Hablando revuelto.

Hace algunos días me preguntó un amigo: ¿cuándo vas a escribir? Le contesté que no sabía, que por lo general en noviembre y diciembre no escribo, porque no puedo, no me brota, sale, escapa, ni una espiada de inspiración, y sin ese condimento me es imposible expresar. Lamentablemente no soy tipo periodista de los que escriben un artículo en media hora y sin tanto alboroto. No, no, no, lo mío es diferente, escribo porque ya me es imposible llorar, y la única forma de deshacer el nudo ese que se atora en la garganta es por medio de las letras. He encontrado en esa herramienta la mejor forma de expresión, soy un ser vulnerable mucho más de lo que me gustaría, mi relación con la naturaleza es de carácter íntimo, y para mi dolor vivo en el medio de la urbe, la única forma que tengo de convivir con ella es escapándome a las reservas forestales; porque aparte me encanta estar sola, y si busco un parque el bullicio de las personas me distrae y no me deja disfrutar de esa interacción.
Otra amiga que es escritora cada vez que lee algo mío me regaña, me dice que ya se cansó de leerme nostálgica, imprecisa, inconforme, me aconseja que me consiga un amante para que la inspiración fluya de manera distinta: ¿ese poder tiene un amante? Le pregunto. ¡Sí, patoja necesitás un amante que te reviva la carne y el deseo! ¿Qué me reviva la carne? Pero si me exfolio todos los días, bueno o por lo menos cada dos… No, no, no, no hablo de esa mascarilla de limón, miel y avena; con la que te bañás, conseguirte a alguien que te caliente la cama. ¿Y si en lugar de meterme a camisa de once varas mejor me consigo un quitapenas de cuatro baterías? Bueno, es productivo pero solamente como solución inmediata, conseguirte uno de carne y hueso por lo menos a mediano plazo. No importa si es casado, viudo o soltero, porque no lo querés para llevar… Si después resulto como Fermina Daza (de, el Amor en los Tiempos del Cólera) cuando regresó de su luna de miel y le preguntaron: ¿qué tal Europa? Y ella contestó: es más la bulla. Así te diré yo a vos. No mujer porque mínimo que haga bien su trabajo. ¿Un amante que haga bien su trabajo? Me imagino retozando en esas piruetas de alcoba. ¿Y si después resulta que siempre no me ha cambiado la inspiración, o caso peor que se me escapó con el amante? Entonces te buscás otro, que de seguro te la lleva de regreso. Le quedé de confirmar lo del amante y me imagino que al leerme nuevamente se percatará de que no he conseguido ni siquiera el quitapenas…
Aún estoy craneando lo del amante, con eso que después resulta que los solteros son casados, y te enterás porque la esposa llega a tocarte la puerta de tu casa, para exigirte que le exijás a tu amante es decir; a su esposo para que le de dinero para la leche. No, no, no, prefiero quedarme pura (ajá) para la eternidad.

Hoy me llamó por teléfono un amigo y me preguntó si estoy bien, porque siempre contesto el celular tipo metralleta, (con eso de que hablo muy rápido) porque en ésta ocasión mi voz se escucha calmada, le digo que estoy bien que es solamente un poco de cansancio, me pide de favor que no se me ocurra escribir, porque conoce muy bien esos mis cansancios. No le hice caso y aquí estoy, tratando nuevamente de exponer, matizar, esos sentimientos que afloran en una época como ésta.

