguit@s de es@s con l@s que te sudan las manos al verl@s. Mi primera vez fue a los 17, justamente para el estreno de Titanic. Nos hemos ido en manada, día miércoles por la tarde, todo el salón de la sección “B” de quinto magisterio de Educ. Física. Canelitas finas. Abarrotamos una de las salas de los Capitol. No hubo quien se resistiera al caos, la tragedia y al amor vivido entre Rose y Jack, todos queríamos estar dentro de ese carro, envueltos en la bruma del sudor y las correntadas de pasión, que atacan al realizar algo prohibido. Todas queríamos que nos dibujaran desnudas, los patojos dijeron que encantados, pero que bajáramos de peso primero, porque entonces un pliego de cartulina no sería suficiente para la panza. Ingratos.
Todos lloramos la muerte de esos cientos y el grito sordo (porque casi estaba muda) de Rose al comprobar que Jack ya era un cubo de hielo humano. Cinco veces regresamos a verla, miércoles tras miércoles, y las cinco veces lloramos.
Pero hoy hablaré de una experiencia, rara, extraordinaria y sobre todo de aprendizaje.
Algunas personas suelen escribirme y me preguntan: ¿por qué escribo?, y es algo un tanto difícil de explicar, porque las letras son sentimientos, emociones,  lágrimas, desahogo, dolores, amores, ilusiones, experiencias, y sobre todo son una canalización y una exteriorización de los gritos sosegados que salen del corazón, en mi caso de: emigrante.
Cuando me siento a escribir, nunca imagino quiénes lo leerán, y si les gustará o no, cosa que no me interesa, porque nadie me paga por escribir, no soy tipo periodista; de escribir por encargo.
Pero ha ocurrido algo extraordinario, desde que me dio por lanzar vía Internet ese murmullo de emociones que habitan en mi interior. Me ha permitido estrechar lazos con herman@s guatemaltec@s que habitan dentro y fuera de las fronteras de la tierra del quetzal, de la flor del chipilín y del rojizo enamorador del frijol camagua.
Hay muchas con las que hemos descubierto que tenemos cosas en común; por ejemplo Gladys “ Mi Chula” Bala, una Trabajadora Social, que me descubrió por “causalidad” en Internet, egresada del Alma Mater, y aplica lo de “ Id y Enseñad a Todos”, sólo le digo que no lo haga cuando vaya al “ Puerto”. Resulta que escala los volcanes de Guate., es una actividad que llevo apuntada en mi libreta desde que tengo consciencia y que es de las cosas que me faltan por hacer, aunque ya me quité el cero, ya me emborraché de nostalgia al recibir el amanecer desde la cúspide del San Pedro y ya rodé, subí, corrí, me caí y lesioné, en el cráter del Volcán de Agua.
Escribir me ha regalado bonitas sorpresas, como ésta del año pasado, cuando fue asaltada la bandeja de entrada de mi correo electrónico por un mensaje de  Miguel Ángel Albizures. Leo sus artículos desde hace años en elPeriódico, casi me desmayo al leer sus letras, y sentí ese cariño que expresó muy atinadamente en ese correo, resulta que él también me leía, pero el ingrato hasta ese momento se atrevió a escribirme, ¡en hora buena! Me dio por llorar, con lo que admiro su labor humanitaria, su entrega, su lucha por los pueblos sin voz, que en Guatemala mayormente son los de occidente. Es un ser del que me nutro, como guatemalteca, como ser humano y como mujer. ¡Gracias vos por expandir la escuela!
Quisiera hablar de muchas personas que se han vuelto amigas, de nostalgia, de penas, de dolores, por medio de mis escritos, entre ellas Dayana Mansilla, que me lee desde que publiqué el primero: la avenida Bolívar se está petateando. Me escribió un encantador correo, resulta que desde entonces, imprime mis escritos y se los lleva a sus papás para que los lean, fue la primer seguidora de mi blog, tiene la esperanza de que ésta aventura se convierta en un libro, y si llega a pasar, quiero que ella esté en primera fila, para abrazarla y decirle ¡gracias por siempre estar allí, para mí! Y si el libro brilla por su ausencia igual nos abrazamos ¡chish la droga!
Un Lic. Que igual me encontró en las cercanías del Internet, allí calladita, y se acercó a mí, con pasos queditos, para no distraer mi inspiración, y mucho antes de que “El Seco” me aventara sin paracaídas a: la Guatemala de Ilka Oliva…
Jorge Montes, siempre en las tardes nubladas ve hacia el horizonte desde su oficina ubicada, en la zona 1 (allá en el Centro Histórico) en busca de mi sonrisa, y desde esa ventana me envía en un murmullo del viento; una frase que me acompaña todas las noches: mi niña, cuide de su cuerpo que yo cuidaré su alma.
Esas personas que me ha regalado la tecnología y a quienes mis escritos han permitido conocer mi alma y la intimidad de mis sentimientos, se han convertido en valioso apoyo moral, para esta desterrada que de regre
sar al nido tiene, entonces allí me desquitaré, en especial de un rufián, un bigotón: tipo brocha. Que comparte mis escritos con sus alumnos en los salones de la USAC ¡de mis amores!
Tanto que me anda cucando, espanta el sueño a mi correo electrónico, cuando a media noche envía esos correos tan, tan, tan, no sé: “especiales a su pretty woman”, vamos a ver si es cierto de que cuando me tenga cerca me robará el beso, eso sí, que si no me lo da bien, se lo devuelvo, ¡para que aprenda y no ande ofreciendo babosadas!, y si la entrega es efectiva y tiene buena recepción también se lo devuelvo, para no quedarme con la miel de sus labios. No crea que porque sea mi debilidad: su pelo cano y las arrugas que el embrujo de los años hayan pintado en su rostro, dejaré que me ahoguen en el mar de su encanto. Prefiero verlo de lejitos sentado bajo la sombra de algún matasano allá en la árida: ¡Cuna del Sol!
¿Estaba en que contaría de mi primera vez verdad? Es que ya me hice bolas con tanta cantineadera.
Y las sorpresas que te da la vida, son tantas y tan magnas que es hermoso el diario vivir.
Hoy en la mañana por ejemplo, recibí una llamada en mi teléfono celular, eran las 9:14. Mi jefa es una gringa todo corazón, pero tiene su talón de Aquiles, y son las llamadas telefónicas, todo está bien mientras no te suene el celular. Pero éste vibró, que al final de cuentas es el mismo chunche. Me ha visto con sus ojos verdes, como diciendo: ¿va contestá o lo apagás?, contesté con la casaca que iría a recoger los botes de la basura que ya había vaciado el camión.
Para mi sorpresa, es Elizabeth  ( my sista) desde el otro lado del charco, vive en las cercanías de la Torre Eiffel, también por coincidencia recibió de algún contacto, la historia de una niña que vendía helados, desde ese entonces estamos en comunicación. Recuerdo que pensó (como le sucede a la mayoría) que quien escribía era una mujer pasada de los cuarenta. Para su sorpresa resulté ser una ishta (como ella me dice).
En Chicago es un día nublado, empapado con una lluvia perenne y una brisa sutil que esparce la miel de los cerezos en flor. Tenemos 8 horas de diferencia. Mi jefa me observa desde su ventana, yo voy con paso lento a recoger los botes de basura a la parte de enfrente de la casa, para dar tiempo a medio saludar a Elizabeth, me llama cabal para saludarme , es la segunda vez que hablamos por teléfono en los meses que llevamos de conocernos.
Después que escuché su voz esa primera vez  le envié un correo con éstas palabras que hoy hago públicas:
que rico fue hablar con vos, y te repito tu voz es un torrente de vida, de experiencias, con lealtad, complicidad, honestidad y fuerza. Eso percibo al escucharte, y es que es el reflejo de tu corazón.