Las emisoras radiales ya comenzaron su programación navideña, mirás por todos lados los rótulos con sus famosas frases, ¡feliz día de Acción de Gracias!, ¡feliz navidad!, ¡felices fiestas! Las fuentes que en verano rebalsaban con agua ahora están secas, adornadas con muñecos de nieve, los renos, Santa, luces de multicolores, pizarrines. La forma de los copos de nieve enormes cuelga en papel celeste como parte de la decoración en los centros comerciales. Música navideña es la que te recibe en la entrada y un Santa pidiendo dinero para alguna caridad. Los quioscos que nunca faltan donde los niños se toman las fotos con él. Las tarjetas ya comenzaron a llegar vía correo electrónico y en correo normal, ¿pero por qué la gente gasta su dinero en tarjetas, en regalos? Los mensajes de texto con el ¡Happy Thanksgiving Day!
Y por allí quiero empezar, por el día de Acción de Gracias, o de dar gracias no sé cuál sea la traducción correcta. ¿Cómo pasan las fiestas de fin de año los indocumentados? ¿Te imaginás?
Son temas recurrentes en mis escritos: migración, nostalgia, indocumentados y exilio. Porque es lo que respiro diariamente, me encuentro muy lejos de Macy´s, El Downtown, La Avenida Michigan y Lake Forest, no soy muy amiga de los lujos e irrealidades que te venden los comerciales, la pompa con la que pintan la fachada de la ciudad, al contrario me agobia la realidad de los más vulnerables, los ignorados, maltratados y encima discriminados: migrantes indocumentados.
Para la gente que labora en jardinería ésta es su última semana de trabajo, de allí volverán hasta en primavera, pasarán cinco meses sin trabajar, debido al invierno, los que tienen suerte serán llamados tipo dos de la mañana (hora en que regularmente neva continuamente) para que vayan a limpiar nieve, pero solamente son un 10% de los desempleados jardineros ¿y el resto qué hace?¿Cómo mantienen a sus familias durante ese tiempo?, sin embargo; se sientan a la mesa el último jueves del mes de noviembre para agradecer el trabajo realizado y piden para que la siguiente primavera comience lo más pronto posible. Lo mismo sucede con la gente que trabaja en construcción, la tercera parte de los albañiles es la que se queda trabajando en el invierno, el resto a descansar a su casa, particularmente son latinoamericanos los que se mandan a descansar, la mano de obra europea (en su mayoría rusos y polacos) son quienes se quedan trabajando. La razón: porque para ésta época es cuando se inician las construcciones, se hacen los cimientos, y se trata de armar lo que será el sótano y el primer nivel, y para eso no quieren latinos, ellos son utilizados para el trabajo pesado, el del obrero, de cargar el cemento, ayudar con las palas a sacar nieve, cargar vigas de madera. Porque el latino es considerado animal de carga. Y ese trabajo comienza en la primavera.
Se avisa que probablemente nevará para la noche del día de Acción de Gracias, me atrevo a decir que esa celebración es más grande que la navidad, ya que no importa la religión, en cambio la navidad no la celebran los judíos por ejemplo y por estos lares hay muchos. Las únicas que generalmente no celebran el día de Acción de Gracias son las empleadas latinoamericanas indocumentadas que en su mayoría son las que trabajan de; si querés adornar la palabra: housekeeper que en otras sería: mantenimiento, cholera, sirvienta… ellas por lo regular tienen que atender y asear la casa del patrón para ese día, ya que es la competencia de ver quién realiza la cena más grande y lujosa de la familia. Según las leyes del trabajador, se debe de dar feriado porque es oficial, y si trabajás te lo deben de pagar doble, pero aquí no te dan el feriado ni te lo pagan doble, así que o trabajás o de patitas a la calle… me ha tocado ver enormes costaladas de comida que están tiradas en las banquetas el día viernes por la mañana esperando que pase el basurero a recogerlas, pero en su ingratitud de buen patrón, no dejan que la empleada toque ni un solo plato de las sobras, prefieren tirarla a dársela. Muchas empleadas llegan a su casa pasada la media noche, encuentran un plato de comida con una notita del esposo y los hijos: feliz día de Acción de Gracias. El día Viernes Negro, como le llaman, es de puras ofertas en todas las tiendas habidas y por haber, todo baja a un precio de locura, las puertas se abren desde las cuatro de la mañana
hasta la media noche, agarrá lo que podás y tratá de que no te lo quiten en lo que hacés cola para pagar. A la indocumentada le toca ir a trabajar ese día también así que se perderá las ofertas por si pensaba enviar alguito a sus hijos en su país de origen.
Es común ver caras largas y rostros desencajados en los migrantes para éstas fechas, y allí no importa tu nacionalidad, ni color, ni credo, porque el sólo hecho de sentir llegar diciembre en un país extraño te llena de nostalgia. Los rusos ya comienzan a utilizar esos sus sombreros preciosos, le preguntaba a una amiga nacida en Moscú, me dice que aunque el invierno de Chicago es más tibio que el de Moscú utilizar el sombrero le recuerda el invierno en su tierra y la hace sentirse cerca.