Volviendo a la llamada: me avisa que rapidito su hija mayor Betzaeli quiere saludarme; escucho la voz de la niña que se derrite hablándome, me dice que se enamoró de la niña heladera, y que desde esa lectura semana tras semana espera con ansias que llegue el día domingo, para leerme nuevamente, dice también que es mi fan más joven probablemente, que moría por conocerme la voz ya que sabía perfectamente el estado de mi alma. Me ha pegado una chiveada la güira con eso último que dijo; le pregunto su edad y me asusta: tiene quince, que cumplirá 16 el día lunes. Me sorprende porque a esa edad por lo general uno no lee, al contrario anda fantaseando con algún amor platónico y afligido con las espinillas en el rostro.

Así es que he decidido desde ésta habitación, confabular con el viento de esta noche sin estrellas para que el día de tu cumpleaños se cuelen bajo la rendija de tu ventana las mañanitas guatemaltecas que hoy te canto: van llegando los cenzontles y las flores a tu hogar, a desear feliz cumpleaños y que cumplas muchos más…
La llamada termina cinco minutos después y yo entro a la casa de mi jefa con lágrimas en los ojos, ella piensa que es por el clima, pero no sabe que esa niña me acaba de hacer el día.
Otro ejemplo es Jorge “zacatón” González que también me lee gracias a un “Seco”. Después de uno de mis últimos escritos en el que lloro en letras la despedida de una amiga; me llama a buena mañana, yo apenas levantándome de la cama estaba y aún con el choreque hinchado, porque no sé si a vos se te hincha mientras dormís pero a mí sí. Contesté algo así como que: …uta… ma… Quién llama a buena mañana. Era él tan lindo, preocupado por mi bienestar emocional.
Pues para concluir comenzaré por el inicio: es la primera vez que me reúno con alguien que me lee y que no conozco personalmente.
Hace unos meses me escribió un mensaje en el jetabook que decía más o menos así: hola soy Claudia (¡yupi se llama como mi hermana!) te conozco gracias a mi hermano, me gusta como escribes… Se hizo seguidora de mi blog y desde entonces me trata de vos, (aunque es fifí) ha reído y llorado con mis escritos, la canción Chiquitita de ABBA nos transporta a ambas a nuestra niñez, a ella porque su mamá se la cantaba y a mí, porque fue la primera canalización emocional que conocí y que me permitió a través de su letra, llorar los dolores acumulados en mis pocos años de vida.
Vive en Costa Rica, con su esposo y dos hijos. Es mi fiel lectora y también comparte mis escritos en su página del jetabook, siempre me pide que escriba una especie de biografía en mi blog, le digo que qué más biografía que mis escritos. Resulta que para Semana Santa su esposo vendría de viaje, a recibir un tormentoso curso de no sé qué cachivache laboral. Tuve que mover literalmente, cielo, mar y tierra para que nos pudiéramos ver. ¡Bendito Dios! Se dio el encuentro.
Un Jueves Santo caluroso, el eco nostálgico de las chicharras guatemaltecas, acompañó la jornada de ambos, un bochorno de verano nos recordó que aunque en gringolandia sea un día común y corriente en nuestra tierra también se celebraba la belleza de: las jacarandas en flor, las alfombras de ensueño, el abrazo seductor de las buganvilias y el explosivo saludo del corozo.
Quedo de ir al hotel en donde está hospedado, las ansias de ver a alguien por primera vez, sabiendo que esa persona conoce tus miedos, tus sentimientos, porque los ha palpado a través de lo que escribís, y vos no conocés ni rosca de él, es una sensación extraña, estoy luchando frente al espejo, no sé si deba maquillarme, hacerme un peinado bomba, utilizar vestido, (el clima lo amerita) pero decido ir tal cual soy, total ahora conocerá la parte menos importante: la tapicería de mi ser. Así es que me pongo pantalón de lona, y enciendo a las carreras el mentado GPS, voy en busca de su hotel.
Lo llamo de la recepción del hotel, apenas le doy tiempo para ir al baño, me dice que acaba de regresar de su chunche ese curso que estaba recibiendo. Me atrapa esa extraña sensación cuando lo veo bajar, en un pantalón negro y camisa que saber si era gris o tirándole a un otro color de esos raros, con cámara y videocámara en una mano, y en la otra un bolsa de recuerditos guatemaltecos que compró Claudia cuando fueron para
Navidad a Guate.
Nos damos un abrazo y nos dirigimos a un restaurante cercano, durante la cena (a las carreras el factor tiempo nos apremiaba a los dos) compartimos de todo, la que más hablaba era yo, para variar, el pobre Samuel no entendía ni pura estaca de lo rápido que yo hablaba (lo siento Samuel ya es error de fábrica).
Me encontré que Samuel Funes, es un ser extraordinario, humilde y honesto (el palo se conoce por la cáscara dice mi abuela) lo pude palpar en el tiempo que compartimos. Resultó ser un Ingeniero Industrial, egresado nada y más y nada menos, de: tanananán: ¡esa misma, la universidad de mis amores!
Me hizo entrega oficial de los recuerditos, nos tomamos la foto del recuerdo (yo por cleta olvidé mi cámara) y ha grabado un video en el que le envío saludos a la fifí de Claudia, la pobre de seguro tuvo que ponerlo en cámara lenta, para entender las urgencias de mi voz.
Ya de regreso en el hotel y después de unos cuantos sustos en la autopista, le hice entrega oficial de los recuerditos de Chicago (Made In china) para que se los hiciera llegar a su esposa, una tarjeta con un garabato de letra de carta que el fulano dejó en el hotel de seguro, porque nunca llegó a manos de Claudia. Le he estampado un abrazo, para que le durara mientras aterrizaba en la tierra de la Pura Vida y se lo entregara enterito a su esposa.
Ya de regreso en mi casa, y después de haberlo llamado para confirmar que había llegado sana y salva a mi hogar, leí la tarjeta que escribió “ La Fifí” me dio por llorar, el sólo verla, tan especial, la decoración, su letra, el tiempo tomado para colorearla, sus palabras tan llenas del amor de Dios. Di gracias al Creador por ella.
Esos regalos de la vida son sorpresas que engalanan la existencia.
Ilka Oliva Corado.
Jueves 8 de abril de 2010.
Estados Unidos.

5 comentarios

  1. Ilka chula, qué emoción conocer a alguien así. Espero que sigas escribiendo por mucho tiempo. De repente te doy una sorpresa. Un beso chapín. Chente

  2. Morena de La Cuna del Sol,tienes alma de escritora,de poeta celestial,terrenal, universal bendicion.Hoy mas que nunca en este mundo y con esta economia globalizada la edad sobre todo es un factor economico asociado con alto rendimiento, productividad,es explotacion indiscriminada y es discriminacion.

    Gracias, te cuidas y hasta la proxima.
    Stamford Ct.

  3. Me dió mucha Alegria, el desenlace de tu escrito,….desde que leí por primera vez, también soy tu seguidor y admirador, deseo algún día conocerte en persona, mínimo un autografo jeje..

    Saludos desde Guatelinda..

    Chejo

  4. Ke ondas mi negraaa..un abrazote fuerte desde mi guatelinda…

  5. Como es de chico el mundo va?

    Mi hermana, mi cuñado, el Gordo González, ahora Carolina Escobar Sarti, viste, el mundo es casi del tamaño de Ciudá Peronia…

    Me gusta más cuando me decís Aldo que Seco, pierdo fama….

    jajajaaaaaa!! plop!

    Abrazos, próximamente me gustaría a mi ir a saludarte en vivo, de repente y llegamos con Jorge!

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