La navidad viene encaminándose, a su paso, poblando todo de recuerdos, de magia, de aromas propios de la que se vive en Guate: musgo, nacimientos, palmas, pinabetes, ponche, sonrisas, deseos, bendiciones, abrazos y abrazos y abrazos. ¿Abrazos?, yo quiero uno de esos que se dan con el corazón, que nacen del alma, de los tibios como el agua de la cueva de Andá Mirá, de los puros como el aire de Totonicapán, de los que brotan como agua de nacimiento en Tactic, y de los leales que solamente puede dar el ángel que Dios me ha regalado en forma de brisa nocturna que viene desde el sur.
Todos tenemos recuerdos de nuestra infancia, adolescencia, si querés hasta de tu juventud (todo depende a qué edad emigraste) en tu país las navidades son distintas: comiendo tamales, quemando cohetes, encendiendo estrellitas, el pino en el piso y las campanas de la iglesia, vas de casa en casa dando abrazos y diciendo: que dice mi mamá que aquí le manda éstos tamales. Y allí vas de regreso a tu casa con otro plato lleno de tamales: que dice doña Concha que te manda éstos tamales y éste pichel de ponche. Que bailás con el abuelo, bueno ese es recuerdo personal, la última navidad que pasé en Guate, (sin saber que así sería) como buenos de oriente ( mi papá de Zapaca y mi mamá de Jutiapa) la música de los Tigres del Norte era la que ronroneaba en la rocola de la casa de mi tía, saqué a bailar a mi abuelo; con su camisa a cuadros, botas, sombrero y su corvo empaquetado entre el cincho le caía a un costado de la pierna: casualmente la canción que inició nunca la olvidaré, primero porque me identifico mucho con su letra y segundo porque la bailé con mi abuelo; La Temporada es Buena. Recuerdo que me dio por llorar mientras el me decía al oído; que nunca se te olvide que la escuela de la vida es más importante que la universidad. ¡Cuánta razón tiene mi abuelo! Un campesino sembrador de milpa y frijol.
Aquí el indocumentado no puede ir de casa en casa repartiendo abrazos, porque las distancias son largas y no tienen licencia para manejar, y los policías están como perros hambrientos esperando ver a un conductor con cara de latino para detenerlo, sin importar que éste no haya cometido ninguna infracción. Segundo que aunque es feriado oficial, no te lo dan, y si faltás no te pagan y como tenés familia que mantener, te sacrificás y vas a tu trabajo y si tenés el tercer turno perdiste porque llegás a tu casa hasta el siguiente día. Aquí no se queman cohetes, ni cachiflines, aquí el radio de tu apartamento se apaga a las doce de la noche o la policía te hace que lo apagués, el volumen medidito antes de que los vecinos se quejen y de nueva cuenta llegue la policía y casi que se lleve “detenido” tu radio.
Los abrazos, ¿a quién abrazás? Si vivís sol@, si los amigos que tienen documentos viajan a sus países de origen, si tus amigos indocumentados tampoco manejan, entonces te abrazás vos solit@. Tamales ¿de dónde tamales?, si no hay quien pueda hacerlos, y si los hacés es con la masa condimentada que traen de México la única que podés encontrar y como no es lo mismo magnesia que gimnasia los tamales no salen igual, te conformás con tener un plato de frijoles enlatados y un paquete de tortillas caladas de las únicas que venden en las tiendas. Navidad ¿cuál navidad? Si no está tu familia, a quienes amás, no hay celebración que tenga el espíritu, no hay estrella que alumbre, ni niño que nazca, si no están los tuyos con vos, no hay tu feliz navidad próspero año y felicidad; aunque la canción te la venga a cantar el mismo José Feliciano. Si la navidad la vivís en gringolandia y encima indocumentad@, aunque sea una noche blanca, barnizada de nieve y las chimeneas de las casas humeen, la magia desaparece, y te percatás de que el calor de hogar solamente ha quedado en tus recuerdos. Es en ese instante en que te das cuenta que la navidad de los pobres, se vive aquí y no allá, como te lo hacen creer.
Diciembre está en el umbral, y con el llegan los recuerdos, que humildemente son un suspiro del alma, un sosegado desahogo del corazón, un remanso de nostalgia, un te quiero de los que te aman, y en cada copo de nieve te llega envuelto un saludo desde tu tierra; que se derrite en tu cuerpo, en tus manos, en tu cabello, con la finalidad de cobijarte y empaparte de su amor; para que la época ( a pesar de los pesares) no te sepa a Christmas sino a Navidad.

Ilka Oliva Corado.
Martes, 24 de noviembre de 2009.
Estados Unidos.

3 comentarios

  1. Estimada Ilka: Creo que la nostalgia por la tierra que nos vio nacer y nos brindó nuestras primeras experiencias es una llama que no apaga. Te deseo lo mejor para estas fiestas; con o sin amante de cualquier clase, los que te leemos te queremos. Desde Guate país de la eterna balacera. Chente.

  2. Que buenas letras Ilka y eso que dices que no estás tan inspirada…no le había entendido a eso de «un quitapenas de cuatro baterías» jejeje..

    Te deseo muchos exitos y bendiciones, y aunque estes lejos de tus seres queridos tenlo por seguro que te tienen en su corazón…saludos y abrazos.

  3. hay mi amiga, si supieras que esta mi navidad yo la pasarare encamada porque ya seras tia primero Dios jejeje..pero desde aca elevare una oracion pa esa amiga que vive en chicago y a quien aprecio musho..aparte pa que te regalen tu consolador, tu amante el que nunk engaña y que podes usar y dejar cuando querras jejeje,,,abrazos…

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